Para Gabriel Masfurroll (Barcelona, 1953) la palabra jubilación no existe. Con un polifacético currículum que va desde la gestión hospitalaria privada, el deporte o la filantropía, este empresario catalán que fue miembro de la Junta Directiva del FC Barcelona –con Nuñez y Joan Gaspart– y actual presidente de la Institución Tres Torres (@MiTresTorres), se embarca a sus 66 años en un nuevo proyecto editorial. Lo hará con la publicación de su quinto libro La audacia de vivir, sobre cómo se ve la vida una vez cumplidos los 65 años y cómo afrontar esa barrera mental de que todo se acaba.
PREGUNTA.- Usted ha sido bastante activo durante toda su vida, llegando a intercalar varios proyectos a la vez, ¿cómo ha sido para Gabriel Masfurroll llegar a los 65 años?
RESPUESTA.- Reconozco que existe en la sociedad una barrera frente a esta edad, pero considero que es más mental que real. Basta con mentalizarse para cruzarla y aceptar que el mundo ha cambiado mucho y que los estereotipos que antes teníamos sobre la vejez, no son más que eso. Yo soy abuelo por tercera vez y durante mucho tiempo esta palabra se asociaba con connotaciones peyorativas, pero llegas a ello y no es así para nada. Yo estoy simplemente en una nueva etapa con nuevas circunstancias, pero me siento joven y activo como antes. Todo es cuestión de actitud. Está claro que estar inactivo no es bueno y hay que hacer todo lo posible para no estar fuera de circuito. Pero es cierto que llegas a esta edad con un sabor agridulce. Yo siempre lo comparo con subir una montaña, lo difícil no es llegar a la cima sino qué haces después.
"Basta con mentalizarse para cruzar esta barrera y aceptar que el mundo ha cambiado mucho"
P.- Ha escrito varios libros en la línea anglosajona Aprender a ser el mejor: el éxito en la empresa y el deporte, o recientemente Aprender a ser abuelo. ¿Cuáles diría que son las claves del éxito de ser mayor?
R.- Yo creo que lo básico es haber alcanzado alguno de los objetivos y sueños que uno tiene en la vida. Sentirse satisfecho con lo que has hecho y poder dormir tranquilo. Pero la palabra éxito no me gusta del todo, en todo éxito hay un camino de errores previos. Yo por ejemplo, cuando nació Alex, nuestro hijo con síndrome de down, me negué a reconocer que tenía una enfermedad. Me costó mucho aceptarlo. Pero los problemas son problemas hasta que los asumes y te acostumbras a vivir con ello. Te das cuenta que lo importante a esta edad es dejar un legado a las personas de tu entorno, exactamente el que has decidido.
P.- Usted ha sido nadador y ha estado vinculado con varias ligas futbolísticas, ¿qué papel tiene el deporte en su actitud ante la vida?
R.- El deporte me ha marcado muchísimo. Competir desde los 10 a los 22 años fue duro, he renunciado a muchos momentos de ocio, de estar con amigos por entrenar todos los días, pero todo tiene sus compensaciones. Quizás una de las mayores no sea ganar sino una formación continua en disciplina, capacidad de sacrificio y en mi caso, sobre todo viajar y conocer a mucha gente. Hay que tener en cuenta que yo competía en natación en una España muy distinta a la de ahora, la de la Transición, y todo era más cercano. El deporte para mí es un anticipo de la vida que vino después, de la competición, de la lucha, de aprender a ganar y a perder.
P.- Hablando de su infancia, ¿qué recuerda de su abuela Carmen Mir y su madre Elisa Locambra, ambas pioneras de la alta costura en España? ¿Qué ha aprendido de sus mayores?
R.- Eran dos mujeres muy avanzadas, dos genios. Pero es curioso que durante mi niñez no tuve conciencia de lo que estaban haciendo sino que lo he redescubierto después. Por eso he querido escribir este nuevo libro, hay que ser capaces de transmitir y compartir con tu entorno. Me he dado cuenta de la importancia de la familia y de cuidarla. Cuando yo estuve trabajando en la junta directiva del Barça, mi época de mayor visibilidad fue sin embargo una época difícil a nivel personal. Ellos me dijeron que parase y lo dejé. Los hijos no escuchan, observan y hay que predicar con el ejemplo.
P.- ¿Y de su etapa en el Barça? Dicen que usted admiraba mucho a Johan Cruyff...
R. - Sí, era mi ídolo. Yo quería ser como él de mayor, me peinaba como él... y la gente decía que nos parecíamos. Tuve la suerte de trabajar con él y ser su amigo. Aprendí de él a valorar la simplicidad de la vida. Tenía un sentido común que no he visto en casi nadie. También se equivocaba, como todos, pero tenía una inteligencia natural. Recuerdo una anécdota yendo juntos en un avión y él, como hablaba mucho me empezó a dar lecciones de gestión en hospitales y le dije, te admiro mucho pero esto déjamelo a mí.
"Aprendí de Cruyff a valorar la simplicidad de la vida"
P. - También vio cómo llegaban nuevas generaciones como Messi, ¿cómo fue su fichaje en 2002?
R.- Entre millones de niños, encontrarte con este campeón de 12 años y medio fue algo inédito. Y fue casi casualidad, era un niño de una familia humilde que estaba en España para recibir un tratamiento para solucionar sus problemas de crecimiento y yo tuve la suerte de estar ahí. Él ha hecho algo único, permanecer toda su carrera en el Barça, podría haberse ido a otros clubs y haber ganado mucho más, pero él siempre ha preferido quedarse en el Barcelona.
Gabriel Masfurroll con la equipación del FC Barcelona
P.- Y volviendo a la gestión hospitalaria a la que ha dedicado la mayor parte de su carrera, ¿cómo cree que serán los hospitales del futuro teniendo en cuenta el envejecimiento de la población?
R.- En los próximos 50 años la población mayor se va a crecer exponencialmente, hasta el punto de que va a ser muy difícil de gestionar. Lo que he observado en todos estos años es que la demanda sanitaria también crece hasta el infinito, y eso que la tecnología también avanza. Pero yo creo que el futuro debe tener ante todo unos buenos cuidados. Cuando uno traspasa el umbral del hospital, se siente angustiado, lleno de incertidumbre, por eso es básico el trato humano, de ahí que por mucha tecnología que haya, nunca sustituirá a las personas. Ahora hay también muchos problemas en los hospitales grandes, donde el foco está en los pacientes agudos, pero luego debe hacer rehabilitación y necesitaría que existan otro tipo de hospitales adaptados a sus necesidades. Pero eso, como todo, es cuestión de dinero.
"Yo creo que el futuro debe tener ante todo unos buenos cuidados"
P.- ¿Está preparada la sociedad para que el 34% de la población sea mayor de 65 años en 2050?
R.- Será necesario también un cambio de mentalidad para que la vejez en Occidente no sea víctima de la sociedad klínex que también usa y tira a las personas. Yo formo parte un proyecto en la Universidad Autónoma de Barcelona en la que trabajamos por crear políticas que entiendan los valores de la solidaridad, de compartir, de la generosidad. El neoliberalismo ha degenerado y la gran labor de los mayores en aportar nuestro granito de arena, porque hemos vivido muchas cosas que los jóvenes no han vivido.
P.- ¿Es esta la razón que le llevó a escribir su último libro?
R.- En parte sí, llega una edad en la que es bueno compartir lo vivido. Yo tengo 66 años y estoy feliz de haber llegado hasta aquí. Pero escribo el libro fundamentalmente por dos motivos. En primer lugar, por explicar a los jóvenes que las fronteras no son tales y que todos debemos adaptarnos. Y por otro, para las personas cercanas a esta edad, para reforzar la idea de que tienen mucho que ofrecer, que transferir a la gente joven. Yo soy mentor de muchos emprendedores y lo hago encantado.
"Yo escribo este libro para las personas cercanas a esta edad, para reforzar la idea de que tienen mucho que ofrecer a la gente joven"
P.- ¿Para cuándo estará publicado?
R.- Estoy terminando el último capítulo. Empecé a escribirlo hace tres años, pero lo he revisado hasta que me he sentido a gusto. Calculo que estará publicado para finales de año. En noviembre, celebramos un evento en la Fundación Alex, que presido, que creamos a partir de la muerte de nuestro hijo con síndrome de down a los 3 años de edad. Todos los fondos irán para esta Fundación y me haría especial ilusión que estuviese listo para esta fecha.