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Una excavación dirigida por el doctor en Prehistoria y Arqueología José Ángel Ocharán ha permitido hallar en Santomera (Murcia) una de las torres de defensa íberas más grandes de las encontradas en todo el país hasta la fecha. La investigación cuenta con la promoción de la Universidad de Murcia (UMU), el Ayuntamiento de Santomera y la asociación Patrimonio de esa localidad.
Durante la campaña arqueológica, llevada a cabo entre los meses de marzo y abril del presente año, se encontró una estructura cuadrangular de gran tamaño que ha sido identificada por los expertos como una torre de defensa íbera.
Hace décadas que se conocía este asentamiento como un oppidum de reducido tamaño, es decir, un pequeño poblado en altura con funciones de vigilancia y de control de paso, ya que se encuentra en un lugar estratégico al estar en un cruce de caminos naturales. En concreto, está situado en el paso de la vía Complutum-Carthago Nova, un camino romano que enlazaba las ciudades de Cartagena con Alcalá de Henares (Madrid).
Necesidad de revalorización del enclave
En los años 70 se realizó una primera excavación muy rudimentaria dirigida por Ana María Muñoz Amibilia, la ya fallecida historiadora y arqueóloga de la UMU. Después, el lugar fue expoliado por cazatesoros, se construyó una cantera y además fue utilizado de vertedero.
"Tras cinco décadas de abandono, el pueblo de Santomera tenía la necesidad de poner en valor su enclave más antiguo, así que tras la aprobación del proyecto se retomaron los trabajos en el poblado", ha comentado Ocharán.
El enclave se sitúa en la Sierra de Cobatillas la Vieja y es conocido por los lugareños como la sierra de Balumba, ya que allí residía una familia conocida como los balumbares.
Fueron los santomeranos quienes decidieron con sus votos acondicionar este espacio después de que el Ayuntamiento lanzara un llamamiento con varias propuestas de presupuestos participativos. Este proyecto fue el más votado.
Sorpresas durante la excavación
Tras los trabajos realizados en la década de los 70 surgió una voz que reactivó el interés por este enclave, la de José Miguel García Cano, arqueólogo y profesor asociado de la UMU, quien apuntó que podría tratarse de un fortín ya que los muros exteriores de las casas se engrosaban, es decir, hacían las veces de muralla.
Esta hipótesis se confirmó al hallar una estructura cuadrangular de 8,25 por 8,25 metros. "Las medidas me resultaron muy llamativas porque eran exactas, se corresponden a 15 codos púnicos; es extraordinaria la forma en la que trataban las matemáticas exactas en el siglo III a.C, en las Segundas Guerras Púnicas", ha explicado Ocharán.
Esta estructura habría actuado de torre defensiva al tener un alzado de piedra y adobe con unos tirantes de sujeción a modo de refuerzo y, además, carecía de puertas. También se encontró un nivel de madera deshecha y carbonizada.
"Esto nos confirma que era una torre ibérica de defensa, ya que tenían alojadas en su exterior unas plataformas de madera por la que subían mediante escaleras para defenderse. Además, no encontramos apenas cerámica porque era un edificio que se usaba únicamente como defensa, no vivían en él", ha afirmado el investigador.
La Torre de la Sierra de Balumba podría ser una de las estructuras defensivas más grandes halladas hasta la fecha, ya que con las dimensiones de su base se estima que podría haber alcanzado los ocho metros de altura. A modo de ejemplo, la torre del poblado de Coimbra, en Barranco Ancho, en Jumilla, no sobrepasaba los tres metros.
Poblado íbero de Coimbra, en Jumilla
Un espacio visitable
El equipo encargado de esta excavación tiene muy presente que trabaja con "un valor patrimonial inestimable para la sociedad" y, por ello, han tenido la idea de ir adecuando el yacimiento para que sea visitable.
Al realizar su labor, los arqueólogos habitualmente establecen terreras donde acumulan la tierra que desechan, pero en este caso decidieron situar ésta en el perímetro exterior, haciendo como una ronda por la que el visitante es guiado mientras pasea por el lugar.
En sucesivas campañas este yacimiento y los restos encontrados se musealizarán para hacerlos visitables, y está previsto que se cree un centro de atención provisto de un aparcamiento.
Además se recuperará el entorno con la vegetación antigua para dejar atrás el paisaje de escombros y canteras, las cuales, según el director de la excavación, destruyeron posiblemente la necrópolis del poblado.