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¿Hasta qué punto una dieta sana puede frenar la pérdida de memoria? Esta es la cuestión que han querido resolver investigadores de la Universidad de Lund, en Suecia, con un estudio que muestra que dos dietas, incluida la dieta mediterránea, no están vinculadas a un riesgo reducido de demencia, aunque abre la puerta a que sea un factor más dentro de un conjuntos de buenos hábitos.
Hasta el momento, varios estudios habían sugerido que llevar una dieta saludable, concretamente la mediterránea, puede reducir el riesgo de demencia de una persona. Este nuevo estudio, publicado en la edición online de Neurology, la revista médica de la Academia Estadounidense de Neurología, aclara en qué medida.
La dieta mediterránea incluye un alto consumo de verduras, legumbres, frutas, pescado y grasas saludables como el aceite de oliva, y un bajo consumo de lácteos, carnes y ácidos grasos saturados. "Estudios previos sobre los efectos de la dieta en el riesgo de demencia han tenido resultados mixtos", señala la autora del estudio, Isabelle Glans.
"Si bien nuestro estudio no descarta una posible asociación entre la dieta y la demencia, no encontramos un vínculo en nuestro estudio, que tuvo un período de seguimiento prolongado, incluyó a participantes más jóvenes que otros estudios y no requirió que las personas recordaran qué alimentos que habían comido regularmente años antes", explica.
Para el estudio, los investigadores identificaron a 28.000 personas de Suecia. Los participantes tenían una edad promedio de 58 años y no tenían demencia al comienzo del estudio. Fueron seguidos durante un período de 20 años. Durante el estudio, los participantes completaron un diario de alimentos de siete días, un cuestionario detallado de frecuencia de alimentos y una entrevista. Al final del estudio, 1.943 personas, o el 6,9%, habían sido diagnosticadas con demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer y la demencia vascular.
Los investigadores examinaron en qué medida las dietas de los participantes se alineaban con las recomendaciones dietéticas convencionales y la dieta mediterránea. Después de ajustar por edad, sexo y educación, los investigadores no encontraron una relación entre seguir una dieta convencional o la dieta mediterránea y un menor riesgo de demencia.
"Es posible que la dieta por sí sola no tenga un efecto lo suficientemente fuerte sobre la memoria y el pensamiento, pero es probable que sea un factor entre otros que influyan en el curso de la función cognitiva. Las estrategias dietéticas aún serán potencialmente necesarias junto con otras medidas para controlar los factores de riesgo", señala Nils Peters, de la Universidad de Basilea en Suiza, quien escribió un editorial que acompaña al estudio.