El insomnio en la mediana edad puede manifestarse como problemas cognitivos en la edad de jubilación. Así lo ha determinado un estudio de la Universidad de Helsinki, que investigó el desarrollo de síntomas de insomnio en la mediana edad y sus efectos sobre la memoria, la capacidad de aprendizaje y la concentración después de la jubilación.
Según el estudio, los síntomas del insomnio a largo plazo y el posterior funcionamiento cognitivo más deficiente tienen una conexión clara. “Los hallazgos indican que los síntomas de insomnio severo se asociaron con una peor función cognitiva entre aquellos que tenían una pensión legal”, explica el investigador doctoral Antti Etholén en una nota recogida por la Universidad.
El estudio, que tuvo un período de seguimiento de 15 a 17 años, también encontró que los problemas de memoria y los problemas en la capacidad de aprendizaje y concentración aumentaron a medida que se prolongaron los síntomas del insomnio.
Dormir bien en la mediana edad
Investigaciones anteriores demostraron que existen una serie de mecanismos capaces de explicar cómo el sueño puede afectar el funcionamiento cognitivo. Lo que diferencia este estudio de los anteriores es el largo período de seguimiento de los síntomas del insomnio, consiguiendo demostrar que los síntomas del insomnio disminuyeron con los años, así como que el funcionamiento cognitivo era mejor en la edad de jubilación en comparación con los problemas persistentes.
Según los investigadores, los síntomas de insomnio de larga duración deben considerarse factores de riesgo de un funcionamiento cognitivo deficiente. "Según nuestros hallazgos, estaría justificada una intervención temprana que aborde los síntomas del insomnio o medidas destinadas a mejorar la calidad del sueño", explica el profesor Tea Lallukka.
En cuanto a las formas de mejorar la calidad del sueño, incluida la regularidad del ritmo del sueño, los investigadores señalan como principales factores la temperatura y la luminosidad apropiadas del ambiente para dormir, y el momento óptimo para hacer ejercicio físico, consumir café y comer.
Sin embargo, aún son necesario estudios de intervención para determinar los efectos de las medidas de apoyo a un buen sueño, según Lallukka. “En estudios posteriores, sería interesante arrojar más luz sobre, por ejemplo, si el tratamiento del insomnio también puede ralentizar el desarrollo de trastornos de la memoria”. Y señala que solo los síntomas de memoria autoinformados podrían tenerse en cuenta en el presente estudio.
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.