Hace unos años hablar de malas madres o de buenas abuelas, era quizás algo controvertido. Pero desde que la creativa publicitaria y madre de tres hijos, Laura Baena fundase el Club de MalasMadres en 2014, surgido a partir de una comunidad en Twitter que pretendía romper estereotipos sobre la maternidad y la conciliación, el concepto ha logrado gran popularidad. Han pasado 8 años y la asociación ya cuenta con casi un millón de seguidores, logrando que su mensaje para desmitificar el concepto de madre perfecta haya llegado incluso hasta el ámbito laboral e institucional.
Desde 65YMás, hemos querido preguntarle a su fundadora sobre el papel que juegan los cuidados de los abuelos en la conciliación y ella lo tiene claro: "Es fundamental, sin él no se sostendrían muchas familias". Además, no descarta una revolución de 'Malos abuelos', pero cree que aún hará falta tiempo y un cambio social para ello. Eso sí, vaticina que las 'buenas abuelas', entendidas como las que cocinan, están siempre disponibles y lo dan todo por sus nietos, tienen fecha de caducidad.
PREGUNTA.– Eres la creadora del club de las Malasmadres, una asociación que reivindica que las mujeres rompan con el mito de la madre perfecta. ¿Crees que se podría aplicar este concepto también a los abuelos? ¿Podría haber una nueva generación de 'Malos abuelos' fruto de los cambios sociales y de la incorporación de los babyboomers?
RESPUESTA.– Yo lo tengo clarísimo, nosotras la Malasmadres vamos a ser 'Malas abuelas' en un futuro. Porque aunque ahora haya abuelas que se sientan malas abuelas, tienen todavía ese techo de no decirlo, de justificarse, porque la presión social pesa mucho para las abuelas. Y realmente es una realidad, la conciliación en España son las abuelas, y hablo en plural femenino porque la mayor parte de los casos, y en nuestros estudios se ve que es la abuela, la que carga con el cuidado de los nietos y las nietas.
En España, y esto se ha visto durante la pandemia, los dos pilares de la conciliación o de la no conciliación han sido las abuelas y las escuelas. En el momento que eso falla, las familias no pueden seguir adelante. Es imposible hoy en día conciliar siendo madre y siendo profesional, porque los cuidados tienen un alto coste, que en la mayoría de las familias no se pueden permitir. Por eso muchas veces, muchísimas madres pueden trabajar gracias al apoyo de sus madres, las abuelas.
"Durante la pandemia se ha visto que los dos pilares de la conciliación o de la no conciliación han sido las abuelas y las escuelas"
P.– Entonces, ¿no ha llegado todavía ese momento?
R.– A mi me parece que ésta va a ser la última generación de 'buenas abuelas'. En el sentido de esas abuelas que hacen croquetas y que están en la puerta del colegio de sus nietos y sus nietas, con todo el amor del mundo pero mucho cansancio, porque ya muchas lo van reivindicando. Muchas lo dicen, “Yo he llegado a esta edad para disfrutar, para descansar, para vivirlo de otra manera".
Pero claro, para que las buenas abuelas puedan disfrutar de la vida y llegar a esa edad en la que se merecen un descanso y disfrutar, necesitamos el apoyo del sistema. Necesitamos redes de cuidado, flexibilidad laboral y horarios que realmente nos permitan compaginarlo con el cuidado… Entonces estaremos hablando de otra generación. Pero para que eso se produzca, tiene que ir acompañado de un cambio social. Por mucho que esas abuelas pongan límites, si realmente tú estás viendo que tu hija va a tener que renunciar a su carrera profesional, porque no tiene con quién dejar a su niño o a su niña, al final van a apoyar a sus hijas.
Además, porque esas abuelas de hoy son esas mujeres que lo tuvieron tan difícil y que nos educaron en independencia económica, en feminismo, en igualdad…. y que quieren que tengamos nuestro papel en la sociedad y en el mercado laboral. Pero si todas las 'buenas abuelas' se juntan, reivindican de la mano de las Malasmadres, pues seguramente podamos hacer más presión. Porque al Estado le viene bien que las 'buenas abuelas' carguen con el cuidado, porque así a ellos no les cuesta recursos.
"Para que las buenas abuelas puedan disfrutar de la vida y llegar a esa edad en la que se merecen un descanso y disfrutar, necesitamos un cambio social y el apoyo del sistema"
P.– En ese sentido, ¿cuánto supondría económicamente la ayuda que aportan diariamente las abuelas y abuelos?
R.– Aunque no lo ponemos en cifras concretas, sí que hay datos del INE que nos pueden orientar. El coste de la conciliación lo están pagando las mujeres madres, con su renuncia. Una de cada dos mujeres renuncia a parte de su salario para poder cuidar. Aparte del coste de salud mental increíble, que hemos visto por ejemplo en la pandemia, cuando la mayoría de las mujeres declaran que necesitarían ayuda psicológica.
Si no tienes ese apoyo, esa red familiar a la que agarrarte, la otra opción es pagar los cuidados, que sabemos que supone entre 400 a 800 euros al mes en las grandes ciudades. Esto no lo puede soportar la mayoría de las familias. Esto lleva a las mujeres a renunciar o bien con una reducción de jornada, a cogerse una excedencia, o abandonando totalmente el mercado laboral.
Al final no todas las familias pueden tener ese apoyo de los abuelos y las abuelas. Muchos son jóvenes y siguen trabajando, otros están mal, porque una de las cosas que está pasando es que la maternidad se retrasa muchísimo. Entonces cuando llega la edad maternidad, entramos en una generación que llamamos sándwich, que está cuidando por arriba y por abajo. Es decir, cuando tú tienes 40 y tantos años y eres madre, seguramente tengas abuelas y abuelos que ni siquiera puedan ocuparse de los nietos. Al final cuidar de un bebé ya sabemos lo que supone y hay que reconocer los cuidados social y económicamente.
P.– ¿Se podría aplicar también este concepto de generación sándwich a las abuelas que cuidan a padres y a nietos?
R.– Son muchas menos, hay pocas abuelas de 50 años, pero las hay. Yo creo que en las abuelas y en los abuelos lo que se da es el síndrome de la abuela cansada, agotada, 'esclava', que tiene una doble jornada laboral, en la que tiene 0 reconocimiento social y económico, en el que se da por hecho que tiene que hacerlo y encima no se puede quejar. Además entra en conflicto porque es verdad, que es muy difícil que una abuela reconozca y reivindique este papel.
Lo sabemos, cuando llega el momento de ser abuela, también la edad te hace ver esa maternidad que están viviendo con tus nietas y tus nietos, de otra manera, en la que no te ves tanto como un educador sino como un cuidador, con amor y con cariño, de otra manera. Eso es lo que tenemos que reivindicar, esas abuelas que realmente disfruten de su papel.
"Las abuelas tienen una doble jornada laboral, con 0 reconocimiento social y económico"
P.– Ahora estamos en un momento clave, empieza el juego de la conciliación con el verano. ¿Cuántas familias mandan a sus niños al pueblo con los abuelos?
R.– Pues muchas y porque el coste económico de los campamentos de verano está entre los 40 y 100 euros a la semana, dependiendo de la comunidad. Si tienes dos niños, 800 euros al mes, es inviable. Y sobre todo la brecha social que hay, porque dependiendo de la ciudad o provincia que vivas hay ayuntamientos que ponen campamentos públicos con plazas para todos y otros que es imposible porque hay muy pocas plazas y no se puede optar a eso. ¿Cuántas familias hacen malabares en combinar vacaciones propias, de la pareja, con los abuelos…? Y es que ni descansan los abuelos, ni las madres y al final las vacaciones no son ni vacaciones. Si que es verdad que si hiciésemos una revolución todas las familias, a lo mejor conseguiríamos que el Estado se diese cuenta de que "hasta aquí hemos llegado".
P.– Y, ¿qué hay de los abuelos? ¿Irán poco a poco tomando ese rol de los cuidados?
R.– Nos queda mucho para que los abuelos hombres en su mayoría sean los cuidadores. Haberlos haylos, no vamos a desmerecerlos, pero son una mínima parte. Primero tendremos que conseguir que los padres sean corresponsables y cuando esos jóvenes sean futuros padres corresponsables, luego podrán ser buenos abuelos corresponsables. Si en las mujeres nos quedan un par de generaciones, en los hombres nos queda mucho más. Hoy en día la corresponsabilidad no existe. El hombre no se está implicando en los cuidados cuando es padre, y mucho menos cuando es abuelo. Los hay, y deben ser referentes, qué bonito es que los niños vean cómo su abuelo se hace cargo no solo del cuidado sino también de las tareas domésticas y familiares.
"Los abuelos se merecen un homenaje. Muchasfamilias consiguen sacar adelante su día a día gracias su apoyo"
P.– Precisamente hoy, 26 de julio, se celebra el día de los abuelos. ¿Cuál sería la reivindicación para ese día? ¿Qué les dirías a tus padres que ejercen ahora de abuelos?
R.– Yo creo que hay que hacerles un reconocimiento social. Muchísimas familias consiguen sacar adelante su día a día gracias a ese apoyo, a ese momento en el que te lo recogen del 'cole' mientras llegas de trabajar, a ese tupper que te da la buena abuela y te salva la cena familiar o a ese imprevisto que tienes cuando te levantas por la mañana y tu hijo enferma.
Tengo la suerte de tener a unos padres, que son buenos abuelos, jóvenes y que físicamente y de salud están bien. Pero tengo también mucha conciencia de que sean cosas puntuales, que tiremos de ellos cuando hay un imprevisto. Tenemos que intentar las familias organizarnos nosotros primero y que eso sea una ayuda, que no sea el día a día porque cuidar a un niño es un trabajo muy muy cansado y una gran responsabilidad que no tenemos por qué cargar a otros.
Sobre el autor:
Marta Jurado
Marta Jurado es periodista especializada en Sociedad, Economía, Cultura, Política y redactora en el diario digital 65Ymás desde sus inicios. Licenciada en Periodismo por la Universidad Carlos III y en Filología Inglesa por la UNED, ha trabajado en medios de tirada nacional como El Mundo y Público y las revistas Cambio16 y Energía16. Tiene además experiencia en comunicación corporativa de empresas e instituciones como BBVA o INJUVE.