La subida de precios y la falta de cereales que ha provocado la guerra en Ucrania ha llevado al campo a una situación límite, aunque venía ya arrastrando problemas desde hace años. El pasado día 20 de marzo todo el sector agrario se movilizo en una manifestó que los organizadores califican de histórica.
65YMÁS ha entrevistado a Lorenzo Ramos Silva, secretario general de UPA, Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos, para analizar el momento que atraviesan agriculores y ganaderos, valorar las ayudas para el sector que el Gobierno acaba de aprobar, en el marco del plan de choque para amortiguar los efectos de la guerra en Ucrania sobre la economía española, así como para hablar del relevo generacional en el campo.
PREGUNTA.- El campo llenó hace muy poco las calles de Madrid para denunciar su situación, ¿cómo valoran las medidas que ha aprobado el Gobierno para el sector? ¿han recogido sus reivindicaciones?
RESPUESTA.- Nosotros valoramos positivamente que el Gobierno nos haya tenido en cuenta y haya recogido dentro del paquete de medidas unas ayudas importantes para un sector que lo está pasando bastante mal, sobre todo el sector ganadero y, en especial, el sector de la leche, tanto de vaca, como de oveja y de cabra, que están sufriendo mucho por el aumento de los costes de producción, desde mediados del año 2021, y ahora por la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Su situación es crítica, con unos precios muy bajos y ese aumento de los costes de producción. Y el dinero que ha puesto el gobierno directamente para el sector de la leche yo creo que es un alivio importante que necesitaban con urgencia.
No obstante, nosotros lo que esperamos es que a un ganadero de leche se le pague lo que le cueste producir, esa es nuestra aspiración, pero como ha tenido pérdidas estos últimos meses, pues bienvenidas sean estas ayudas. Y después se ha puesto otro paquete de ayudas directas, de 194 millones de euros, que va a ser también para otro sector, también ganadero principalmente, que también ha estado asumiendo muchas pérdidas a lo largo de estos últimos meses, sobre todo por el incremento del precio de los piensos y de las materias primas que necesitan.
P.- ¿Será suficiente?
R.- Es insuficiente, porque la verdad es que las pérdidas son muchas. Nosotros hemos hecho una valoración positiva, ya hemos visto que por parte de la Unión Europea se ha activado el fondo de reserva de crisis, que el gobierno ha puesto el máximo que le permite de cofinanciación y ahora lo que necesitamos es que las Comunidades Autónomas que también son administraciones públicas, también pongan presupuesto. Las Comunidades no se pueden quedar en reivindicar y en pedir, para eso ya estamos las organizaciones agrarias. Ellos son administraciones públicas, cada comunidad autónoma, además tiene su situación, en algunas, sobre todo en el sur de España, hay mucha sequía, por ejemplo. Pues tendrán que arbitrar medidas todas esas comunidades autónomas que complementen a las que ya ha activado el gobierno, y que sirvan para resolver los problemas que tenemos los agricultores y los ganaderos.
Con esto no se nos van a resolver los problemas. Si el día 20 de marzo había más de medio millón de personas manifestándose en Madrid no era por gusto, llevamos más de dos años movilizándonos por toda España, todas las organizaciones agrarias, todos los agricultores y todos los ganaderos. Hicimos un parón por la pandemia, por responsabilidad y para garantizar el suministro de alimentos, pero cuando la cosa se ha aliviado, hemos vuelto y estamos reivindicado que nosotros queremos vivir de nuestro trabajo, que somos esenciales y que ese es el resultado de una movilización que llevábamos, como digo, más de dos años ya desarrollando.
P.- En efecto, las movilizaciones de hoy no son por la situación que ha provocado la guerra en Ucrania, los problemas vienen de mucho antes
R.- La gente se acordará perfectamente que cuando surgió la pandemia nosotros nos estábamos movilizando por toda España. Y además lo hicimos de una forma ejemplar porque lo que queríamos era dar un toque de atención, que se acordaran del campo. Nosotros lo que queremos es sacar de nuestro trabajo un sueldo para poder vivir, sacar adelante nuestras explotaciones. Queremos poder cubrir los costes de producción que tenemos, sacarnos nuestro sueldo y hacer frente a las inversiones que se requieren, porque en el campo tenemos que estar renovando cada año y haciendo nuevas inversiones porque tenemos que modernizarnos, tenemos que ser competitivos, y necesitamos soluciones. Creemos que, además, los consumidores, en la mayor parte de los casos están pagando un dinero por los productos, que debería permitir que los agricultores y los ganaderos cobremos un precio digno. Lo que pasa es que hay mucha especulación y mucho intermediario. Hay mucha gente ganando mucho dinero y a nosotros, que somos los que más trabajamos, no nos salen las cuentas.
P.- La Ley de la cadena alimentaria, en vigor desde diciembre, ya prohíbe vender a pérdida. Pero no se cumple. ¿Dónde está el fallo? ¿falta régimen sancionador?
R.- Precisamente por las movilizaciones de hace dos años, a principios de 2020 se cambió la ley con un real decreto ley que luego ha tenido que adaptarse a la normativa europea y ahora se han metido una serie de modificaciones muy interesantes. Esto se ha aprobado el 15 de diciembre de 2021, es decir, que está muy reciente. Pero lo que se ha aprobado es lo que nosotros consideramos que le faltaba a la ley para que la ley todo el mundo la cumpla.
Porque ya teníamos una ley, pero prácticamente nadie la cumplía, se la saltaban. Ahora sí se han metido ya una serie de elementos correctivos para que todo el mundo tenga que cumplir. Ahora bien, todo el mundo va a cumplir la ley si hay voluntad por las partes de quererla cumplir y si hay un control por parte de las administraciones públicas para que así sea. Desde luego nosotros en nuestra organización, en UPA no vamos a poner en duda que la ley hay que cumplirla, porque nosotros cumplimos todas las leyes. A nosotros nos suben el salario mínimo interprofesional y tenemos que aplicarlo inmediatamente, o vienen los inspectores de trabajo a sancionar. Tenemos que cumplir una serie de normativas medioambientales en nuestras explotaciones que nos exige la reforma de la política agraria comunitaria y tenemos que cumplirlas a rajatabla, y si no, vienen los inspectores de la comunidad autónoma o de la unión europea y te retiran las ayudas.
P.- ¿Es una cuestión de vigilancia?
R.- La norma hay que cumplirla. Lo que vamos a hacer es, lógicamente, pelearla para que se cumpla y que las administraciones ejerzan esa vigilancia. El gobierno central lo ha hecho potenciando el papel de la agencia de información y control alimentario, metiendo mucho más personal. Pero las propias Comunidades Autónomas también deben comprometerse y apoyar el tema, con inspectores para controlarlos cuando lleguen las campañas.
Yo, por ejemplo, me dedico al sector de la fruta, nos faltan dos meses para empezar a coger fruta. Antes de que empecemos a recoger a la cosecha, ¿se han hecho ya los contratos obligatorios entre las partes para que incorporen que hay que un precio que cubre los costes de producción y que se va a pagar en los plazos que están establecidos? Y controlar eso es relativamente sencillo. Lo que hace falta es que haya voluntad. La ley ahora mismo tiene todas las herramientas para que se pueda cumplir y que se puedan arreglar la mayor parte de los problemas. Está bien claro, si todo el mundo hace las cosas bien y se pagan los costes de producción habremos resulto la mayor parte de los problemas que tenemos en el sector agrario.
P.- Es evidente que nadie contaba con esto, con una Guerra, pero la realidad es que ahora mismo se planteando que la soberanía alimentaria prevalezca sobre la agenda medioambiental. ¿Cómo va a afectar esto, o cómo van a cambiar las políticas en relación al campo?
R.- Lógicamente el tema de la invasión de Ucrania por parte de Rusia es una guerra en Europa y esto tiene que hacer cambiar absolutamente todo. Hay una cosa que está bien clara y es que tenemos que seguir peleando por los temas medioambientales y apostar por la lucha contra el cambio climático. Los agricultores y ganaderos somos los primeros interesados en hacerlo, porque somos los primeros afectados.
Pero es cierto que al amparo del cambio climático se ha impuesto en los últimos años en las diferentes reformas de la política agraria comunitaria, una agenda medioambientalista que ha ido cogiendo más fuerza que la agenda de soberanía alimentaria. Se ha pensado que si no producimos aquí ya vendrá de fuera… pues mira, ha tenido que surgir un conflicto como este para que nos demos cuenta que esa no es una política acertada.
La PAC tiene su razón de ser. La PAC nació tras la Segunda Guerra Mundial para garantizar la alimentación, sana, segura y saludable de todos los ciudadanos de la Unión Europea. Y además, a unos precios asequibles. Tenemos que darnos cuenta de que debemos apostar por la soberanía alimentaria e intentar producir todo lo que podamos aquí.
Se tendrá que poner la agenda de la soberanía alimentaria por delante de la agenda medioambientalista. Nosotros no ponemos en duda todo lo relacionado con la lucha contra el cambio climático. Lo que no es normal es que se queden tierras sin cultivar, no es normal que se pretenda prohibir la utilización de productos fitosanitarios que científicamente está demostrado que no tienen ningún problema para la salud.
P.- Ustedes, ¿defienden el modelo familiar frente a los modelos super intensivos y las macro granjas?
R.- Si, y es una apuesta firme. Porque el 80% de las explotaciones que tenemos en nuestro país y en la Unión Europea son explotaciones agrarias familiares. Yo estoy seguro de que si no hubiéremos tenido el modelo de producción agraria que tenemos en España en la pandemia hubiéramos tenido un problema de suministro. Sin embargo, aquí no ha faltado. Habrá faltado otras cosas, pero de productos alimentarios no ha faltado de nada.
P.- Ese otro modelo, ¿entraña riesgos?
R.- Si, hay un peligro, y es que los fondos de inversión y demás están montando esos modelos de producción superintensiva, en el olivar, en almendro o incluso en productos frutícolas. Nosotros estamos totalmente en contra de la concentración de ganadería en macrogranjas, porque en muchos casos ni siquiera son buenas para el medio ambiente y no generan la actividad, ni hace la función que hace una explotación agraria familiar.
La explotación agraria familiar garantiza la seguridad alimentaria de calidad, es de cercanía. La agricultura familiar garantiza la vida en los pueblos. Nosotros vivimos de nuestros pueblos y contratamos a los trabajadores en nuestra familia, nuestros vecinos y cuando llegan campañas grandes, como ahora mismo estamos con la fresa, también traemos trabajadores extranjeros, que luego incluso los vamos llevando a otras zonas. Damos vida a los pueblos con una receta contra el despoblamiento. Además, el modelo de agricultura familiar es muy cuidadoso con la sostenibilidad, con el medio ambiente. El modelo superintensivo no da vida a los pueblos, está todo mecanizado. Yo siempre lo digo bien claro, estos modelos de los fondos de inversión superintensivo, macrogranjas y demás, vienen primero a tirar los precios por los suelos, pero van a estar ahí mientras que les salgan las cuentas, el día que no les salgas las cuentas cogen los bártulos y se van a otra zona del mundo.
¿Y donde se van a ir? donde haya agua barata, donde las tierras sean también baratas, donde la mano de obra sea también más barata. Pongamos en valor lo que tenemos como modelo de agricultura familiar y defendámoslo porque no sabemos que es lo que nos queda por venir. En dos años hemos visto una pandemia, una guerra, y por lo tanto tenemos que estar preparados. El modelo de agricultura familiar es el modelo que mejor puede garantizar el futuro y las garantías en el suministro.
P.- Quería preguntarle también por el relevo generacional en el sector. Ya era un problema hace tiempo, ¿puede empeorar con la actual situación?
R.- Es curioso, la situación es complicada, pero sí que hay mucha gente joven, yo creo que en muchos casos propiciado por lo que hemos vivido con la pandemia que tienen muchas ganas de instalarse en el sector agrario, después de haber terminado sus carreras universitarias. Hombres y mujeres que tienen muchas ganas, saben que trabajar en el campo ahora no es un trabajo esclavo, como era hace 25 o 30 años, cuando tenías que estar trabajando de sol a sol y además era un trabajo embrutecido, ahora tenemos nuevas tecnologías prácticamente en todo tipo de explotaciones. Trabajar en el campo te da libertad para que puedas llevar tu trabajo y te puedas dedicar a otras actividades de la sociedad y en ese sentido yo creo que hay muchísima gente joven que tienen muchas ganas
Lo que vemos es que no hay por parte de las administraciones públicas todo el apoyo necesario para que cuando alguien decide instalarse, pueda hacerlo y supere las dificultades en el acceso. Tenemos una población envejecida que se jubila y no se retira porque tienen unas pagas muy bajas porque lo que se cotizó fue muy poco. Nosotros hemos planteado que debería recogerse, incluso dentro de la propia política agraria comunitaria, que los agricultores a los 65 años se puedan jubilar en unas condiciones dignas, aunque una parte del dinero de la PAC se tenga que dedicar a eso también.
P.- ¿Eso ayudaría a rejuvenecer el campo?
R.- Sin duda. Hay más de un tercio de la población activa ahora mismo agraria que tiene más de 65 años, no se retiran y eso impide el acceso a la tierra de los jóvenes y genera dificultades. Vemos muchas veces, desgraciadamente, que los accidentes que se producen con tractores son siempre personas muy mayores, porque además tienen tractores ya también muy antiguos. Necesitaríamos que dar facilidades para producir ese relevo generacional, ayudando a los mayores a que se puedan retirar y teniendo algún apoyo más, económico, aparte de su pensión, que le permita ir al campo a cultivar un huerto, si quiere, pero no a llevar la explotación.
Al mismo tiempo se debe dar más apoyo a los jóvenes para que puedan tener posibilidad de incorporarse en buenas condiciones. Los jóvenes necesitan ver que al final las cuentas le salen. Lo mismo que estaba reclamando antes con carácter general, es decir, que la ley de la cadena alimentaria funcione. Si eso es así, la gente trabajará con ilusión y con ganas. Si no es así, si no le sale las cuentas, estarán unos años, pero se cansarán y se irán.
P.- ¿Es usted optimista? ¿Hay futuro en el campo?
R.- A pesar de que seamos críticos, somos optimistas, y siempre vemos el futuro con ilusión y con ganas. Tenemos que plantear no solo los problemas sino dar las respuestas y las alternativas que son viables. Y se las ofrecemos a las administraciones públicas. Yo creo que el campo tiene que tener futuro por narices. Necesitamos comer tres veces al día y tenemos que producirlo. Tenemos que olvidarnos de esa idea que nos han contado de que, si algo no podemos producirlo, alguien vendrá de fuera. Y no es así, porque siempre nos vamos a encontrar con problemas. Ahora es la guerra, y antes que si había dificultades con el transporte marítimo. Por lo tanto, hay que trabajar con ganas, con ilusión y es una oportunidad.
Es cierto que la pandemia ha hecho que mucha gente se replantee vivir en un pueblo donde hay buenas condiciones de vida, en lugar de vivir apelotonados en las grandes ciudades. El sector agrario ha demostrado durante la pandemia que a pesar de las circunstancias que teníamos ahí hemos estado, por lo tanto, es una oportunidad. Cuidémoslo, pongamos en valor lo que tenemos aquí. Tenemos que tener un compromiso muy fuerte de la Unión Eurepea de creer en sus agricultores, en sus ganaderos, en el mundo rural. Y luego el compromiso de los gobiernos, y de las Comunidades Autónomas
pero somos nosotros los primeros que nos lo tenemos que creer y para eso tenemos que seguir peleando, para que nos salgan las cuentas y que podamos hacerlo con ilusión. Desde luego nosotros invitamos siempre al optimismo. Como te digo, yo mismo conozco a muchísima gente joven, yo mismo tengo la fortuna de que mi hijo ha terminado su carrera universitaria y no se lo pensó, dijo “yo me voy a dedicar a gestionar la explotación de mi padre, porque aquí tengo futuro”, y lo está teniendo porque él lo ha visto.
Sobre el autor:
Beatriz Torija
Beatriz Torija es periodista y documentalista, especializada en información económica. Lleva 20 años contando la actualidad de la economía y los mercados financieros a través de la radio, la televisión y la prensa escrita. Además, cocina y fotografía.