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Nueva oportunidad para Intempo, el edificio residencial más grande de Europa, ubicado en Benidorm (Alicante). La construcción de este coloso de 198 metros de altura arrancó en 2007, pero se acabó convirtiendo en uno de los iconos de la crisis inmboliaria en España y quedó en el limbo. Sin embargo, ahora acaba de obtener la licencia de obra, con la que podrá comenzar el proceso de modernización y actualización que contemplará una modificación de espacios interiores y una mejora de las zonas comunes.
Las obras, que durarán de 12 a 14 meses aproximadamente y se estima que comiencen a lo largo del otoño, suponen destinar dos de las 47 plantas del edificio a utilización comunitaria, con un spa, zonas de masaje, sauna, gimnasio, jacuzzis y azotea, informa la empresa en un comunicado. En total cuenta con 269 viviendas.
Uno de los principales objetivos de Intempo es "ofrecer las experiencias asociadas a un resort de lujo", y una de las grandes innovaciones de la promotora encargada de liderar el proceso, Unig Residential, es ampliar y mejorar las zonas comunes.
Respecto a la parte posterior del edificio, se completará mediante la construcción de una piscina de estilo playa y una piscina infantil, ocupando una superficie total de 4.300 metros cuadrados. En cuanto a la zona delantera, la planta terraza de la torre de poniente, albergará una zona para niños y en la misma línea, la torre de levante contará con un restaurante exclusivo para los propietarios.
El comunicado indica que las obras ponen en relieve "el compromiso que los nuevos propietarios y gestores del proyecto han asumido, para dar respuesta a aquellos compradores que buscan una propiedad que les permita disfrutar de unas experiencias únicas y que les represente una inversión con valor seguro".
Proyectada en el año 2006, el sueño de 47 plantas del empresario vasco José Ignacio de la Serna (Olga Urbana SL) encalló en la crisis del ladrillo y fue adquirido primero por la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la reestructuración bancaria (conocido como la Sareb), quien heredó en 2012 la deuda de 108 millones de Novacaixagalicia, la entidad que financió su construcción. En 2018 el fondo de inversión Strategic Value Partners (SVPGlobal) se hizo con el control del inmueble.