Un nuevo estudio dirigido por neurocientíficosde la Universidad de Ginebra (UNIGE), en Suiza, han observado que las emociones negativas, así como la ansiedad y la depresión, promueven la aparición de enfermedades neurodegenerativas y demencia, por lo que gestionar mejor las emociones podría prevenir el envejecimiento patológico.
Tal y como explican en el estudio publicado en Nature Aging y recoge la universidad en una nota, varias investigaciones previas en psicología demuestran que la capacidad de cambiar las emociones rápidamente es beneficiosa para la salud, mientras que no hacerlo y permanecer en el mismo estado emocional durante largo tiempo tiene un mayor riesgo de depresión.
En este sentido, Patrik Vuilleumier, profesor del Departamento de Neurociencias Básicas de la Facultad de Medicina y del Centro Suizo de Ciencias Afectivas de la UNIGE, explica que el objetivo de este nuevo estudio era "determinar qué huella cerebral queda tras el visionado de escenas emocionales, para evaluar la reacción del cerebro y, sobre todo, sus mecanismos de recuperación. Nos enfocamos en los adultos mayores, para identificar posibles diferencias entre el envejecimiento normal y el patológico".
"Estamos empezando a entender lo que sucede en el momento de la percepción de un estímulo emocional", explicaba a su vez la Dra. Olga Klimecki, investigadora del Centro Suizo de Ciencias Afectivas de UNIGE. "Sin embargo, lo que sucede después sigue siendo un misterio. ¿Cómo cambia el cerebro de una emoción a otra? ¿Cómo vuelve a su estado inicial? ¿Cambia la variabilidad emocional con la edad? ¿Cuáles son las consecuencias para el cerebro de una mala gestión de las emociones?".
En el estudio, los científicos mostraron a los participantes diferentes clips de televisión cortos en los que aparecían personas en un estado de sufrimiento emocional y otros con contenido emocional neutro. Tras observar la actividad cerebral de 27 personas mayores de 65 años, la de 29 personas de unos 25 años, y de otras 127 personas mayores, los investigadores concluyeron que las personas mayores "generalmente muestran un patrón diferente de actividad cerebral y conectividad que las personas más jóvenes", según explicaba Sebastián Báez Lugo, investigador del laboratorio de Patrik Vuilleumier.
"Esto es particularmente notable en el nivel de activación de la red de modo predeterminado, una red cerebral que se activa mucho en estado de reposo. Su actividad se ve frecuentemente interrumpida por la depresión o la ansiedad, lo que sugiere que está involucrada en la regulación de las emociones. En los adultos mayores, parte de esta red, la corteza cingulada posterior, que procesa la memoria autobiográfica, muestra un aumento en sus conexiones con la amígdala, que procesa importantes estímulos emocionales. Estas conexiones son más fuertes en sujetos con altos puntajes de ansiedad, rumiación o pensamientos negativos", añadía.
Destacan, sin embargo, que las personas mayores suelen regular mejor sus emociones que los más jóvenes, enfocándose más fácilmente en lo positivo. "Pero los cambios en la conectividad entre la corteza cingulada posterior y la amígdala podrían indicar una desviación del fenómeno de envejecimiento normal, acentuado en personas que muestran más ansiedad, rumiación y emociones negativas. La corteza cingulada posterior es una de las regiones más afectadas por la demencia, lo que sugiere que la presencia de estos síntomas podría aumentar el riesgo de enfermedad neurodegenerativa", explican.
"¿Es la mala regulación emocional y la ansiedad lo que aumenta el riesgo de demencia o al revés? Todavía no lo sabemos", afirmaba Sebastián Báez Lugo. "Nuestra hipótesis es que las personas más ansiosas no tendrían o tendrían menos capacidad para el distanciamiento emocional. El mecanismo de la inercia emocional en el contexto del envejecimiento se explicaría entonces por el hecho de que el cerebro de estas personas permanece congelado en un estado negativo al relacionar el sufrimiento de los demás con sus propios recuerdos emocionales".
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.