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El actor, modelo y pintor Antonio Ibáñez fallecía este pasado martes 12 de julio con sólo 34 años a causa de un cáncer. Ibáñez interpretó a personajes en series de televisión como Aída o La que se avecina y en la actualidad estaba inmerso en un proyecto de pintura "muy personal".
"He luchado con todas mis fuerzas pero no he conseguido ganar esta batalla. Tenía muchas ganas de vivir y seguir creando arte. Aun así, podréis ver, sentir y tocar mis energías más puras en todos mis cuadros. Allí podréis perder en mi alma linda y generosa", publicaba la familia en su perfil de Instagram junto a fotos del artista y algunas de sus obras.
El actor y modelo nació en Granada en 1987 y se licenció en Bellas Artes. También formaba parte de la compañía de baile 'Dánzate' y fue en 2005 cuando comenzó su carrera en el mundo de la interpretación. Además de en las series cómicas mencionadas también participó en Arrayán de Canal Sur y en El ministerio del tiempo, que emitía TVE.
A Antonio Ibáñez le detectaron hace poco más de un año linfoma de no Hodgkin. Cada año se detectan en España unos 1.400 casos nuevos de este cáncer que es más común en jóvenes. Esta enfermedad es muy difícil de detectar. Por este motivo es importante estar alerta a los síntomas tempranos que pueden aparecer en su fase inicial. El más común de todos es la hinchazón o agrandamiento de uno o más ganglios linfáticos, que se localizan en muchas partes del cuerpo. Tras haber consumido alcohol, sí que se puede percibir su dolor. Sin embargo, se trata de una masa debajo de la piel cuyo dolor apenas es perceptible.
El sistema linfoide forma parte del sistema inmunológico y su función es la de distinguir entre los agentes que forman parte del organismo y los que proceden del exterior, como los virus y las bacterias, participando así en su protección. Asimismo, está compuesto por ganglios y vasos linfáticos, que están distribuidos por todo el cuerpo. Sin embargo, el auténtico protagonista del sistema linfoide es el linfocito, un tipo de glóbulo blanco que se origina en la médula ósea y es responsable de producir las células sanguíneas.
Lamentablemente, son muchas las enfermedades que pueden poner en peligro su funcionalidad, afectando notablemente a la salud del individuo. Una de ellas, quizás de las más significativas, es el linfoma no Hodgkin. Se trata de una enfermedad cancerosa de los ganglios linfáticos poco frecuente, que en España tiene una incidencia de 30 nuevos casos por millón de habitantes y por año, tal y como informa la Fundación Josep Carreras.
Además, presenta dos picos de actuación: primero en pacientes jóvenes de entre 15 y 35 años, y a partir de los 55 años de edad. "El primer pico es más frecuente en mujeres y el segundo, en hombres. Es una enfermedad poco frecuente en niños, representa aproximadamente el 5% de los cánceres infantiles", añade la fundación.
Causas y síntomas del linfoma no Hodgkin
El linfoma no Hodgkin se caracteriza por un crecimiento anómalo de las células del sistema linfático. "Si estas células además de crecer sin control adquieren la facultad de invadir tejidos y órganos de alrededor (infiltración) y de trasladarse y proliferar en otras partes del organismo (metástasis) estamos ante un tumor maligno, que es a lo que llamamos cáncer", explican desde la Asociación Española Contra el Cáncer (@aecc_es).
Además de la evolución de la enfermedad, el linfoma no Hodgkin incluye algunos síntomas que acompañan al paciente como, por ejemplo, una fatiga persistente, una pérdida de peso inexplicable, picazón intensa, fiebre, sudores nocturnos, una mayor sensibilidad a los efectos del alcohol y, por supuesto, la inflamación indolora de los ganglios linfáticos del cuello, la ingle o las axilas.
En cuanto a las causas que hay detrás del linfoma no Hodgkin, por el momento se desconocen por completo. "En principio, no se trata de una enfermedad infecciosa ni hereditaria, no existen factores medioambientales que estén claramente relacionados con su desarrollo y, aunque sí que en algunos casos se puede detectar la presencia del virus de Epstein Bar, no se conoce bien en el momento actual cual es la relación causal entre el virus y el desarrollo de la enfermedad", añaden desde la Fundación Josep Carreras.
Tratamiento del linfoma no Hodgkin
Afortunadamente, a pesar de la singularidad de la enfermedad, el linfoma no Hodgkin es el cáncer hematológico que con mayor frecuencia se cura en la actualidad. El objetivo del tratamiento es destruir la mayor cantidad posible de células cancerosas y, como consecuencia, remitir los sintomas.
En este sentido, la quimioterapia, normalmente combinada con radioterapia, suele ser el procedimiento habitual. Aunque también es posible que sea necesario un trasplante de médula y el apoyo complementario de medicamentos dirigidos, que atacan directamente las vulnerabilidades de las células cancerosas.