El cine y la televisión invisibiliza a las mujeres en la ficción. Mientras que pone en valor a atractivos personajes maduros masculinos, a las mujeres no les permite envejecer.
Es cierto que sí hay mujeres maduras con papeles protagonistas en series de televisión, como podrían ser Robin Wright en House of Cards o Frances McDormand en Olive Kitteridge, el verdadero valor. Aunque ya a partir de los 60 o los 65 años empieza a ser complicado ver a mujeres con papeles protagonistas.
El auténtico valor de esta serie es doble. No solo por contar como protagonistas con dos actrices de 84 y 82 años, Jane Fonda y Lilly Tomlin, respectivamente, sino porque es precisamente su edad y todo lo que lleva aparejado, el verdadero eje que construye cada historia en la serie. Y por eso Grace & Frankie, es una serie necesaria.
La trama gira alrededor de dos esposas que, pese a ser complemente diferentes, terminan viviendo juntas y superando el trauma de que sus maridos (Martin Sheen y Sam Waterston, ambos de 81 años) las dejen después de reconocer que son gais y llevan años manteniendo un affair.
A lo largo de sus seis temporadas, Gracie & Frankie aborda temas como la sexualidad a partir de los 70 años, las relaciones y el matrimonio de los mayores, la homosexualidad, el edadismo en diferentes ámbitos, el Alzhéimer, el derecho a una muerte digna o la soledad. Son muchas más, pero estas son las principales problemáticas de los mayores que esta serie aborda y, con mucho humor, da visibilidad:
Definitivamente, que una producción de cine o una serie de televisión muestre a una mujer que ya ha cumplido los 80 disfrutar del sexo no es habitual. Grace & Frankie normaliza que todos sus protagonistas, femeninos y masculinos vivan la sexualidad con normalidad, que ellas busquen sentirse bellas y deseadas, que sigan teniendo deseo sexual pasada la menopausia y si, que también se masturben. Y lo mejor de todo es que la serie lo aborda de forma natural y divertida, con respecto y sin caricaturizar a los personajes.
Es el punto de partida de la serie, cuando los dos protagonistas masculinos deciden dar el paso, contárselo a sus esposas y salir del armario con más de 70 años. Y es otra de las tramas principales de la serie a lo largo de todas sus temporadas: cómo viven la homosexualidad dos dos hombres que han vivido ocultos y reprimidos durante toda su vida, cómo normalizan la situación, cómo lo abordan con sus familias y amigos y de qué forma comienzan a tejer un nuevo círculo de relaciones con personas LGBTI.
Hay muchas formas de edadismo, pero quizá sea en el ámbito laboral donde la discriminación por edad es más evidente y más grave. Y esta serie, no lo pasa por alto. Cuando Grace, interpretada por Jane Fonda vuelve a la empresa que ella misma creó en el pasado y la hizo crecer con gran éxito, para ayudar a su hija, quien ahora la dirige, para ayudarla, puesto que la compañía atraviesa momentos complicados, ve como nadie la tiene en cuenta, sus opiniones son pasadas por alto y todo el mundo la trata como ‘una anciana’. A pesar de estar estupendamente, en cuanto trabajadores, asesores, clientes, proveedores y demás, descubren que ha cumplido 80 años, comienzan a tratarla diferente, a no tenerla en cuenta, a invisibilizarla.
El miedo a estar solo, los sentimientos de vacío y la soledad no deseada, un problema real y alarmante, cada más presente en las sociedad modernas de los países desarrollados, y al mismo tiempo un tema tabú del que tampoco se habla mucho, es otro de los asuntos que aborda esta serie creada por Marta Kauffman (la también creadora y productora ejecutiva de la mítica serie Friends). Este miedo a la soledad se muestra a lo largo de toda la serie con personajes secundarios y también a través de Frankie, quien siente verdadero pánico a vivir sola.
La denuncia de unas infraestructuras públicas que no están pensadas para las personas mayores o la escasez de productos de consumo orientados a las personas de más edad da lugar a algunos de los momentos más cómicos en Grace & Frankie. Como la lucha de Frankie contra el ayuntamiento para que agregue más tiempo al paso para peatones a un semáforo en el que a las personas mayores le es imposible cruzar.
A lo largo de la serie Grace y Frankie tiemblen en marcha dos iniciativas empresariales para lanzar al mercado dos productos especialmente diseñados para las personas mayores. Primero, lanzan un vibrador ligero y suave para las mujeres con artrosis en las manos y más tarde, en la última temporada, un inodoro con un sistema de elevación mecánica que ayude a las personas mayores a levantarse. Su invento se llamaba ‘Levantamas’.
Cuando Grace y Frankie buscan ayuda en una gran empresa de marketing y publicidad para promocionar su vibrador, esta empresa rápidamente ve el potencial del producto y de ellas mismas como prescriptoras. Su sorpresa es, sin embargo, mayúscula cuando ven la campaña que les han diseñado. Es su imagen sí, sin embargo, no se reconocen. Les han quitado 20 años con Photoshop y edición de imagen. Para la empresa de publicidad es sencillo, da igual si el consumidor al que va destinado un producto es mayor, en la publicidad debe aparecer gente joven. Desgraciadamente, un reflejo de la pura realidad.
Ya hemos visto como la serie se detiene en el edadismo laboral o en la discriminación de los mayores por parte de la publicidad… pero también aborda muchas otras situaciones en las que los mayores se encuentran con barreras y disciriminación por razón de edad. Como los problemas con los que se encuentran las protagonista para obtener financiación para su proyecto de emprendimiento. La barrera no es la ni la idea ni el proyecto, sino su edad. O cuando ante una enfermedad grave detectada en uno de los protagonistas masculinos el médico le recomienda que no se opera. ‘No merece la pena para lo que te quede de vida’, es su argumento.
Es otro de los temas que aborda la serie de forma transversal. Se percibe en la relación de los padres y los hijos, pero sobre todo de los protangonistas masculinos cuando intentan crear amistades en el ámbito gay y se ralacionan con grupos de jóvenes. Descubren que, no solo es que sus gustos e interés sean diferentes, sino que, directamente, hablan idiomas distinos.
Grace & Frankie aborda este tema a través de Babe, una amiga que ambas que les pide organizar una gran fiesta. Pronto les confiesa que la fiesta es una en realidad una despedida. El cáncer que ya había padecido se ha reproducido y su enfermedad es terminal. Pero ella quiere ganarle la carrera a la enfermedad y decidir cuando y como. Quiere terminar con su vida y les pide ayuda a sus amigas. Todo un desafío a las convicciones y una revisión de lo que realmente significa la amistad.
En ocasiones una saludable relación entre padres e hijos, en la que se puede añadir un elemento de atención y cuidado cuando los padres comienzan a envejecer, puede llegar a convertirse en una auténtica relación asfixiante y de falta de libertad. Algo que la serie magnifica, pero que es un problema real. Las protagonistas se ven ingresadas en una residencia y ven como sus hijos venden su casa o como les hacen chantaje para poder ver a los nietos.
El alzheimer, como no podía ser de otra forma, también aparece a lo largo de la serie en más de una ocasión a través de personajes secundarios. Una amiga que ha ingresado en una residencia para mayores y no entienden por qué acepta verse viviendo con la libertad muy limitada hasta que descubren que el motivo real del ingreso es la enfermedad, como ésta se interpone entre Grace y un gran amor del pasado.
