Gail Falkenberg tiene 76 años y esta semana ha vuelto a demostrar que está hecha de otra pasta. La mujer es la tenista más longeva en competir en los circuitos profesionales, y en demostrar que la edad es solo un número.
Hace unos días pudimos verla competir contra la joven de 23 años Alana Smith, en la fase previa del ITF Vero Beach, en Florida. Falkenberg perdió por 6-0, 6-0, algo que ya viene habitual en los últimos años. Precisamente que el resultado de sus últimos partidos sea siempre el mismo, ha llevado a muchos a preguntarse por qué sigue jugando, y la respuesta es sencilla: porque puede y quiere seguir practicando de forma profesional el deporte que tanto le gusta.
Gail nació en Estados Unidos en 1947 y en 1987 alcanzó su clasificación más alta en el ránking de tenistas, situándose en el número 360. En total ha disputado 88 torneos, y ha ganado siete.
Seguirá jugando al tenis
La mujer lleva toda la vida practicando deporte, y mientras estudiaba Cine en la Universidad de California (Los Ángeles), practicaba baloncesto, voleibol y por su puesto tenis.
Tras graduarse, trabajó de documentalista, y se unió a la gira profesional con 38 años, debutando en el Abierto de Brasil en 1986. Cuatro años más tardes, guardó la raqueta de forma temporal, y comenzó a trabajar de entrenadora de tenis en la Universidad de Florida Central.
No fue hasta 2013 cuando volvimos a verla en la pista. Tenía ya 66 años y perdió ante Naomi Osaka, 50 años menor que ella. Eso sí, en 2016, Gail se alzó con la victoria ante Rosalyn Small, de 22 años, en la primera ronda de clasificación en Alabama.
2023 no ha podido empezar de la mejor manera para esta mujer: demostrando que sigue pudiendo jugar al tenis, y que lo más importante no es el resultado.