Paco Martín ingresó en las Fuerzas Armadas en el año 1993, formado en el Centro de Adiestramiento de Seguridad y Defensa (CASYD) en Los Alcaceres (Murcia), y fue destinado en la sección de perros policía de la Base Aérea de Villanubla, en Valladolid, formando parte del comando de intervención inmediata. Posteriormente, en la Agrupación Base Aérea de Zaragoza trabajó preparando perros para la intervención y detección de artefactos explosivos. Es veterano de Afganistán.
En 2006, puso en marcha la empresa CANEM, dedicada al adiestramiento de perros de seguridad. "Ya llevamos trece años con el proyecto CANEM. Comenzó como una pequeña asociación, luego pasó a ser una empresa" y tomó un nuevo rumbo fijándolo en su verdadera pasión, la terapia asistida con animales, las intervenciones asistidas con animales (IAA) y la preparación de perros de asistencia. "Ahora somos la Fundación CANEM", que preside el propio Paco Martín, que junto a su equipo es responsable de más de 780 adiestramientos, 210 proyectos de terapia asistida con animales, ha formado a más de 350 alumnos en IAA y perros de asistencia y ha adiestrado y entregado más de 120 canes de asistencia.
Ahora, la Fundación CANEM ha sido galardonada con el Primer Accésit de la V Edición de los Premios Supercuidadores 2019 en la categoría de Asociaciones, fundaciones y tercer sector de Ámbito Nacional. La función de CANEM es la selección, educación y adiestramiento de perros de asistencia, concretamente en la especialidad de alerta médica en los campos de diabetes y epilepsia. "Preparamos perros para personas que padecen estas enfermedades y que van a mejorar su calidad de vida con una serie de avisos que se anticipan a las situaciones complicadas que, debido a estas dolencias crónicas, se ven obligadas a vivir", explica su responsable.
Paco Martín centraliza la Fundación en Zaragoza, donde está su centro de formación de perros de asistencia. "Los perros pasan por un protocolo muy cerrado creado por la propia Fundación, de tal manera que entran con dos meses en nuestras instalaciones e inmediatamente se les incluye un programa de familias de tutela. Viven con familias de Zaragoza que les cuidan para que tengan vidas plenas y también sus horarios de trabajo. En este trabajo pasan por varias fases. En la primera trabajan en un laboratorio donde se van a exponer a esos olores que tendrán que identificar posteriormente porque, una vez entregados, deberán detectar y avisar cuando los olores estén presentes. De ahí pasan a unas estancias simuladas, como si estuvieran en una vivienda, y se hace un trabajo muy elaborado para que estos perros aprendan a reconocer esos olores y avisar unos 15 o 20 minutos antes de que aparecen las situaciones de riesgo". Los perritos llegan de cachorros, con dos meses, y están con las familias el tiempo que dura su entrenamiento, seis meses. "Ahora mismo tenemos en preparación seis que entregaremos a final de año y ya estamos a punto de recibir más", nos dice Paco.
La Fundación ya ha entregado 120 perros que están por toda nuestra geografía e incluso en el extranjero, "pero lo que más nos gusta es que están repartidos por muchas de las Comunidades Autónomas de España. Ya hay 120 familias que a día de hoy tienen una mayor calidad de vida", explica Martín antes de apuntar que para conseguir un perro de alerta médica "simplemente hay que entrar en nuestra página web, fundacioncanem.com o dulcesdetectores.com ("dulces detectores es como llamamos a nuestros perretes", puntualiza Martín).
En la página hay indicaciones muy claras para asociarse, porque lo primero que hay que hacerse es amigo de la Fundación. Para ello se paga una cuota anual de 150 euros y desde ese momento ya se puede solicitar uno de sus perros. "Es tan sencillo como cumplimentar un formulario que encontrarán en la web, inmediatamente contestamos y ya comienza el proceso de selección. A partir de ahí ya solo queda esperar, no hay que hacer ningún nuevo pago, el usuario no tiene que sacar dinero de su bolsillo para costear los casi 8.000 euros que cuesta adiestrar uno de nuestros perros porque es la propia Fundación la que busca esos fondos a través de actividades, de donaciones, de eventos", explica.
La tutela de los animales se solicita también desde la web de la Fundación. Pero "no es lo mismo una persona que quiere ser usuario que una familia que quiere tutelar uno de nuestros perros. Para tutelar es necesario vivir en Zaragoza, lo único que hay que hacer es solicitarlo y en el momento en que hay posibilidad de tener uno de estos perritos pasa a vivir con una de estas familias con la que vivirá durante sus seis meses de formación".
Como queda dicho, es la propia Fundación la que busca los fondos necesarios para desarrollar su labor. En este sentido Paco Martín aclara que "el patrocinador que más nos está ayudando es el ciudadano, que nos financia a través de nuestros eventos, nuestras actividades o de nuestras reuniones y poco a poco se va sufragando todo, no sin dificultad porque los patrocinios que tenemos todavía son muy pequeñitos y estamos buscando activamente una entidad, una empresa grande, que quiera patrocinar este proyecto. La verdad es que donde más dificultades encontramos no es en la preparación de los perros sino la búsqueda de fondos".
Martín explica también que para desarrollar esta labor de adiestramiento no sirve cualquier perro. Reconoce que al principio trabajaban con varias razas, pero "ahora sólo trabajamos con Jack Rusell Terrier, una raza que tiene tres tipos de pelo, largo, corto e intermedio, parecen perros de razas diferentes pero es la misma. Es un animal muy longevo, tranquilamente nos va a dar 14 años de trabajo e incluso aún más. Son perros que pesan unos cinco kilos cuando son adultos y es muy fácil convivir con ellos y también viajar con ellos. Si hay que tomar un tren o un avión es más sencillo hacerlo con un perro de cinco kilos entre las piernas que con uno de 30. Realmente lo que necesitamos es una cabeza muy bien amueblada y una muy buena nariz y esta raza nos proporciona ambas cosas".
Respecto al modo en que la Fundación consigue sus preciados Jack Rusell hay un poco de todo. Hay veces que compran una camada "cuando vemos que no llegamos, pero hay otros que nos donan y les damos una oportunidad de convertirse en perros de asistencia. Mucha gente adquiere perros de esta raza porque está de moda y tras unos meses con ellos ven que, por el motivo que sea, no les llegan a encajar. Estas familias se ponen en contacto con nosotros y muchos de nuestros perros son adoptados".
Pero todo este trabajo no lo lleva a cabo Paco Martín en solitario, hay mucha gente alrededor. "Yo me encargo de la preparación de los perros, de liderar su preparación, y también soy director de vacunación. Pero además tengo a mis adiestradores y sobre todo a la psicopedagoga, Lidia Nicuesa, que es la que hace el trabajo más importante. Lidia fue diagnosticada de diabetes a los cinco años y empeñada en hacer de su pasión su profesión, todos y cada uno de sus esfuerzos se han focalizado en ayudar a otras personas con diabetes. "Su labor es el trato con las familias que, evidentemente, es para nosotros lo más complicado porque somos del gremio de adiestradores y encargándose de ello la psicopedagoga es todo más sencillo", aclara el presidente de la Fundación.
Y es que una vez que se entrega el perro se hace un seguimiento durante toda la vida del animal y hay que estar apoyando a la familia para aprender a manejar a ese perro, para aprender a solventar todos los problemas que puedan aparecer y que son muchos al tratarse de estas enfermedades crónicas y tan cambiantes. "Es muy importante la atención de la psicopedagoga para que la familia sepa sobrellevar durante toda la vida del perro todas las vicisitudes que conlleva este tipo de problemas de salud", concluye Paco Martín.