Victoria Herrero
Sociedad
John F. Kennedy: Luces y sombras del presidente norteamericano más carismático
Este 29 de mayo se cumplen 102 años del nacimiento del mandatario, hoy elevado a leyenda
Todo el mundo habrá visto en numerosas ocasiones esas imágenes del asesinato de John F. Kennedy en Dallas en 1963 a manos de Lee Harvey Oswald. Han pasado más de 50 años y más de un centenar, 102 para ser exactos este 29 de mayo, desde un nacimiento que hoy recordamos.
Con su muerte no hizo sino alargar la leyenda que se cernía sobre su mediática figura y, no menos, familia. Hoy, décadas después de su fallecimiento, John F. Kennedy es un mito para muchos norteamericanos ya que encargaba esa figura de presidente carismático, joven, apuesto, con firmes convicciones religiosas y un idílico matrimonio, al menos de cara a la galería, con una mujer que copaba los primeros puestos de las más elegantes y admiradas del momento.
Sus logros en solo 3 años de mandato
El carisma de Kennedy no se mide en los años que estuvo al frente del ejecutivo estadounidense, ya que apenas fueron 1.000 días de mandato. Pero, para muchos fueron varios los logros que se le atribuyen como presidente como el hecho de haber evitado una guerra nuclear o su defensa de los derechos civiles, especialmente de la comunidad afroamericana.
Y es que su antecesor en el cargo, el presidente Dwight Eisenhower, no fue capaz de solucionar esa brecha racial que continuaba siendo una realidad en el año 1960 cuando Kennedy fue proclamado presidente. Hasta el propio Martin Luther King reconoció la labor que hizo en este sentido.
También fue conocida su gestión económica en un país que, a finales de los años 50, estaba en tal estancamiento que se enfrentó a una recesión. El PIB creció en su mandato, eso es cierto, pero con ciertas consecuencias negativas como el alto déficit presupuestario o el aumento de la tasa de desempleo.
No era del todo perfecto
Unos aspectos positivos que pudieron esconder los claroscuros que también tuvo la figura de John F. Kennedy. Se le acusó de ganar las elecciones de una forma un tanto fraudulenta (apenas unos votos le separaban de su contrincante Richard Nixon) y colocó a miembros de su familia a cargo de puestos relevantes. Además, era un secreto a voces sus escarceos amorosos fuera de su matrimonio.
Una vida de película que ni en el mejor guionista de Hollywood hubiera imaginado en sus mejores sueños.