Rosa María Torres
Internacional
Conoce la historia de Whang Od: la tatuadora kalinga más longeva del mundo
La centenaria tatúa a unas 30 personas cada fin de semana
¿Alguien se imagina ser tatuado por una persona de 102 años? Su nombre es Whang-Od y es la tatuadora más longeva del mundo. Con una caña de bambú y una espina de limonero (son largas, fuertes, afiladas y antioxidantes), así es como tatúa; una técnica milenaria que ha dado la vuelta al mundo. Es última artista del tatuaje de la tribu kalinga.
En Kalinga, en el extremo norte de Filipinas; lugar donde reside y trabaja la tatuadora, todos tienen dibujos en su piel. Las mujeres por una cuestión de belleza, los hombres tienen que ganárselo y, en el pasado, solo los valientes guerreros podían tener un tatuaje. "Los padres se lo hacían a sus hijas porque las veían más guapas", explica en un documental la propia Whang-Od.
Ella es la única persona del poblado que hace los tatuajes y cuando muera la sucesora será la nieta de su hermana, Grace Palicas que comenzó a tatuar con 9 años (pues Whang-Od no se ha casado ni tiene hijos).
Vive en uno de los lugares más remotos del mundo
La única manera de llegar hasta la aldea de Buscalan, el hogar de Whang-Od, es atravesando un estrecho sendero entre la jungla y las montañas, no hay una carretera ni un medio de transporte que llegue hasta allí. Hasta hoy el reino de los kalingas se ha mantenido alejado del mundo preservando su propia cultura. Solo una vez por semana un jeep transporta a los viajeros de la ciudad a la aldea.
"Estoy muy agradecida de que me visite gente de todas partes del mundo. Sus tatuajes dan sentido a mi vida", explica la artista. Con el dinero que recibe por su trabajo compra gallinas y cerdos. "Antes no hacíamos tatuajes por dinero. Pero ahora las cosas han cambiado. Necesitamos el dinero, antes intercambiábamos cosas", continúa.
Para hacer el tatuaje mezcla la tinta hecha con carbón vegetal, agua y un poco de caña de azúcar y con un tallo de arroz estampa el patrón en la piel. Utiliza la técnica batok, que significa "golpear" y es de las pocas maneras artesanales de tatuar que quedan en el mundo. Esta técnica es muy dolorosa y los que la han probado la definen como "palpitante". De hecho, en ocasiones, se necesitan varios días para terminar un dibujo.
"El primer tatuaje que me hicieron fue unas escaleras y una serpiente pitón. No tienen ningún significado, son solo decoración", confiesa. Además tiene tatuados campos de arroz, montañas y el nombre de su amado en la muñeca. Su talento le viene de familia, pues su padre era tatuador y le enseñó la técnica a los 25 años.