Las llamadas al Teléfono de la Esperanza de Valencia (963 916 006) por parte de personas con ideas suicidas han aumentado un 53% en los últimos dos años, al tiempo que las llamadas de mayores por soledad también se han duplicado.
A su vez, el tiempo que ha ido variando el perfil de los usuarios que acuden en búsqueda de apoyo emocional por situaciones de mayor o menor gravedad: la edad media desciende y los hombres pasan de constituir el 10% al 40%.
"Se han decidido a buscar ayuda", aprecia el presidente del Teléfono de la Esperanza en València, José Ortiz, que ha ofrecido este viernes una rueda de prensa con motivo del 50 aniversario de este servicio aconfesional y sin ánimo de lucro, que se centra en dos ejes principales en la actualidad: la prevención del suicidio y la soledad no deseada en personas mayores. En la presentación han participado también su vicepresidente y responsable del área de Prevención del Suicidio, Jesús Pérez; la responsable del Departamento de Orientación, Julia Amezqueta, y la responsable de Talleres, Isabel González.
Rueda de prensa por el 50 aniversario del Teléfono de la Esperanza
Las ideas suicidas han sido "un tema escondido durante tanto tiempo que hemos tenido que empezar desde hace un par de años a tomarlo más en serio", ha explicado el responsable de Prevención de Suicidio, que advierte que se trata "de uno de los mayores sufrimientos del ser humano". La pandemia de coronavirus "ha aumentado los factores de riesgo", de los que el suicidio es "un síntoma", ha precisado.
Esto se traslada a las cifras del Teléfono de la Esperanza, que en 2021 vio incrementadas un 23,% las llamadas totales --no todas sobre ideas suicidas, también soledad, fobias, ansiedad y crisis vitales--, hasta las 10.458. Y entre ellas, explican que cada vez mayor proporción de ideas suicidas. En los últimos dos años, estas aumentan un 53%.
Anteriormente, el 90% de las personas que llamaban al Teléfono de la Esperanza eran mujeres, pero en los últimos años esta proporción ha cambiado y en la actualidad el 40% son hombres. "Este proceso no ha sido en relación a la pandemia, sino más progresivo", detalla Pérez, al tiempo que apunta que "hay muchos más intentos de suicidio en las mujeres y más suicidios consumados entre hombres". "A los hombres nos sigue constando más pedir ayuda", lamenta.
Asimismo, si la horquilla de edad media sobre las llamadas totales era antes de entre 46 a 55 años, en la actualidad se sitúa entre 36 y 45 años. "Y hay gente más joven", apuntan los responsables de la organización.
Prevén un aumento del 22% este año
Sobre si la situación mejorará cuando se disperse la pandemia, el presidente del Teléfono de la Esperanza cree que "si se reducen los factores de riesgo, se reduce el síntoma", pero considera que "no parece que los tiros vayan por ahí" sino que se prevé cerrar 2022 con 555 llamadas se suicidio y que aumenten un 22%, respecto a las 420 de 2021.
Y Julia Amezqueta agrega: "Ahora que se está destapando el suicidio aumentan las llamadas porque se está quitando el estigma, se van visibilizando más casos que antes se ocultaban por parte de la propia familia".
"Todo empieza con una llamada"
Por todo ello, se han intensificado las atenciones de la ONG. "Normalmente todo empieza con una llamada", relata Pérez. Los orientadores de la organización --profesionales y no profesionales, pero todos con formación específica-- dan solución a muchas de las llamadas, por ansiedad, crisis vitales y, en ocasiones, ideas suicidas, que pueden "no ser críticas" y pueden atenderse con el apoyo psicológico habitual. A estas personas se les da opción de acudir a la sede de la organización para profundizar en su ayuda.
Pero algunas llamadas son "críticas". Son en las que no solo existe la idea sino "una planificación de esa idea". "En estos casos no podemos titubear, aparte de relación terapéutica por teléfono se invita a la sede para entrar en terapia", detalla Pérez. El número de sesiones, el seguimiento y la actuación son diferentes en cada persona.
En sus 50 años en Valencia, los voluntarios han atendido cerca de 250.000 llamadas y algunas de ellas se quedan grabadas en la memoria. Pérez ha relatado una de las que "más impactaron". Sonó el teléfono, contestó un orientador y escuchó: "Lo único que quiero es que me acompañe en esto". Y después sonó un estruendo, el teléfono caer, y el silencio. "Aún se me pone la piel de gallina", confiesa.
Otras llamadas impactantes terminan con mejor desenlace. José Ortiz cuenta que una vez le llamó una voz que le es familiar y le dijo: "Solo quiero despedirme". Él inmediatamente aportó su móvil al 112, que al cabo de unos minutos frustró el intento de suicidio y le informó de que esta persona ya se encontraba atendida en el hospital.
La soledad de los mayores
Si bien la prevención del suicidio es uno de los esfuerzos fundamentales de la organización, no es el único y, de hecho, la mayor parte de las llamadas son por la soledad y la incomunicación, un 25 por ciento. En estos casos, al otro lado del teléfono suele haber personas de edad avanzada. Julia Amezqueta explica que desde 2010 estas atenciones han aumentado hasta que en los últimos dos años se han duplicado.
Por ello, están trabajando en implementar en toda la Comunitat Valenciana el programa Escuchando a los mayores en colaboración con administraciones públicas y otras instituciones, con la sensibilización de todas las personas como clave para llegar a unas personas que no suelen pedir ayuda.
"Nadie reconoce que se siente solo. Si tenemos un vecino que vive solo, hay que preguntarse cómo se siente. Llamar a tu abuelo, porque el abuelo no llama. Está resignado a la soledad. Porque vivimos en una sociedad en la que es normal que los abuelos se resignen a estar solos. Esta generación de mayores está resignada. Lo acepta, lo asume y no te llama", advierte.
En ese sentido, la campaña que quieren implementar pretende incidir en los barrios, en los comercios locales, en los centros de día de mayores para buscar la implicación de la población. "La soledad no es un problema del mayor, es un problema social", reivindica.
Isabel González, responsable de los talleres de la entidad, explica que la formación sobre salud mental que ofrecen está disponible para todo el mundo, ya sea para ayudar o para ayudarse a sí mismo, e invita a consultar la oferta en la web del Teléfono de la Esperanza. "Incluso en los grandes desastres, puede haber esperanza. Cuando existe la esperanza, todos los problemas son relativos", asegura.
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.