Paula Buedo
Sociedad
Lectura, la receta de las farmacias de Galapagar contra la soledad
Acervo Intergeneracional busca crear redes de comunicación y apoyo a mayores a través de los libros
Entre las páginas de un libro se esconde mucho más que simples palabras. Sus historias nos llevan a realidades lejanas, llenas de historias que nos tocan el corazón o nos lanzan hacia aventuras que jamás pensamos vivir, con giros y piruetas emocionantes o escenas que recordamos mucho tiempo después por haber sentido que una pequeña parte de nosotros quedaba encerrada entre esas letras impresas en tinta negra.
La lectura es un puente para llegar más allá de lo que pueden llevarnos nuestros pies, pero su potencial no acaba aquí. Un libro no solo es un pasatiempo con el que rellenar el tiempo muerto en las tardes de lluvia, antes de dormir o en transporte público; sino que es una vía de comunicación que puede generar una comunidad mucho más amplia.
Desde la ONG Acervo Intergeneracional lo saben bien y, por ese motivo, llevan ya varios años tejiendo con cuidado una red de lazos entre lectores para ahuyentar el fantasma del aislamiento. “Qué mejor herramienta para saltar la barrera del diálogo que un libro”, ha explicado su presidenta y fundadora, María Luisa Forniés, a 65YMÁS.
La soledad no deseada es una gran losa que afecta a un importante porcentaje de personas en todo el mundo, también en España. Se cuela despacio en la vida de los mayores, poco a poco y sin hacer ruido, mermando la calidad de vida y generando graves problemas: depresión, falta de autoestima, ansiedad… Además, la ciencia y grandes organizaciones como la OMS ya han advertido de que las consecuencias del aislamiento no solo afectan a la salud mental, sino que pueden llegar a precipitar la muerte de las víctimas de este problema.
Por eso, son cada vez más las iniciativas que se plantan frente a esta situación y buscan modos de paliar ese sentimiento que, a veces, ni siquiera los propios afectados saben identificar. “Es más fácil que se dé cuenta una vecina”, explica María Luisa Forniés. En los ultimos meses, en el municipio madrileño de Galapagar, varias farmacias se han convertido en baluartes contra la soledad gracias a la iniciativa de Acervo Intergeneracional.
Farmacias: espacios de confianza
“¿Quiénes mejor que las farmacias conocen a las personas que acuden día a día a la compra de medicamentos?”, plantea la presidenta de Acervo Intergeneracional. Para muchas personas, estos espacios son parte de su rutina cotidiana, lo que genera una estrecha relación con los profesionales al otro lado del mostrador. No solo se consigue el medicamento recetado, sino que también se conversa, se intercambian impresiones y se mima a esa clientela habitual, que pasa a integrarse en una red de cuidados.
Estas dinámicas son la clave para que funcione el proyecto de Acervo. “Son referentes y puntos de confianza”, subraya María Luisa. Con esto, se consigue que los mayores se sientan cómodos para manifestar si sienten que algo no marcha bien en su día a día y abrir así la puerta a conocer los proyectos de acompañamiento de la ONG.
Sin embargo, la soledad es escurridiza y no siempre da la cara. Muchas veces acecha por detrás y asfixia sin que podamos señalarla con claridad, algo a lo que no contribuye la gran invisibilización y estigma que pesa sobre este problema. “Que se sienten solos nadie lo comenta”, reconoce Forniés. Por el contrario, suelen preguntar por algunos de los síntomas: “Me siento mal, no tengo interés por nada, se me olvidan las cosas cotidianas… ¿No tendrás algo que me motive?”.
Es en este momento en el que las farmacéuticas colaboradoras del proyecto se ponen en marcha para recetar un tratamiento de lo más particular. Cuando detectan que alguien puede sentirse solo, ponen a su disposición alguno de los libros donados por la biblioteca municipal y les facilitan la inscripción y el contacto con los proyectos intergeneracionales de la ONG.
Pero, ¿qué hace que estos libros sean especiales? No es raro que los hogares tengan grandes estanterías repletas de libros de todo tipo, desde el último best seller hasta clásicos de la literatura universal. Lo relevante de esta iniciativa es la comunicación que se genera a partir de la lectura, pues se forman parejas que generan relaciones valiosas de intercambio. “Aconsejamos no hablar ni de salud, ni del tiempo”, comenta la presidenta y fundadora.
Son dos los paradigmas que se defienden desde esta organización. El primero de ellos es el envejecimiento activo, que incide en la importancia de considerarlo como un proceso y no como un estado. Por otro lado, se genera una relación intergeneracional bidireccional de respeto mutuo en la que se transmiten conocimientos y sabiduría.
Una mirada al futuro
Los “ángeles verdes”, como se conoce a los voluntarios de Acervo, llevan muchos años velando por las generaciones más mayores de Galapagar. Sin embargo, cuando en 2020 estalló la pandemia que nos confinó, se enfrentaron a un nuevo reto: mantener la comunicación en la distancia.
En mitad de la adversidad, floreció el proyecto LeerteQuiero a distancia. Bajo su lema “Ya que te quedas en casa… ¿Me acompañarías leyendo?”, se crearon parejas de lectores a través de la pantalla y se conectaron familias. A través de la plataforma de videollamadas Zoom, diferentes generaciones pudieron mantener el contacto. “Los nietos contaban los cuentos a los abuelos”, recuerda María Luisa.
Este proyecto pionero ha continuado y sigue creando redes de comunicación y cuidados para acompañar a quien lo desee. “No queremos olvidarnos de esta fórmula para las generaciones que vienen”, explica la presidenta. Desde su página web, puede consultarse una guía para formar parte de la gran comunidad lectora.
Prueba del éxito de estos proyectos es Berta, una vecina de 96 años a la que la residencia “se le queda corta”. De la mano de su pareja lectora, Amparo, trabaja en la publicación de sus memorias, escritas de su puño y letra, sobre su experiencia vital como niña exiliada en la Unión Soviética tras la Guerra Civil.
También fruto de las parejas lectoras nació en 2021 Contrapuntos de una vida, libro en el que Miguel Ángel, voluntario, y María Luisa, beneficiaria con más de ocho décadas de trayectoria vital se unen para recoger con complicidad y sintonía el relato de toda una vida.
De cara al futuro, la ONG busca ampliar los acuerdos de colaboración a nuevas farmacias del municipio para, así, conseguir alcanzar a muchas otras personas que puedan necesitar en algún momento el apoyo de la red intergeneracional y de la amistad de beneficio mutuo que se genera.