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La hipertensión es un problema muy grave que, además de ser una enfermedad silenciosa, la sufren millones de personas alrededor del mundo. Lo más preocupante es que muchas personas desconocen que lo están padeciendo y si no empiezan a tratarla, pueden acabar con graves daños en los riñones, cerebro, corazón e incluso llegar a morir.
A través de una investigación sobre la hipertensión en España, el estudio Di@bet.es, ha descubierto que el 42 por ciento de la población adulta española, padece de hipertensión y al menos un tercio lo desconoce. Se trata de datos preocupantes, ya que el mismo estudio ha evidenciado que solo un 30 por ciento de todos los enfermos, tienen controlados los niveles de hipertensión.
Es importante tener en cuenta que gran parte de los ictus y otras enfermedades cardiovasculares que sufre la población a diario, se encuentran relacionadas con la hipertensión y el descuido que hay para frenarla. Así lo han evidenciado los datos de este estudio publicados en la 'Revista Española de Cardiología'.
Para poder identificar cuál de los dos brazos es el predominante a la hora de realizar los siguientes controles, "las guías de práctica clínica recomiendan esa doble medición para determinar cuál es el brazo dominante (con la presión más alta) y hacer en este los sucesivos controles”, explica el doctor Rafael Ramos en declaraciones a El Confidencial.
Además, una investigación publicada en la prestigiosa revista internacional Hypertension ha descubierto que la diferencia de tensión en los dos brazos se encuentra estrechamente ligada al riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Los autores del estudio analizaron a 54.000 personas de diferentes continentes y rastrearon las muertes, los ataques cardiacos e ictus que ocurrieron en esa cohorte a lo largo de más de 10 años. Por tanto, la información recogida afirmó que cuanta más diferencia de presión hubiera hay entre ambas extremidades, mayor sería el riesgo añadido para la salud del afectado.
Según los expertos, se trata de un gesto cotidiano que puede salvar vidas, ya que realmente no supone un gran esfuerzo. Se trata de medir el otro brazo para tener en cuenta si los niveles se encuentran en un estado normal o alterado. De esta manera, aseguran que se puede predecir con 10 años de adelanto si una persona se encuentra en riesgo de padecer cualquier ataque.