Sociedad

El hielo del Ártico podría desaparecer cada septiembre a partir de 2030

Paula Buedo

Foto: Big Stock

Domingo 18 de junio de 2023

4 minutos

Para 2100, el Polo Norte podría permanecer sin hielo durante la mitad del año

El hielo del Ártico podría desaparecer cada septiembre a partir de 2030
Paula Buedo

Foto: Big Stock

Domingo 18 de junio de 2023

4 minutos

La emergencia climática se agudiza cada vez más y los expertos ponen sobre la mesa nuevas consecuencias catastróficas de esta. El deshielo del océano Ártico, en el Polo Norte, se adelanta en las previsiones de los científicos. Según el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), podría perder por primera vez todo su hielo en el mes de septiembre en 2030.

Siete años es el tiempo que el informe, publicado por la revista Nature, calcula que la masa helada se mantendrá durante todo el año. Lo más preocupante es que la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero podrían no ser suficientes: incluso en los mejores escenarios, el hielo desaparecería. “Proyectamos un Ártico sin hielo en septiembre entre 2030 y 2050 en todos los escenarios considerados”, describe el estudio. Para 2100, se calcula que la región ártica esté la mitad del año sin hielo.

El año 2000 supuso un punto de inflexión para el Ártico. El área helada comenzó a acelerar su desaparición como consecuencia del calentamiento global. El aumento de la temperatura del planeta dificulta la congelación de la masa helada del Polo Norte, que es un 12% menor que en 1980.

El problema tiene dos aristas. Por un lado, el hielo no se congela con tanta solidez como debería. Esto, sumado a las altas temperaturas, hace que se derrita más rápidamente.

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Peligro en septiembre

El momento del año en el que más se extiende el manto helado es marzo, mientras que septiembre y octubre es la época de deshielo en la que se reinicia el ciclo. No obstante, durante estos meses no se pierde toda la masa congelada, algo que podría empezar a ocurrir en menos de una década.

Las consecuencias apuntadas en el estudio, firmado por Yeon Hee Kim, Seung Ki Min, Dirk Notz y Elizaveta Malinina son alarmantes: “Afectará a las sociedades humanas y los ecosistemas. Y lo hará tanto en el propio Ártico como más allá porque va a cambiar la actividad marina, acelerará el calentamiento global y alterará el ciclo del carbono”.

Pese a las advertencias de los expertos, el deshielo es percibido como beneficioso para la actividad comercial, puesto que la ruta del Norte se utiliza para buscar combustibles fósiles como petróleo y gas o para que los cargueros se ahorren unas millas al transportar las mercancías.

También el turismo está dispuesto a hacer caja. Esta ruta, que hace años era poco segura de transitar, ahora se ha abierto. El mar de Wandel, en el norte de Groenlandia, es el único por el que no se circula aún, pero los expertos apuntan que próximamente también se podrá acceder.

Pese al interés de grandes potencias mundiales, como China y Rusia, en la zona y sus posibilidades económicas, las consecuencias ecológicas son muy negativas. No solo altera el hábitat de un gran número de especies, sino que el deshielo es una amenaza para las costas de todo el mundo.

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Paula Buedo

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