"Nunca me hubiese imaginado vivir fuera de mi país. Pensaba jubilarme en Siria con mis nietos"
Más de 71 millones de personas viven desplazadas en el mundo y, entre estas, el número de refugiados (25 millones el año pasado) que deciden abandonar su país aumenta año a año. Sólo en 2018 más de 54.000 personas pidieron asilo en España, la mayoría de ellos procedentes de Venezuela y, según datos de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (@CEARefugio), tres de cada cuatro peticiones fueron rechazadas.
Escapar de un país por las consecuencias de las guerras, violencias o vulneraciones de los derechos humanos no es sencillo y muchas veces, sólo suelen ser los más jóvenes los que consiguen hacerlo. De esta manera, para la mayoría de mayores es muy difícil migrar y muchas veces son víctimas de las guerras.
No obstante, algunos sí que consiguen huir a países cercanos o a otros más lejanos como España, ya sea por su cuenta o mediante la figura de la reagrupación familiar. Sin embargo, en el caso español, se encuentran con que no tienen derecho a pensión y dependen de pequeñas ayudas del Estado. Y a todo esto, hay que sumar el trauma que supone dejar su tierra cuando a esas edades, jubilados y, en cierto modo, con la vida resuelta.
Por ello, con motivo del Día Mundial del Refugiado, 65Ymás ha querido conocer más de cerca cuál es la realidad de los refugiados mayores en España que, si bien son pocos, no dejan de ser un colectivo muy vulnerable.
¿Cuántos refugiados mayores llegan a España?
Según los datos aportados por el Ministerio de Interior sobre el número de peticiones de asilo en España y el informe Asilo en Cifras 2016, el colectivo de refugiados mayores supone sólo el 1% de la población que solicita el estatuto de refugiado en nuestro país.
Así, entre el 1 de enero y el 28 de febrero de 2019, de 15.910 solicitudes presentadas, 197 eran de personas de más de 65 años, un número relativamente bajo frente a, por ejemplo, las 7.930 de personas de entre 18 y 34 años que pidieron asilo en ese mismo periodo.
Además, suele ser un grupo al que se le suele conceder en mayor porcentaje el estatuto de refugiado o la protección subsidiaria. En 2017, al 48,57% de ellos se les reconoció, mientras que, en el grupo de edad de personas de entre 35 y 64 años, sólo llegó al 29,07%.
En cuanto a la nacionalidad de los refugiados mayores, va en paralelo con la del resto de miembros del colectivo. De esta manera, según datos de Asilo en cifras 2016, la mayoría de refugiados de más de 65 años provenían de Venezuela (60), seguidos por los sirios (36) y por los ucranianos (20), lejos de la cifra de solicitantes de asilo africanos mayores de 65 que sólo fueron 3.
Por otra parte, algo común en este segmento de población es que muchos vengan a través de la figura legal de la reagrupación familiar y, por ello, que cuenten con hijos en el país de acogida.
Un colectivo vulnerable
No obstante, aunque muchos viven con sus familias, es un colectivo que destaca por su especial vulnerabilidad o al menos eso entienden en Cruz Roja (@CruzRojaEsp ), uno de los organismos que se encargan de acompañar a los refugiados en su proceso de petición de asilo y de posterior integración en la sociedad española durante unos 18 o 24 meses, prolongables.
"Ahora mismo el número de personas mayores de 65 años que participan en nuestro programa no supera el 1,15%", asegura la técnico del programa de Acogida a Solicitantes de Asilo y Refugiados de Cruz Roja, María Isabel del Castillo.
"Se trabaja mediante talleres de contextualización, refuerzo de la autonomía, empoderamiento, salud, alimentación saludable, primero auxilios, clases de castellano, de alfabetización, etc. Independientemente de su edad es obligatorio que participen en estas actividades", explica a 65Ymás.
Sin embargo, la mayoría de los cursos están orientados a la inserción laboral de los refugiados y, por ello, muchas veces cambian el enfoque y fomentan más que los mayores adquieran otras habilidades para que puedan "moverse" con más facilidad y conseguir cierta autonomía. "Hemos tenido casos de algún participante del programa mayor que luego ha sido voluntario en otros programas", recuerda.
"A veces, se facilita que pasen a una segunda fase y vayan con sus familiares donde van a estar más cuidados, siempre y cuando sigan participando en los talleres. Además, solemos derivarles a programas de mayores de Cruz Roja para que no queden aislados en sus casas", apunta.
¿Tienen derecho a pensión?
Al no haber podido cotizar en España muchos y tampoco tener derecho a una pensión no contributiva (se necesitan 10 años de residencia), las personas refugiadas mayores deben vivir con las ayudas que dan las Comunidades o el Estado.
La primera que reciben, por un máximo de 30 meses, es del Estado y consiste en 350 euros mensuales por tener más de 65 años y ser beneficiario de protección internacional. Asimismo, en algunas comunidades también pueden pedir la Renta Mínima o Garantizada.
Aún así, hay un inconveniente y es que, en varias autonomías (País Vasco, Navarra, Madrid y Cataluña), los mayores están excluidos de la Renta Mínima de Inserción puesto que se dan, según la técnico de Cruz Roja, para la empleabilidad de personas de entre 24 y 64 años. Además, tampoco pueden cobrar las ayudas para la dependencia sin haber estado más de cinco años residiendo en España.
Por esta razón, desde Cruz Roja piden a la administración que "se reconsideren estos topes de edad", así como que se entienda legalmente a las personas que piden asilo (y que aún no han resuelto son su caso) como residentes, para que puedan cobrar ayudas durante el proceso.