La jueza de la Corte Suprema de los Estados Unidos Ruth Bader Ginsburg (85 años) ha sido distinguida este viernes con el I Women Business & Justice European Forum Award por su trayectoria profesional, en el marco del 2nd Women Business & Justice European Forum que organiza el Icab (@comunicacioicab), liderado por su decana, Maria Eugènia Gay.
Ginsburg fue la segunda mujer jueza nominada a la Corte Suprema de los Estados Unidos, y fue el presidente Bill Clinton quien la nominó como jueza asociada de la Corte Suprema, tomando posesión del cargo el 10 de agosto de 1993. Lleva años posicionada como una de las mujeres más influyentes en Estados Unidos y su incansable lucha por la igualdad de la mujer la han convertido una auténtica celebridad.
El hecho de que forme parte de la Corte Suprema es uno de los quebraderos de cabeza del actual presidente, Donald Trump. El apoyo a medidas progresistas como la defensa del aborto legal o los derechos de la comunidad LGTBI son solo algunas de las decisiones que chocan con los intereses de la administración Trump, interesada en conseguir una mayoría conservadora en el Tribunal.
De ahí que los problemas de salud de Ginsburg (ha sufrido dos cánceres) estén siendo seguidos con expectación tanto por simpatizantes como por sus rivales políticos. De hecho, en caso de que falleciera o se tuviera que retirar por alguna enfermedad, Trump tendría a mano cimentar la mayoría conservadora de la Corte Suprema nombrando a un juez que la sustituyera.
Premio
La hija de Ruth Bader, Jane C.Ginsburg, profesora de la Facultad de Derecho de Columbia, recogió el premio en Barcelona en su nombre, y expresó su agradecimiento a los organizadores "de este congreso importantísimo para el éxito del desarrollo de la mujer en el ámbito profesional".
En la clausura del congreso, Gay leyó las conclusiones de las mesas de debate realizadas, que se trasladarán a todos los poderes públicos, junto a la presidenta de 50/50, Anna Mercadé; la decana del Colegio de Abogados de Talavera de la Reina (Toledo), Margarita Cerro, y la presidenta del Círculo de Mujeres de Negocios, Elena Faba.
Entre otras conclusiones, destacan que la desigualdad continúa teniendo rostro de mujer, que desde el poder se ha de velar para dar voz a las mujeres, que las mujeres no han de pedir permiso para ocupar los cargos de poder y que el eje constitutivo de la democracia del siglo XXI es la igualdad entre hombres y mujeres.
En el ámbito económico, constatan que empoderar a las mujeres mejora la economía, y defienden que hay que preparar a las mujeres para aprovechar la oportunidad del mundo digital, entre otras.
Sobre formación e investigación, piden reflexionar sobre las políticas de educación para evitar que reproduzcan estereotipos, que los equipos investigadores sean diversos y empoderar a las niñas desde una temprana edad para que también puedan emprender carreras tecnológicas.
También reclaman la colaboración entre generaciones e involucrar a los hombres, destacando que la nueva generación de jóvenes feministas son agentes de cambio.
