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Uno de los quesos más famosos del mundo se encuentra en España: es el queso manchego, uno de los más valorados por su Denominación de Origen. Por su cremosidad en la textura y facilidad de encontrarlo, millones de personas en todo el planeta son consumidores de este producto.
Debido al éxito que tiene, no es de extrañar que haya marcas que fabriquen quesos haciéndose pasar por manchego, de manera que llegan a confundir al público cuando va a comprarlo a los supermercados o en los propios restaurantes, según alertan los expertos.
Un problema "eterno"
Precisamente, el presidente de la Denominación de Origen del queso manchego, Antonio Martínez, advierte en una artículo publicado en el periódico El Español, que se trata de "un problema eterno". Martínez habla de que este problema lleva arrastrándose durante casi 40 años, exactamente desde que en 1982 se creó esta Denominación de Origen.
De ahí que establezca una serie de trucos para poder identificar los que son verdaderos quesos manchegos y los que no. Lo primero hay que saber con respecto a esto es que: no tiene el mismo sabor que el auténtico y además, los originales llevan unos sellos identificativos muy característicos.
¿Cuál es manchego?
El queso manchego original lo lleva identificado en la etiqueta. Por eso, si vas al supermercado y no encuentras esta famosa etiqueta por ningún lado, estás ante un fraude. Además, como dato curioso, si es auténtico, la contraetiqueta irá marcada en su esquina superior derecha con una numeración exclusiva.
Para salir de dudas, el manchego es un queso de pasta prensada, elaborado con leche de oveja de la raza manchega, con una maduración mínima de 30 días para quesos elaborados con leche pasteurizada con peso igual o inferior a 1,5 y de 60 días para el resto de los formatos.
La corteza de este queso es dura, libre de parásitos y de color amarillo pálido o verdoso que queda así durante la maduración. Además, presenta las estampas de los moldes característicos en la superficie lateral de la quesera.