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El coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología, el doctor Álvaro Sánchez Ferro, asegura que "la edad es el principal riesgo para padecer párkinson" y que, por este motivo, es probable que, "en España, debido al progresivo envejecimiento de la población, el número de afectados se triplique en los próximos 30 años".
"Los avances diagnósticos y terapéuticos que ha experimentado esta enfermedad en los últimos años son algunas de las razones que explican este aumento en la prevalencia de la enfermedad de Parkinson. Pero sobre todo, detrás de este incremento, está el progresivo envejecimiento de la población", explica el doctor Álvaro Sánchez Ferro.
El doctor Ferro asegura que, mientras que el párkinson "afecta a un dos por ciento de la población mayor de 65 años, pasa a ser al cuatro por ciento en mayores de 80 años". En todo caso, la enfermedad de Parkinson no solo afecta a personas de edad avanzada ya que, aproximadamente un 15 por ciento de los casos actualmente diagnosticados en España corresponden a personas menores de 50 años.
Con motivo del Día Mundial del Párkinson, que se celebra este martes, 11 de abril, la Sociedad Española de Neurología (SEN) recuerda que esta enfermedad afecta a más de siete millones de personas en todo el mundo y, en España, más de 150.000 personas están afectadas por esta enfermedad neurológica crónica y progresiva.
Aunque tener un familiar cercano con la enfermedad de Parkinson aumenta las posibilidades de padecer este trastorno, solo un 10 por ciento de los casos de esta enfermedad corresponden a formas hereditarias. En el 90 por ciento de los casos, la causa de enfermedad de Parkinson sigue siendo desconocida, aunque la comunidad científica cada vez encuentra más evidencias de que su origen es el resultado de una combinación de factores ambientales en personas genéticamente predispuestas.
Síntomas y cómo prevenirlo
"Teniendo en cuenta el desafío que supone el previsible incremento de nuevos casos de esta enfermedad, se hace muy necesario llevar a cabo estrategias de prevención sobre aquellos factores que ya sabemos que pueden aumentar el riesgo de padecerla", comenta el doctor Ferro. En este sentido, es recomendable llevar un buen estilo de vida realizando ejercicio físico de forma regular, optando por la dieta mediterránea y controlando la hipertensión y la diabetes tipo 2.
Por otra parte, la exposición a pesticidas, a disolventes industriales, a la contaminación del aire, o a infecciones por 'helicobacter pylori' o hepatitis C, también se han asociado, entre otros factores, a un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad.
Actualmente, cada año se diagnostican en España unos 10.000 casos nuevos de esta enfermedad caracterizada por producir diversos síntomas motores y no motores. Entre los síntomas motores, los más habituales son el temblor y la lentitud de movimientos. Además de los síntomas que ocurren al inicio, aparecen otros problemas con la evolución de la enfermedad como las fluctuaciones motoras que se hacen presentes en más del 80 por ciento de los pacientes tras cinco y diez años desde el diagnóstico.
Pero los síntomas motores no siempre son los primeros en aparecer al inicio de esta enfermedad. Hasta en un 40 por ciento de los casos la primera manifestación del párkinson es la depresión y, esto, puede llevar a diversos errores diagnósticos. Entre otros síntomas no motores destacan la ansiedad, los problemas cognitivos, trastornos del sueño, dolor, estreñimiento, problemas de deglución o en la función genitourinaria.
"Tendemos a asociar la enfermedad de Parkinson únicamente a la sintomatología motora, cuando en realidad es una enfermedad que se puede manifestar de muchísimas otras formas. Y de hecho, los síntomas no motores pueden llegar a ser, en muchas ocasiones, muy incapacitantes", asegura el doctor Ferro. Además, cuando los primeros síntomas de la enfermedad no son los motores o no son tan evidentes "puede ser complicado identificarla de forma temprana e incluso difícil de diferenciar de otros síndromes parkinsonianos".
Actualmente en España hay un retraso diagnóstico de entre uno y tres años y esto hace que aproximadamente un tercio de los nuevos casos estén aun sin diagnosticar, según señala el doctor Ferro.
Un diagnóstico temprano permite iniciar el tratamiento de esta enfermedad en las primeras fases, lo que ayuda a mejorar la calidad de vida de los pacientes, prevenir complicaciones y minimizar la discapacidad a largo plazo. Y, aunque el tratamiento farmacológico disponible actualmente, si bien no logra detener el proceso degenerativo, resulta eficaz para mejorar la mayoría de los síntomas motores y para muchos de los síntomas no motores.
"En todo caso, el tratamiento de esta enfermedad requiere de un enfoque integral, en el que se incluyan también tratamientos no farmacológicos, y también un enfoque individualizado, según la discapacidad, la edad del paciente y de las complicaciones y síntomas que van surgiendo a lo largo de su evolución", concluye el especialista.