Carlos Zapatero
Internacional
Greta Thunberg, la niña que se enfrenta al cambio climático a pesar de sufrir Asperger
La activista sueca ha supuesto una revolución en la percepción de esta enfermedad
Con apenas 16 años de edad, Greta Thunberg ha sido protagonista en el panorama internacional como consecuencia de su papel en la lucha por la concienciación medioambiental y las consecuencias del cambio climático. Además, su protagonismo se ha visto potenciado por su enfermedad: el Síndrome de Asperger, una manifestación específica del trastorno del espectro autista.
2018, el cambio climático y el Parlamento Sueco
Todos los viernes desde agosto de 2018, Greta Thunberg acude a las puerta del Parlamento Sueco a manifestarse por el cambio climático. Greta puso la primera piedra a una protesta que, el pasado mes de marzo, recorrió los principales países de todo el mundo. Por medio del lema #FridaysForFuture, más de 100 ciudades en todo el planeta y miles de jóvenes que apoyaban la misma causa que defiende Greta, se concentraban el pasado 15 de marzo en pro de un objetivo común: la concienciación del impacto del cambio climático en nuestras vidas.
El síndrome de Asperger y su impacto en Greta Thunberg
Greta ha demostrado cómo uno de los rasgos que define al síndrome de Asperger, que es la dificultad por desarrollar sus habilidades sociales, no ha sido un problema para lograr movilizar a todo el mundo en la lucha por la consecución de un mismo objetivo. Y es que la protagonista ha tenido que luchar contra el resto de la sintomatología que caracteriza a la enfermedad, como la dificultad para hacer uso del lenguaje o el reto que supone coordinar las habilidades motrices de manera efectiva.
En los adultos, la mayoría de las características que definen a este trastorno se mantienen. Sin embargo, especialmente cuando hablamos de la madurez, la discapacidad no suele ser visible, únicamente es posible darse cuenta de esta patología en determinadas áreas de comportamiento muy específicas. No en vano, detectado en edades tempranas, es posible que la persona que padece este síndrome pueda llevar una vida completamente normal en la edad adulta.
Los estudios afirman que nos encontramos ante uno de los síndromes más complicados de identificar. Actualmente entre 3 y 7 personas de cada 1.000 nacidos está presenta. Sin embargo, el infradiagnóstico es uno de los grandes problemas a los que se enfrenta esta patología.