En 2022, la edad media de la población en España superaba por primera vez los 44 años, 10 más que la edad media registrada en 1982. Las personas mayores de 65 o más años representaban así más del 20% del total de la población, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Del mismo modo, se espera que para 2050 una de cada seis personas en el mundo tendrá más de 65 años (16%) y una cada cuatro personas en Europa y América, según un informe de 2020 de Naciones Unidas en el que prevén también que en 2050 el número de personas de 80 años o más se triplique.
La sociedad a la que nos encaminamos es una cada vez más envejecida que, lejos de representar algo negativo, nos apela a abrir los ojos a la realidad de este envejecimiento y de las personas mayores para descubrir todo lo que este colectivo tan amplio y heterogéneo es capaz de seguir aportando a la vida comunitaria. Sin embargo, y a pesar de que es un hecho que todos vamos a envejecer, en ocasiones se sigue mirando hacia otro lado cuando las libertades y los derechos de los más mayores se vulneran. Un ejemplo de ello es el maltrato o abuso que sufren estas personas, generado en ocasiones por el abandono, la invisibilidad, la discriminación por edad y el menosprecio que soportan.
Los malos tratos que sufren las personas mayores son un "tema tabú" que, como en muchos casos no se denuncian (bien por vergüenza, porque la persona mayor se encuentra en una situación de dependencia o porque provienen de alguien cercano a ellos), no existe una estadística oficial. Resulta curioso si tenemos en cuenta otros tipos de maltrato, como la violencia de género; tampoco se denuncian todos los casos, pero sí que se puede encontrar una estadística oficial sobre ello.
De los pocos datos que hay sobre el mlatrato a personas mayores, se encuentran los recogidos por el Teléfono del Maltrato a las personas mayores, de la Confederación Estatal de Mayores Activos - CONFEMAC (@confemac.net), consultados por 65YMÁS con motivo del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, que se celebra este 15 de junio, que evidencian esta situación. Desde su inicio hasta el pasado 17 de mayo de 2023, han atendido un total de 1.992 casos en todo el territorio nacional. Una cifra que no ha dejado de crecer desde que comenzó, tal y como muestran, y es que cada año son más los casos de los que son informados: 2019 (52 casos), 2020 (324 casos), 2021 (491 casos), 2022 (744 casos) y hasta mayo de 2023, con una media de tres casos por día (381 casos).
En esta línea, lanzaban el pasado mes de marzo la primera aplicación móvil contra el abuso y maltrato a las personas mayores, "StopMaltrato+65", con la que es posible tener acceso a información general y actualizada del maltrato en la vejez, siendo además un espacio de "denuncia" en el que “levantar la voz ante una situación de maltrato”, consultar con un profesional a través de un chat cualquier duda sobre este tema, o acceder a más información mediante formaciones, jornadas, asesoramiento o consejos. Desde su lanzamiento, han alcanzado las 16.000 descargas.
“En 2017 tomamos conciencia de que el maltrato en la vejez está mucho más cerca de lo que imaginamos, porque hay muchas conductas que se consideran normales, pero que son maltrato”, explican. “Los derechos de las personas mayores son los mismos que los del resto de ciudadanos pero no se respetan igual, debido a las actitudes edadistas que conducen a conductas discriminatorias con las personas de edad. Se trata de una realidad muy compleja que requiere respuestas variadas y complementarias”.
Tipos de maltrato y abuso a personas mayores
Según indican desde CONFEMAC, del total de las denuncias que han recibido en este tiempo, la mayoría proceden de mujeres (63,2%), frente al 34% de los hombres. Un 2,8% es desconocido.
De hecho, Verónica Marcos Arrojo, presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales, FADEMUR-Galicia (@fademur), puso el foco en la 50ª Jornada sobre sensibilización, difusión y prevención de los malos tratos y abusos a personas mayores, celebrada el pasado 7 de junio por la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España – UDP (@MayoresUDP), junto a la Asociación de Jubilados y Pensionistas de Lugo (AJYPEL) y en colaboración con la Diputación de Lugo (@depulugo), en el tema de hacerse mayor y cómo este tiene un significado diferente para mujeres y hombres. "Ser mujer, vivir en el rural y ser mayor tiene una triple discriminación", señalaba.
En cuanto al tipo de maltrato, la mayoría suele ser psicológico (35,3%), seguido del económico (17,7%), el físico (14,7%), el abandono (13,2%), la falta de libertad (12,8%) y por negligencia (6,1%).
Por su parte, señalan que los hijos o hijas suelen ser los que más llaman para denunciar una situación de abuso o maltrato, en el 35,3% de los casos. El 21,2% de las llamadas las realizan "Otros", mientras que el 19% las efectúan las propias víctimas, el 17,4% los vecinos y el 7% los profesionales.
Por regiones, estas llamadas provienen en mayor medida de Madrid (22,9%), según un resumen acumulativo por Comunidades Autónomas de este Teléfono del Maltrato. Le sigue Andalucía (21,7%), Cataluña (11,4%), la Comunidad Valenciana (7,5%), Castilla y León (5,1%), Canarias (4,8%), Galicia (4,3%), La Rioja (3,7%), País Vasco (2,8%), la Región de Murcia (2,8%), Castilla-La Mancha (2,7%), Asturias (1,9%), Aragón (1,9%), Baleares (1,4%) y Cantabria (0,8%).
En concreto, la Diputación de Barcelona, que ha publicado una guía para concienciar y dar pautas de actuación a las personas mayores y su entorno, informaba en un comunicado este martes que había detectado indicios de maltrato a personas mayores en 346 de los 454 casos sobre los que se sospechaba en 2022. El más frecuente había sido el maltrato psicológico (71%, un 13% más que en 2021), seguido del físico (14%, un 16% menos que en 2021), el económico (9%), la negligencia (3%), la vulneración de derechos (0,8%), el abandono (0,5%) y el sexual (0,2%).
En el 88% de los casos valorados, la víctima era mujer, y la edad en general se sitúaba entre los 80 y los 89 años mientras que los presuntos agresores fueron, en dos de cada tres ocasiones, hombres; en más de la mitad de los casos, se trata de los hijos o hijas de la víctima; en un 31% son la pareja y en el 13% otros familiares.
Frente a estos datos, desde CONFEMAC señalan que “detrás de cada situación de maltrato hay una violación de derechos humanos, casi siempre debido a actitudes edadistas, unas veces por sobreprotección y otras por creer que ya no cuentan. Se vulneran completamente los derechos de las personas mayores”.
Las personas que ejercen este edadismo normalmente consideran normal su conducta “porque se transmite culturalmente”, por lo que “hay actitudes que tenemos que ir cambiando” hasta lograr acabar con esa “cosificación” en la que “la persona es ignorada, tratada como si fuera un objeto sin preguntar, sin tener en cuenta sus necesidades o preferencias”, lo cual “es considerado normal por muchas personas”.
En esta línea, Marta Barreiro Castro, Secretaria Territorial – Delegación Territorial de la Xunta de Galicia (@Xunta), destacaba en esta jornada de UDP la necesidad de las administraciones de “colaborar para mejorar la calidad de vida de las Personas Mayores". Los malos tratos a las personas mayores es "un tema tabú", destacaba a su vez Pablo Rivera Capón (@riveracapon), diputado provincial de PSdeG-PSOE del área de Promoción y Economía Social, un tema "muy ausente en el debate público" que, además, "se acentúa en el ámbito rural".
La jornada, que tenía como principal objetivo sensibilizar a la sociedad sobre los malos tratos que sufren las personas mayores, analizar el tratamiento jurídico-penal de la violación de los derechos de este colectivo y determinar los indicios o signos externos que permitan detectar que una persona mayor está siendo maltratada, contó con la participación de varios expertos de reconocido prestigio que se dirigieron al propio colectivo de personas mayores, voluntarios y voluntarias y cuidadores habituales de personas en situación de dependencia, así como personas profesionales de servicios sociales y salud, justicia, seguridad y comunicación, a estudiantes de estas ramas, y responsables de ONG y Administraciones que trabajan con las personas mayores y a la sociedad en general.
Desde una perspectiva multidisciplinar, se abordaron las situaciones de malos tratos y abusos que sufren las personas mayores, planteando a su vez posibles iniciativas y reformas legislativas y sociales dirigidas a paliar o solucionar este problema, con el fin de lograr así una adecuada protección de los derechos y libertades de los mayores.
Y es que, según recordaba previamente UDP, entre los grupos vulnerables a quienes les afecta la violencia doméstica, las personas mayores suelen ser los que menos atención reciben, por encima de las mujeres y los niños. En este sentido, destacaban la importancia de desmitificar y crear conciencia entre los profesionales, las entidades sociales, las administraciones y la sociedad en general, sobre esta forma de violencia “oculta”, así como empoderar a las propias personas mayores para que identifiquen estas prácticas discriminatorias y denuncien los posibles casos de malos trato y abusos que sufran, contribuyendo a su erradicación, puesto que se trata de un "problema social y de salud pública" que "nos concierne a todas y todos".
"Estamos seguros de que una mejor comprensión del fenómeno del envejecimiento evitará la discriminación por edad, mostrándola como algo inaceptable, clarificando las responsabilidades para su mejor protección", añadían.
“La vejez está mal vista, vivimos en una sociedad que no quiere saber nada ni del dolor, ni de la vejez, ni de la muerte. Son temas tabú”, coincide Josep Moya Ollé, psiquiatra y psicoanalista que ha recopilado en su nuevo libro, Los malos tratos a las personas mayores, escrito junto a la pedagoga Ester Fornells, diferentes ejemplos del maltrato que sufren habitualmente las personas mayores, explicando que el cuidado y el respeto de este colectivo solo pueden venir de un buen trato.
“En cuanto alguien cumple 65 años o se jubila, pasa a ser un sujeto pasivo, lo coloca en una situación de rechazo y precariedad, es el discurso social”, critica. Teniendo en cuenta el creciente envejecimiento de la población española y la elevada esperanza de vida, un discurso “desfavorable” genera “unas condiciones que favorecen el maltrato a las personas mayores”.
Familias, instituciones y sociedad
Rubén Darío Veiga Arias, delegado de Participación Ciudadana de la Jefatura Superior de Policía de Galicia-Comisaría Provincial de Lugo, recordaba durante esta jornada la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS): "El maltrato a las personas mayores es un acto único o repetido que causa daño o sufrimiento a una persona de edad, o la falta de medidas apropiadas para evitarlo, que se produce en una relación basada en la confianza. Este tipo de violencia constituye una violación de los derechos humanos e incluye el maltrato físico, sexual, psicológico o emocional; la violencia por razones económicas o materiales; el abandono; la negligencia; y el menoscabo grave de dignidad y la falta de respeto". También la omisión de cuidados, el edadismo, la imposición de las TIC, las injustificadas demoras en administraciones, la infantilización, la sobrecarga de cuidados, el abuso de fármacos, la autonegligencia y el autoabandono, o los traslados involuntarios.
🗣️ Inmaculada Ruiz, presidenta de @MayoresUDPM: "El principal entorno del maltrato es la familia, las administraciones y la comunidad. Y muchas veces no denuncian por vergüenza"
En la 50ª Jornada sobre sensibilización y prevención de los malos tratos y a mayores pic.twitter.com/qDFCkiZ9HB
En definitiva, el maltrato se puede dar en diferentes ámbitos: familiar, institucional y social. “Sigue siendo especialmente injusto el maltrato infligido cuando hay problemas entre familiares, casi siempre hijos/as”, destacan desde CONFEMAC a este respecto, explicando que estos conflictos “suelen estar latentes, pero cuando los progenitores comienzan a necesitar ayuda, se reavivan y a veces se polarizan las partes en conflicto hasta límites insospechados”.
En este sentido, indican que “los hijos o hijas no independizados o los retornados, son un factor de riesgo para el maltrato”. Aunque también hay que tener en cuenta que “de vez en cuando hay personas mayores que se encierran en sí mismas, no consideran la situación de sus descendientes, les exigen apoyos imposibles o rechazan cualquier propuesta de ayuda”.
En cualquier caso, "nunca hay ni un solo motivo que justifique una agresión, una humillación o un desprecio, sin importar las circunstancias, mucho menos a una persona mayor, que suelen estar en una situación de mayor indefensión", zanjaba a su vez Héctor Méndez Fernández, de la Comandancia de la Guardia Civil de Lugo.
El “autoedadismo” o “la falta de fuerzas” hacen que, en ocasiones, sea “difícil revertir las situaciones de maltrato en las personas más mayores de hoy”, según verificaban desde CONFEMAC. Es por ello que destacan la importancia de “la prevención”, la cual “hará posible en el futuro una vejez sin abusos ni maltratos o violencia, gracias al trabajo en red en el que compartamos recursos, información y conocimientos”.
En ese trabajo en red tienen especial relevancia los servicios sociales, centros de salud, empresas de SAD, y otras entidades sociales, taxistas y empresarios, por ejemplo, especialmente en el medio rural, donde son "fundamentales para la prevención por su función de acompañamiento", así como para la visibilización, afirmaba Lucía Chaves García, educadora social y psicopedagoga del Centro de Desenvolvemento Rural (CDR) Portas Abertas (@CDR_Portabertas).
Sin embargo, la prevención "a veces no llega", advertía en esta jornada Susana Seoane Veiras, de la Confederación Galega de Persoas con discapacidade – COGAMI (@COGAMI_Galicia), por lo que "es muy importante en la detección tener claro los criterios de valoración comunes, la demanda expresa y no expresada, la clasificación de la demanda, y conocer las formas de maltrato y las condiciones para que se dé".
El buen trato pasa por no infantilizar
El libro Los malos tratos a las personas mayores recoge diferentes ejemplos del maltrato que sufren las personas mayores, “desde negligencias, abandonos, expolios económicos, e incluso algún caso de luz de gas, un término que proviene de una película en la que la pareja intenta convencer a la persona mayor de que está loca”, o casos en que “la familia o las personas que conviven con la persona mayor intentan culpabilizarla de todas las desgracias que hay en la casa, todo para presionarla para echarla”, explicaba Josep.
Sin embargo, no todos los casos de maltrato a mayores se denuncian, bien por vergüenza, porque la persona mayor se encuentra en una situación de dependencia o porque esos malos tratos provienen de alguien muy cercano a ellos, incluso familiares. “El miedo y el desconocimiento son otros motivos, no tanto de que uno no es bien tratado, sino de que tiene derecho a denunciar o a ir a servicios sociales”, indica.
"Hay un cierto desconocimiento de la sociedad porque la persona mayor maltratada es incapaz de denunciarlo", opinaba igualmente Fernando Ónega, presidente de 65YMÁS, quien comentó en la jornada de UDP que la principal razón es que "quien les maltrata es a veces alguien de su intimidad". "Parece increíble, pero existen, son inhumanos y amargan la vida de quienes nos dieron tanto", añadía en relación a estos casos de maltrato.
A pesar de ello, esta situación “poco a poco va cambiando”, advertía Josep según su experiencia, y es que cada vez son más las víctimas, o incluso familiares y personas de su entorno, quienes “se dirigen a servicios sociales y explican lo que les está pasando”. Por ello, considera que este problema “será cada vez más visible y se tendrá más conciencia. Precisamente, este 15 de junio es un buen momento para hacer un poco de ruido”.
Frente a los casos de maltrato y/o abuso a personas mayores, el psiquiatra indica que es posible cuidar de otra forma para conseguir un buen trato, acabando con el trato de infantilismo que en muchas ocasiones se da en las instituciones, y que es “ofensivo”, realizando “un trabajo orientado a los profesionales para indicarles que el buen trato pasa, entre otras cosas, por no infantilizar a la gente, para dar un trato digno y respetuoso”.
"El buen trato no es solo cuidar bien, va mucho más allá", coincidía Susana Seoane. "Incluye una atención personalizada y bienestar; apoyo de la familiar; respeto, intimidad y privacidad; actividades con sentido; apertura más allá del centro y continuidad; apoyo para seguir con la propia vida; atención a la historia de vida; autonomía como capacidad y derecho; enfocarse en las capacidades; y un trato digno".
Y es que "la dignidad no se pierde en ningún momento de la vida", insistía, explicando que "el autoedadismo es una de las principales problemáticas”, por lo que es de gran importancia el “empoderamiento”.
"El buen trato nos permite mejorar la calidad de vida, mantener a las personas mayores en su entorno habitual y servir de apoyo a familiares y cuidadores", evitando así "situaciones de maltrato y sus secuelas", aportaba a su vez Sonia Fraga Seara, de Cruz Roja (@CruzRojaEsp) Provincial de Lugo, en su intervención en la jornada.
Miguel Ángel Vázquez Vázquez (@MAVazquez_Vigo), médico especialista en Geriatría y Director de CALIGERS, Servicios Sociosanitarios, concluyó esta jornada haciendo referencia al cambio climático y las nuevas tecnologías y cómo, a pesar del gran impacto que suponen, ninguna de estas situaciones constituye la mayor revolución del siglo XXI, sino que "será la longevidad".
Recordaba así una realidad, y es que “si vivimos lo suficiente, todos seremos personas mayores”. "¿Cómo va a ser malo ser viejo si es parte de la vida?”, cuestionaba. “Es una etapa tan bonita como cualquier otra, además de una oportunidad". Pero acabar con el edadismo no es solo una cuestión de concienciación, visibilización y colaboración, también atañe a las personas mayores, señalaba, ya que "si pensamos que no tenemos derechos, actuamos como si no los tuviésemos.
Nuevo modelo de cuidados
De este modo, la Plataforma de Mayores y Pensionistas - PMP (@PlataformaPMP), con motivo de este Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, ha vuelto a reclamabar a las Administraciones Públicas y al resto del sector de los cuidados actuaciones claras que transiten hacia un nuevo modelo de cuidados, tanto en el ámbito domiciliario como en el residencial, con el que se respete y garantice los derechos y la dignidad de las personas mayores.
"Son muchos los ejemplos y los casos que demuestran cómo se vulneran de manera cotidiana los derechos de las personas mayores en situación de fragilidad, soledad o dependencia, y la pandemia de la Covid-19no hizo sino poner de manifiesto ante toda la sociedad esta grave situación, especialmente en los ámbitos residenciales", señalaban en un comunicado. "Tal y como hemos denunciado muchas de las organizaciones representadas por la PMP en cuantos informes hemos presentado en los últimos dos años, las personas mayores no sólo han sido las principales víctimas mortales de la pandemia, sino que hemos visto vulnerados nuestros derechos humanos en diferentes situaciones. Por eso, venimos exigiendo compromisos y garantías como sociedad para que nunca más se vuelvan a repetir las dolorosas y graves situaciones de violación de derechos y comportamientos gerontofóbicos que se vieron recrudecidos durante la pandemia, especialmente entre aquellas personas que viven con una situación de dependencia".
Así, consideran necesario "un gran pacto de amplio consenso por un modelo de cuidados que avance en la igualdad de género, el trabajo digno y la digitalización justa, a través de inversiones e innovaciones tecnológicas y sociales", garantizando de esta forma que los cuidados "sean, como dice la C.E, oportunos y asequibles a todas las personas, adaptándose a las necesidades de cada momento de su vida, poniendo en el centro a la persona, sus decisiones y preferencias sobre dónde y cómo desea vivir y qué apoyos desea recibir para continuar con su proyecto de vida y, siempre, salvaguardando su dignidad y la protección de sus derechos".
Sobre el autor:
María Bonillo
María Bonillo es licenciada en Comunicación Audiovisual y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Escribe principalmente sobre temas de sociedad. También tiene experiencia en comunicación corporativa de empresas como OmnicomPRGroup y Pentación Espectáculos.