A lo largo de la historia, la esperanza de vida ha ido aumentando hasta llegar a los 70-73 de edad media mundial en la actualidad. ¿Hasta cuándo crecerá ese número?, ¿existe un límite para la longevidad? Un nuevo estudio sugiere que la esperanza de vida del ser humano alcanzaría su máximo en los 150 años.
Esta investigación, publicada en la revista Nature Communications, se basa en la edad biológica, es decir, la rapidez con la que se deteriora el cuerpo, que puede coincidir o no con la edad cronológica –los años que tenemos–. Para su elaboración, los científicos combinaron los datos de análisis de sangre de casi 600.000 personas con los obtenidos por el uso de relojes inteligentes de otro subgrupo más pequeño de participantes.
Para aumentar la esperanza de vida, la edad biológica debe envejecer más lentamente que la cronológica. El tiempo pasa para todo el mundo, eso es un hecho, pero no todo el mundo se enfrenta al paso del tiempo de la misma manera. Aquí intervienen aspectos como nuestro estilo de vida: la actividad física, la alimentación, el estado de salud, el estrés, el descanso nocturno, e incluso la genética. Estos factores van a determinar la edad del organismo.
Pues bien, para este análisis, los investigadores desarrollaron una nueva forma de interpretar las variaciones de la edad biológica: el indicador dinámico del estado del organismo (DOSI, por sus siglas en inglés), recoge Science Alert.
Gracias a este método fiable, los expertos han observado que el ritmo de recuperación de nuestro organismo disminuye con el envejecimiento, razón por la que nos cuesta más sobreponernos a enfermedades o lesiones cuando somos más mayores. Este es el factor crítico para determinar la longevidad: “Si no se ataca la pérdida de resiliencia, cualquier intervención médica fracasará”, señalan los investigadores. De esta forma, DOSI les ha indicado dónde estaría el punto y final de la capacidad de recuperación.
"La extrapolación de esta tendencia sugiere que el tiempo de recuperación de DOSI y la diferencia divergirían simultáneamente en un punto crítico de 120-150 años de edad, lo que corresponde a una pérdida completa de resiliencia", aseguran en el artículo.
Igualmente, los científicos han detectado un cambio en el proceso de envejecimiento en dos edades: una, desde los 35; y, otra, de los 65 en adelante.
"La criticidad que resulta en el final de la vida es una propiedad biológica intrínseca de un organismo que es independiente de los factores de estrés y significa un límite fundamental o absoluto de la esperanza de vida humana", destaca el artículo. De tal manera que, incluso las personas que no padezcan ninguna enfermedad crónica y vivan más sanos, no pueden vivir más años porque su capacidad de recuperación habría llegado a su fin.
En ocasiones, las personas que no han llevado una vida sana o su estilo de vida no ha sido el adecuado, viven hasta edades avanzadas. Sin embargo, tal y como afirman estos investigadores, la resiliencia es la clave para la longevidad.
Hasta ahora, la persona documentada más longeva de la historia ha sido Jeanne Louise Calment, una mujer francesa que murió en 1997 a la edad de 122 años y 164 días.
