Compartir piso no es sólo cosa de jóvenes estudiantes. Esta práctica, a la que muchas veces se suele recurrir por motivos económicos, puede ser muy útil también para luchar contra la soledad no deseada que afecta a un porcentaje creciente de personas mayores (casi dos millones de más de 65 años lo hacen), en su mayoría mujeres. Así lo entienden en la Fundación Pilares (@FPilares) y, por esta razón, decidieron crear en marzo de este año el programa Hogar y Café, un proyecto subvencionado por la Consejería de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid (@ComunidadMadrid) que pretende fomentar que personas de más de 60 años compartan piso.
La fundación les acompaña en todo el proceso y trata que los interesados en vivir con otros mayores puedan hacerlo, teniendo en cuenta sus preferencias y "mediante un acuerdo pactado que incluye normas de convivencia: gastos compartidos, tareas domésticas, horas de descanso, animales domésticos, etc". Del mismo modo, el equipo de Pilares, coordinado por Concepción García, ofrece varias modalidades: que uno de los participantes sea propietario y comparta su piso o que se vayan todos a vivir a uno de alquiler.
Desde que empezaron con este proyecto, los candidatos se han reunido ya dos veces y, actualmente, integran el proceso de selección once personas, ocho mujeres y tres hombres, la mayoría de ellos con edades comprendidas entre los 60 y 80 años. Así, para conocer más en profundidad a los futuros compañeros de piso, 65Ymás se ha puesto en contacto con tres de ellos.
Julia Meco (66 años): "La idea que tenía era irme a una residencia"
Julia Meco vivía con su madre de 96 años en Getafe y cobraba un pequeña pensión por su exmarido, cuando conoció, a través de su prima, el programa Hogar y Café. La mujer, que antes tenía un piso en propiedad, tuvo que venderlo para poder pagar los gastos que supone ayudar a su madre.
"No quiero la soledad de por las noches", justifica Julia a este diario cuando se le pregunta por las razones que le llevaron a querer compartir piso. Además, se trata de una experiencia novedosa para ella puesto que la única vez que había convivido con otras personas, a parte de con su familia, fue en unos campamentos que organizaban en la ONG en la que trabajaba.
"La convivencia es difícil, cada uno es de su padre y de su madre. Las personas se conocen en el día a día", reconoce. Sin embargo, Julia lo ve como una oportunidad y un reto y entiende que, gracias a la labor de las organizadoras, se está consiguiendo que perfiles compatibles se conozcan. "Tienes que intentar hacerlo un poco fácil. Lo mismo pasa en casa con tus hijos", sostiene.
Como apunte curioso, Julia asegura que antes de conocer esta iniciativa, "la idea que tenía era irme a una residencia". "Dicen que una persona con 66 años está loca por querer algo así", ironiza. No obstante, matiza también que con la edad que tiene "no sería rentable en ninguna".
Francisco Javier Reyes (61 años): "Llevo bien la soledad pero por cuestiones médicas me gustaría vivir en Madrid y además convivir con más gente"
"Llegué al programa porque necesitaba volver a Madrid", comenta Francisco Javier Reyes. Y es que Francisco Javier tuvo que dejar su trabajo en "una compañía alemana de energías renovables" y vivir con una pequeña pensión, que no le da para pagar un piso en la capital, debido a una enfermedad que padece.
Además, al no poder mantenerse en Madrid, decidió mudarse y se instaló en Las Navas de Aldehuela, un pequeño pueblo de Ávila. Sin embargo, un tiempo después, decidió volver a la capital "por necesidad médica" y buscar alguna iniciativa para compartir gastos. De esta manera, estuvo preguntando a varias ONG, hasta que se topó con el programa de la Fundación Pilares.
"En mi caso específico, desgraciadamente y afortunadamente, no es por un problema de soledad sino por motivos económicos", señala. Y es que Francisco Javier sostiene que no lleva mal vivir solo ya que en el pueblo en el que vive es "el único inquilino". "Durante el año no suele haber nadie. Te encuentras a una yegua sola, amarrada con una cadena y piensas: 'Si me tumba o me hace algo, no tengo a quien recurrir'", afirma.
Por otra parte, aunque es partidario de compartir piso, le gustaría hacerlo sólo "con una persona", no con más. "Si ya con alguien que conoces por amistad o familia es complejo a veces, pues con una persona desconocida lo es más aún, sobre todo en estas edades que cada uno tiene sus manías y personalidad", apunta.
Consuelo Vicente (64 años): "Viene muy bien que seamos mayores para apoyarnos en las debilidades que van viniendo con los años"
"Soy una persona independiente pero necesito un poco más de compañía. Con la edad te das cuenta de ello", comenta a 65Ymás Consuelo Vicente. Esta exdecoradora prejubilada conoció el programa en internet y le pareció una iniciativa interesante. "Viene muy bien que seamos mayores para apoyarnos en las debilidades que van viniendo con los años", asegura.
De momento, las reuniones con el resto de participantes le han servido para exponer sus "gustos" y "buscar caracteres afines" y piensa que, en las siguientes, irán "profundizando más". Así, Consuelo ha constatado que, en general, todos tienen una "mentalidad bastante abierta". Y eso encaja bien con su forma de ser. "Creo que tengo facilidad para adaptarme", apunta. "En el grupo éramos parecidos. No vi a nadie que me diese reparo", sostiene.
De igual manera, como la mayoría de mayores del programa, será la primera vez que comparta piso ya que, antes, sólo había vivido con su exmarido y sus hijos. Ilusionada, le ve mucho potencial a esta iniciativa y agradece el apoyo de la coordinadora, Concepción, que ha propiciado estos encuentros.
Por ahora, aún están realizando las primeras reuniones pero, poco a poco, se van creando grupos de afinidad. Todo sin prisa, pero de una manera constante, para conseguir un proyecto de vida duradero y beneficioso para los mayores.