José Díaz es un joven onubense se ha dado a conocer por pedir públicamente la eutanasia para poder morir de una manera digna. Cuando cumplió 30 años, sufrió daños cerebrales debido a una ingesta de metanol que le provocó una necrosis cerebral.
Esta afección provoca que tanto las células como las terminaciones cerebrales vayan muriendo, y por eso el joven ha decidido que quiere poner fin a su vida y evitar así que su salud siga empeorando.
Tal y como ha explicado la familia al diario local Huelva Información, José necesita un informe de diferentes especialistas que certifiquen que se cumple con los requisitos necesarios para poder poner fin a su vida. Además, también será necesario pasar por un Comité de Garantías, que son los que realmente deciden la resolución del caso.
La familia lleva más de un año en todo este proceso, y según la hermana y la madre del joven, la petición de José ha sido rechazada por criterios personales y de objeción de conciencia de los diferentes profesionales médicos implicados en este caso.
Al tiempo que la solicitud se valoraba, la salud de José ha ido empeorando y ha perdido la vista, y la capacidad de hablar y caminar. Además, tiene dolores continuos que le provocan gran sufrimiento, y que no son capaces de paliar con medicación.
La familia, que ha contactado con médicos y profesionales a nivel nacional e internacional, asegura que todos le han dicho que es imposible que el joven se recupere, y que solo podría recibir cuidados paliativos o fisioterapia.
"Hemos hecho todo lo posible por encontrar una solución para mi hermano, le hemos llevado por nuestra cuenta a todos los especialistas de Barcelona, Madrid... pero no se puede hacer más", asegura la familia a Huelva Información.
A pesar de las malas noticias, la familia ha decidido cambiar de médico de cabecera, con la esperanza de que este nuevo profesional estuviera a favor de la eutanasia, y tal y como han contado, la médico les ha dicho que "debemos tener una muerte digna".
Ahora esperan que antes de que la salud de José siga empeorando, puedan cumplir su voluntad y que muera dignamente.
¿Quién puede pedir la eutanasia?
Toda persona mayor de edad con nacionalidad española o residencia legal en el país desde hace más de un año y en plena capacidad de obrar y decidir puede solicitar y recibir dicha ayuda, siempre que lo haga de forma autónoma, consciente e informada, y que se encuentre en los siguientes supuestos: "padecimiento grave, crónico e imposibilitante" o "enfermedad grave e incurable causantes de un sufrimiento físico o psíquico intolerables".
El paciente deberá confirmar su voluntad de morir al menos en cuatro ocasiones a lo largo del proceso, que se puede alargar algo más de un mes desde que lo solicita por primera vez, y en cualquier momento podrá echarse atrás o aplazar la eutanasia. En el caso de que el paciente no se encuentre en el pleno uso de sus facultades ni pueda prestar su conformidad libre, voluntaria y consciente debe haber suscrito con anterioridad un documento de instrucciones, testamento vital, voluntades anticipadas o documentos equivalentes legalmente reconocidos.
Control médico y objeción de conciencia
Después de la primera solicitud, el médico responsable informará al paciente sobre su diagnóstico, posibilidades terapéuticas y resultados esperables, así como sobre posibles cuidados paliativos, asegurándose de que comprende la información que se le facilita". Tras ello, el paciente deberá confirmar su intención. Aún así, después de la segunda solicitud debe haber una nueva reunión entre ambos.
Será este médico quien autorizará el proceso, antes, tiene que pedir la opinión de un facultativo formado en el "ámbito de las patologías que padece el paciente" pero que no sea de su "mismo equipo del médico". Además, la comisión de evaluación autonómica (cuya formación está especificada también en la norma) deberá elegir a dos expertos (uno de ellos jurista) que evalúen el caso.
Ambos expertos deben de estar de acuerdo en su decisión, si no, será el pleno de la comisión quien la tome. Del mismo modo, los profesionales sanitarios directamente implicados en esta prestación "podrán ejercer su derecho a la objeción de conciencia", un reparo que "deberá manifestarse anticipadamente y por escrito" y que pasará a forar parte de un registro.