María Martínez Denia
Sociedad
El frío estimula el apetito en el cerebro: esta es la razón científica
Los mamíferos queman más energía para mantener una temperatura corporal normal cuando sienten frío
Neurocientíficos del Scripps Research (Estados Unidos) identifican los circuitos cerebrales que provocan que los mamíferos deseen comer más cuando se exponen a bajas temperaturas. Desde hace años se conoce que los mamíferos queman automáticamente más energía para mantener una temperatura corporal normal cuando se exponen al frío, lo que deriva en un aumento del apetito y de la alimentación.
El mecanismo específico que controla esta acción son un grupo de neuronas que actúan como "interruptor" de este comportamiento de búsqueda de alimentos relacionado con el frío en ratones. El descubrimiento publicado en la revista 'Nature', podría ayudar a alcanzar posibles terapias para la salud metabólica y la pérdida de peso a la hora de quemar grasas, señala el autor principal del estudio, el doctor Li Ye.
Los científicos ya vaticinaban que la inmersión en agua fría podría ser una buena terapia para perder peso y mejorar la salud metabólica. Sin embargo, las respuestas evolucionadas de los seres humanos al frío no están diseñadas para causar pérdida de peso. El frío, de la misma forma que las dietas y el ejercicio, aumenta el apetito para contrarrestar cualquier efecto de pérdida de peso.
Para identificar los circuitos cerebrales que median en este aumento del apetito inducido por el frío, los investigadores experimentaron con ratones. Una de sus primeras observaciones fue que, con el inicio de las bajas temperaturas, pasando de 23ºC a 4ºC, los ratones aumentaron su búsqueda de comida tras un retraso de seis horas, por lo que no solo el frío le inducía a moverse.
A través de técnicas de microscopía de aclaramiento de todo el cerebro y de láminas de luz, pudieron comparar la actividad de las neuronas de todo el cerebro en condiciones de frío y en las de calor. Descubriendo que la mayor parte de la actividad neuronal del cerebro era mucho menor en condiciones de frío, salvo la región tálamo, en la que había una mayor activación.
Centrándose únicamente en el grupo de neuronas 'núcleo xifoides de la línea media del tálamo', se dieron cuenta de que la actividad de estas neuronas aumentaban cuando había menos comida disponible al inicio del frío, lo que significa que estas neuronas responden a un déficit energético inducido por el frío más que al frío en sí.
"Uno de nuestros principales objetivos ahora es averiguar cómo desvincular el aumento del apetito del aumento del gasto energético. También queremos averiguar si este mecanismo de aumento del apetito inducido por el frío forma parte de un mecanismo más amplio que el cuerpo utiliza para compensar el gasto extra de energía, por ejemplo después del ejercicio", declara Li Ye.