Mujer trabajadora, de unos 45 años, que cuida de su madre octogenaria con dependencia en su escaso "tiempo libre" y, además, se ocupa de su hijo, menor de edad.
Este perfil de cuidador 'no profesional' es cada vez más común. Es lo que se conoce como la generación sándwich, es decir, personas de entre 35 y 55 años, que trabajan a tiempo completo o parcial y tienen hijos menores y padres dependientes.
Según el informe del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Un perfil de las personas mayores en España 2023, presentado recientemente por el demógrafo del Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD-CSIC) y coordinador del informe, Julio Pérez Díaz, habría unas 638.000 personas que cuidan a personas dependientes mayores dentro del hogar y 920.000 que lo hacen fuera del mismo.
Entre ellos, una mayoría serían sénior de entre 50 y 59 años, pero también es destacable el número de personas de más 65 años –parejas, hermanos/as, etc.– y el de más jóvenes de entre 30 y 50 años –ver gráfico, abajo–.
"Con el aumento de la esperanza de vida, los cuidados se han ido prolongando a lo largo del tiempo, al mismo tiempo que se ha ido solapando con la crianza de hijos menores de edad", explica la presidenta de la Federación Alzhéimer España, Micheline Antoine Selmes.
Fuente: Un perfil de las personas mayores en España 2023.
Generación sándwich
Ahora bien, la generación sándwich no tiene nada fácil compatibilizar ambas labores. Según denuncian varias organizaciones de familiares, estas personas deben hacer verdaderos malabarismos para atender a hijos y a padres a la vez y no cuentan con el suficiente apoyo de la administración ni del sector privado.
Y es que las ayudas públicas son escasas y no siempre se adaptan a este perfil –las más importantes se destinan sobre todo a personas que dedican casi el 100% de su tiempo a esta labor–. Además, las políticas de conciliación no están aún desarrolladas. "Los permisos recientemente aprobados en España para cumplir con una directiva europea no dejan de ser parches –5 días para cuidar de un familiar–. Necesitamos un cambio estructural que entienda que se requiere de una revisión de la distribución del tiempo y de las responsabilidades", opina Maite Egoscozabal, directora de Investigación Social de la asociación Malasmadres (@malasmadres).
"A día de hoy la conciliación familiar trata de paliar algunas de estas dificultades, por ejemplo con la flexibilidad horaria, permisos retribuidos o el trabajo en remoto desde casa, pero no en todos los casos pueden resultar suficientes", opina Elena de Andrés psicóloga de la Fundación Pasqual Maragall (@fpmaragall) y terapeuta de los grupos de apoyo online a cuidadores.
Tampoco el apoyo profesional ofrecido por la Ley responde siempre a las necesidades de los mayores –45.360 murieron en 2022 en el limbo de la Dependencia sin recibir ayuda–, lo que provoca que la figura del familiar se vuelva imprescindible, sobre todo, cuando no se puede costear el cuidado en el sector privado. "Estos servicios tienden a ser cada vez más profesionalizados, pero la administración suele dar 3 o 4 horas al día, pese a que la persona los necesita las 24. Entonces, el apoyo lo acaba dando principalmente el entorno familiar o, si ya no se tiene otra opción, una residencia o un centro de día", sostiene Aurelio López-Barajas, CEO de Supercuidadores (@SUPERCUIDADORES), organización especializada en formación.
Fuente: Un perfil de las personas mayores en España 2023.
Brecha de género
Y a todo esto hay que añadir que, normalmente, estas labores no se reparten equitativamente. "El sector está muy feminizado –más del 80%–. Y, en el entorno, es verdad que cada vez tiene un papel más importante el hombre, pero son ellas las que mayoritariamente desarrollan estas labores", asegura.
"El rol tradicional de género sigue presente en la sociedad actual, a pesar de los cambios en el mercado laboral. Con su incorporación masiva en las últimas décadas del siglo XX y con la educación cada vez más igualitaria, cabría esperar que la distribución de los cuidados hubiera cambiado al mismo ritmo. Sin embargo, lo que ha ocurrido es que se han adaptado a las exigencias del mercado sin olvidar cumplir sus deberes como cuidadora principal", denuncia Maite Egoscozabal, de Malasmadres.
Conciliación
Por ello, conseguir conciliar todos estos factores se convierte "en una tarea titánica" para un colectivo "que, muy posiblemente, tenga que enfrentarse, además de a esta falta de reconocimiento y apoyo, al conocido como 'Síndrome del Cuidador', mediante el cual su desgaste físico y psicológico se hará patente dando lugar a: estrés, malestar, irritabilidad, apatía, depresión, etc.", advierte la presidenta de la Federación Alzhéimer España, Micheline Antoine Selmes.
Coincide con esta opinión Maite Egoscozabal, quien asegura que, actualmente, las mujeres "asumen un triple coste: el salarial, reduciendo las jornadas, cogiendo excedencias sin sueldo o abandonando el mercado laboral –el 57% ha asumido este coste para cuidar–; el personal, reduciendo el tiempo de ocio y ocupándolo con una segunda jornada laboral –el 85% tienen menos de una hora libre al día para ellas–; el emocional, dejando a un lado el autocuidado y asumiendo un agotamiento crónico que acaba, en ocasiones, afectando la salud mental de las mujeres; y el social, que hace que tengan menos hijos de los que realmente desean por motivos económicos y falta de conciliación. Esto provoca, por tanto, una caída en picado de la tasa de fecundidad y los problemas de sostenibilidad del Estado de Bienestar".
Además, dependiendo del tipo de patología, la dedicación puede ser cada vez mayor, lo que puede sobrecargar al cuidador. Según explica Elena de Andrés de la Fundación Pasqual Maragall, en el caso de la enfermedad de alzhéimer, también "suele suponer desde un aprendizaje relacionado con nuevas formas de comunicación dependiendo de la fase de la enfermedad, a un reajuste constante del soporte que se ofrece al familiar en base a la dependencia progresiva que pueda ir presentando".
Soluciones
Por ello, propone Egoscozabal, el Estado y las comunidades deberían articular urgentemente políticas de conciliación más efectivas. "Tradicionalmente, se ha entendido que la organización del tiempo es de 8 horas en el empleo, 8 de descanso y 8 de ocio, obviando que los cuidados es un trabajo que debe ejercerse permanentemente. Por esta razón, es fundamental que las empresas e instituciones acompañen y reconozcan esta labor y, por tanto, no dejen desprotegida a la persona que los realiza: asumiendo el coste que todo ello supone", propone.
"La administración ha estado trabajando en la Ley de Familias, que no ha llegado a aprobarse, y en un Plan Nacional de Cuidados, que será la base para inspirar el resto de políticas públicas. Sin embargo, necesitamos que también las empresas entiendan que esto es importante. Hablar de conciliación durante todo el ciclo de vida de una persona trabajadora es fundamental para sostener los cuidados", señala.
De esta manera, prosigue Aurelio López-Barajas, se deberían incrementar las ayudas que reconocen la labor de los cuidadores, desarrollar políticas de conciliación y dotar de más medios a la Ayuda a Domicilio –ampliando beneficiarios y horas–. Además, es necesario incentivar la formación para que las familiares puedan cuidar, minimizando los costes físicos y emocionales.
Mayores que cuidan de mayores
Cabe destacar por último que otro colectivo que aumenta progresivamente son los mayores que cuidan de dependientes de más de 70 años.
Según el informe Un perfil de las personas mayores en España 2023 del CSIC, se ha incrementado el número de hombres que se dedican a este tipo de labores.
"Esto puede explicarse por el proceso de envejecimiento y sobreenvejecimiento de los ya mayores y la evolución resultante de los tipos de hogar, más que por un cambio de mentalidades o de la cultura del cuidado. Las parejas envejecen y los hombres de edad asumen el papel de cuidadores que no desarrollaron siendo jóvenes. Además, hay más hombres en esa tesitura que antes debido a su creciente supervivencia", indican en el estudio.
"Las personas mayores (tanto hombres como mujeres), cuando cuidan, lo hacen con alta dedicación horaria: más de dos tercios dedican más de una hora diaria", apuntan.
Sobre el autor:
Pablo Recio
Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica.
Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial.