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Pocos se imaginan a un músico mecanografiando su obra maestra, pero si así la desearan trasladar a una partitura sería posible. Y no hablamos de un invento de ahora. Hay que remomatarse a 1936, año en el que fue patentada por primea vez la máquina de escribir Keaton Music (de 14 teclas) por Robert H. Keaton de San Francisco, California, tal y como explican en la web Music Printing History. Más tarde, Keaton registro otra patente en 1953 (33 claves) que incluía mejoras en la máquina.
Las máquinas Keaton Music existentes son en la actualidad piezas de museo y de coleccionistas. Este ingenio se comercializó en la década de 1950 y su precio rondaba los 225 dólares de la época. Pese a que hacía más fácil y rápido a músicos, profesores y editores producir copias de partituras musicales, no caló entre los compositores, que preferían escribir su música a mano.
La máquina se caracteriza por su teclado circular, que permite imprimir los caracteres de las notas musicales en el pentagrama con más precisión.