Paula Buedo
Sociedad
Mantener una vida saludable retrasa el deterioro cognitivo del alzhéimer
La dieta es clave para ralentizar la pérdida de memoria
Un nuevo estudio ha analizado qué puede hacerse para retrasar el avance de la enfermedad de Alzheimer y evitar el deterioro de la memoria. La clave, según esta investigación que ha durado una década, está en llevar una vida saludable que preste especial atención y cuide la dieta.
La revista The BMJ ha publicado este estudio en el que se ha observado a más de 29.000 mayores de 60 años del Estudio de Cognición y Envejecimiento de China. Los investigadores han detectado que, incluso en los portadores del gen de la apolipoproteína E (APOE), que es el factor de riesgo más importante, el seguimiento de unos hábitos saludables ralentizó el avance de la enfermedad.
El proyecto se inició en 2009. Se midió la función de la memoria a través de la prueba de aprendizaje verbal auditivo (AVLT) y se analizó quiénes de los participantes era portador del gen APOE, cifra que alcanzó el 20%. Después, se han ido haciendo evaluaciones de seguimiento periódicas.
Medir los hábitos saludables
Cada participante recibió una puntuación del 0 al 6 según sus hábitos y rutinas. Los seis elementos que se tuvieron en cuenta fueron la dieta sana, ejercicio regular, contacto social activo con amigos y familiares, actividad cognitiva relacionada con la escritura o lectura, no fumar y no consumir nunca bebidas alcohólicas.
Esto sirvió para clasificar en grupos según si el estilo de vida era saludable (4-6), medio (2-3) o desfavorable (0-1). También se tuvo en cuenta quién era portador del gen APOE. Esto, contemplando también otros factores como el nivel socioeconómico, dio como resultado que los estilos de vida saludables se relacionan con un deterioro cognitivo más lento que la media en esos 10 años de estudio.
De los comportamientos saludables estudiados, la dieta sana parece ser la que más ralentiza el avance de la enfermedad. Le siguen la actividad cognitiva y el ejercicio físico. Estos beneficios se demuestran también en las personas genéticamente más proclives a desarrollarla.
No obstante, aunque la investigación aporta pruebas sólidas de que los hábitos de vida saludables ayudan a combatir la enfermedad de Alzhéimer, no se puede determinar con claridad cuál de los seis comportamientos o qué combinación de ellos es la mejor. Tampoco pueden afirmar la edad en la que habría que concentrar los esfuerzos de prevención o si las diferencias son clínicamente significativas.