Familia, amigos, reencuentros, cenas, comidas, fiestas… Son algunas de las palabras que muchos de nosotros utilizaríamos para describir la época navideña. Sin embargo, en España, más de dos millones de personas mayores viven solas, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), y de todos ellos, el 68% se siente sola, haciendo que los términos anteriores estén muy lejos de representar su realidad.
La soledad no deseada (de la que no hay cifras oficiales) es, en palabras de algunos expertos, la otra gran pandemia del siglo XXI, que no entiende ni de edades, ni de épocas del año, aunque las personas mayores son el colectivo más vulnerable, y las navidades, una de las peores épocas para todos aquellos que sufren esta lacra social.
Los efectos que tiene estar y sentirse solos en Navidad son muchos y ninguno bueno, tal y como nos explica a 65YMÁS, Carina Cinalli Ramírez, psicóloga sanitaria, y vicepresidenta de la Asociación Española de Psicogerontología: "Puede aumentar la sensación de vacío, tristeza, desmotivación, disminuir la autoestima, el autoconcepto, las conductas de autocuidado, la sensación de autoeficacia y de control sobre la propia vida. Todo esto puede impactar negativamente en la fragilidad física, psicológica y cognitiva de la persona y, por lo tanto, afecta negativamente a su calidad de vida".
Pero esto no es todo, y la psicóloga cree que los mayores en esta época del año "suelen realizar un balance existencial, revisar su historia de vida, y esta actividad de reminiscencia puede ser algo muy positivo, pero el problema aparece cuando al mirar al pasado, la persona se focaliza en las pérdidas. La llegada de la Navidad y de fin de año propician la realización de este balance existencial y aquellos que experimentan soledad no deseada suelen mirar su vida en términos de lo que han perdido: pérdidas de personas que ya no están, pérdida de roles: antes trabajaba, ahora no, antes tenía una mejor salud, ahora no, etc. Hay mayores que dicen 'navidades eran las de antes, aunque no había mucho dinero, éramos muchas personas y nos gustaba estar juntos. Ahora ya no tengo a nadie'".
De hecho, según, un estudio elaborado en 2022 por Securitas Direct en colaboración con IO investigación, la población española siente en Navidad nostalgia (52%), tristeza (22%) y estrés (19%). Unos datos que llaman mucho la atención, y más si nos centramos en el colectivo de los mayores, en cuyo caso estos porcentajes aumentan, asegura el estudio. Lo que más entristece a este colectivo es no poder estar al lado de sus familiares ya fallecidos (67%), especialmente de sus padres (35%).
Pero esta situación tiene solución, y tal y como nos ha enumerado la psicóloga, existen una serie de acciones que tanto los mayores como las personas que forman parte de su entorno pueden hacer para paliar este sentimiento de soledad. Si nos centramos en su entorno más cercano, Cinalli asegura que basta con "prestar atención al os mayores de nuestro entorno más cercano, de nuestro vecindario, que sabemos que están solos, e informarles acerca de actividades que organicen diferentes asociaciones, donde se promueva la participación o donde realicen acompañamiento a personas que se encuentren solas", explica.
"Compartir parte de nuestro tiempo con ellos, brindando afecto, aceptación y compañía", son otras de las recomendaciones de la psicóloga, que nos recuerda que "la soledad persiste más allá de la Navidad", y, por tanto, no debemos bajar la guardia en ningún momento del año.
Por otro lado, y centrándose en los mayores que se sienten solos, la psicóloga explica que pueden "hacer cosas que sabemos qué hacen a la soledad “más pequeña”, como por ejemplo "levantarse pronto por la mañana, correr las cortinas de las ventanas para que entre la luz del día, encender la radio o escuchar la música que les guste". Además de esta rutina, les anima a "salir a la calle, hablar con los vecinos, llamar por teléfono a alguna persona significativa o acudir a las actividades organizadas en el barrio o en los centros de mayores, así como participar en alguna actividad de voluntariado". Sobre esto último, Cinalli comenta que no solamente "contribuyen a que la persona se sienta útil ayudando a los demás, sino que además es un antídoto contra la soledad".
"Abrirse a otras posibilidades, como pasar la Navidad con amigos o vecinos y pedir ayuda especializada en caso de ser necesario", son las otras dos propuestas de Cinalli, que hace especial hincapié en que los mayores deben obligarse a hacer estas cosas, aunque no tengan ganas.
Socializar, el mejor remedio contra la soledad
Siguiendo una de las recomendaciones de la psicóloga, diferentes asociaciones han vuelto a ofrecer, un año más, sus tradicionales actividades navideñas, para todos los mayores que estén interesados en pasar una tarde acompañados de otros iguales, y conocer así a gente nueva. Por ejemplo, desde Amigos de los Mayores han realizado entre el fin de semana del 2 y el 16 de diciembre, "25 comidas de Navidad en los territorios donde llevamos a cabo el programa de acompañamiento presencial. En total, han participado más de 2.000 personas mayores y voluntarias", nos comentan.
Además, "durante todo el mes organizamos actividades de socialización relacionadas con las fiestas: talleres, paseos por mercados navideños, visitas al centro de las ciudades para ver las luces de Navidad, meriendas, etc", explican.
Y por supuesto, también han tenido en cuenta una de las cosas que más caracteriza a estas fiestas: los regalos. Para que todos los mayores que forman parte de la entidad no se queden sin regalo, se les ha entregado "un obsequio con diferentes productos, como lote de Navidad".
Otra de las ONG que no se separa de los mayores en todo el año, y menos en Navidad, es Adopta un Abuelo. Su actividad por excelencia es 'Una carta para un abuelo', y tal y como nos ha contado una de sus trabajadoras, Elena Delgado, esta cuarta edición está siendo todo un éxito: "Este año ha ido mejor que en años anteriores, y en menos de un día recibimos más de 10.000 cartas, y actualmente ya tenemos más de 180.000, aunque esperamos muchas más", nos detalla.
Estas cartas van dirigidas a los mayores que viven en residencias y hasta el 31 de diciembre todo el que quiera puede dedicar unos minutos de su tiempo a escribir unas líneas que alegrarán el día a su destinatario: "Los trabajadores de las residencias con las que colaboramos nos ayudan a saber qué mayores quieren recibir estas cartas, y así los voluntarios lo único que tienen que hacer es meterse en la página web, y escribir su carta", explica Delgado.
"Como novedad este año, tenemos las cartas personalizadas, porque hasta ahora eran cartas más genéricas, y ahora los voluntarios saben a quién le van a escribir su carta y cuáles son sus aficiones", matiza. Las cartas se están entregando en mano a cada uno de los participantes, gracias a los voluntarios de la ONG y a los trabajadores de estos centros.
Desde Grandes Amigos no se han quedado atrás, y al igual que las asociaciones anteriores, durante estos días han realizado un total de 15 fiesta de Navidad en la Comunidad de Madrid, Galicia, Euskadi (bajo la marca Adinkide), Cantabria, Extremadura y Comunidad Valenciana: "El objetivo de estos eventos es doble: por un lado, en lo más inmediato, facilitar que las personas mayores disfruten de al menos un día de alegría y celebración en compañía en unas fechas en las que la soledad se hace más presente ante la ausencia de seres queridos y la marcha de parte de su red social; y, por otro lado, en el medio y largo plazo, aprovechar estos encuentros para conocer nuevas amistades con las que luego tejer relaciones de apoyo mutuo y amistad a lo largo del año", nos explican.
De hecho, para demostrar que estos encuentros son todo un éxito, han compartido en sus redes sociales fotografías y vídeos de estas fiestas, y los mayores aseguran que "no imaginaba volver a disfrutar de la Navidad" o que han vuelto a bailar "como cuando tenía 50".
La organización tiene claro que aunque en esta época, el apoyo es más necesario, no debemos olvidarnos el resto del año: "lejos de limitar los gestos solidarios a estas fechas navideñas, la ONG considera vital garantizar cada semana, de enero a diciembre, el apoyo que ofrece a las personas mayores en riesgo o situación de soledad", aseguran.
Y para conseguirlo han lanzado la campaña Carta a los Reyes Magos: regala un año sin soledad. A través de esta iniciativa, la ONG quiere conseguir cumplir los deseos de los mayores que son tan sencillo como "conocer amistades “de carne y hueso” para compartir un café; hablar con alguien al menos una vez por semana; contar con vecinos que estén pendientes; salir a merendar en compañía por el barrio, no pasar otro verano encerrada en casa".
Otra de las Fundaciones que siempre organiza una actividad con motivo de estas fechas es Vivofácil (antes Alares), que a través de su programa de voluntariado Ilumina una Vida, tiene como objetivo acompañar a los mayores que necesitan compañía.
"Este objetivo se logra bien a través de visitas recurrentes 2 horas a la semana al domicilio de la persona mayor a través de su modalidad presencial, como de un acompañamiento telefónico a través de un número de teléfono gratuito 24 horas los 365 días, puesto a disposición para toda aquella persona mayor que lo desee", nos explican.
Tampoco las comunidades autónomas han querido pasar la oportunidad de estar al lado de sus mayores y por ejemplo, en Castilla La-Mancha, la Asociación de Residencias y Servicios de Atención a los Mayores (ACESCAM), ha puesto en marcha, un año más, la campaña Navidad en Compañía, Ningún Mayor Solo. En Castilla y León, por su parte, han organizado comidas navideñas y han lanzado la propuesta Cerca de ti en Navidad, para que los mayores de 65 años que lo deseen puedan acudir a las residencias de la Junta en las noches de Nochebuena o Nochevieja o en los días de Navidad y Año Nuevo, y cenar o comer allí, acompañados por los residentes y personal de las residencias.
Todas estas asociaciones tienen un objetivo claro: acompañar a los mayores, no solo en Navidad o en fechas especialmente significativas, sino durante todo el año. De ahí, que el voluntariado sea tan importante y necesario, porque, si nos paramos a pensar, al final del día todos necesitamos y queremos sentirnos acompañados y queridos.