Juan María León
Sociedad
La justicia fija criterios para sustituir al conserje por un videoportero
Un Tribunal establece los motivos para despedir a un trabajador, que debe ser en el momento del cese
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Los motivos organizados o técnicos para despedir a un conserje tienen que darse en el momento del cese y no tiempo antes, cuando se implantan las mejoras técnicas y organizativas que afecten a sus labores de trabajo, según una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Galicia (TSJG).
El caso de esta sentencia consistió en una serie de cambios organizativos que la llevó a cabo la comunidad de propietarios y que afectaban a las labores de la portera, como fueron la instalación de un videoportero y buzones en el portal, el cambio a gas de las calderas de la calefacción y agua caliente central y la modernización de los ascensores. La implantación de estas mejoras técnicas y organizativas afectaron al trabajo de la empleada.
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No obstante, el despido de la portera no se acordó en el momento en el que se implantaron las medidas, sino nueve años después. Por eso, la trabajadora decidió ir al juzgado a denunciar por despido improcedente. La comunidad presentó un recurso de suplicación ante este Tribunal, aunque este confirmo el despido improcedente ya que las “causas organizativas o técnicas invocadas no concurren en el momento del cese de la trabajadora, sino que surgieron muchos años antes”.
Los jueces reconocieron que, al implantar esos cambios técnicos y organizativos, que la comunidad había aprobado, las labores de la empleada se vieron afectados y que se ha acreditado de manera razonable y proporcional que el mantenimiento del puesto de trabajo que se pretende amortizar provoca un desequilibrio prestacional. Sin embargo, los cambios más relevantes, el videoportero, nuevas calderas y los buzones, se produjeron nueve años antes del despido.
La sentencia recoge que cualquier empresa o comunidad de propietarios puede reorganizar su actividad a través de cambios en el trabajo de su personal o en el modo de organizar la producción, aunque deben de acreditar de manera razonable y proporcional que el mantenimiento del puesto de trabajo que se pretende amortizar provoca un desequilibrio prestacional.