Manual para convivir con el Covid este otoño: "Aún no hay que cantar victoria"

Las vacunas que están por venir: de coronavirus sintético, BIO, con pistolas sin aguja o esnifadas

El epidemiólogo Pedro Arcos advierte: "Hay que levantar todas las restricciones del Covid ya"

Los mayores, resignados a ponerse la tercera dosis: "Habrá que ponérsela, y la cuarta, la quinta..."

La quinta ola ya es cosa del pasado. Y esto es así en gran medida, gracias a la vacunación de la mayor parte de la población de España –casi el 80%–.

Una inmunización masiva, que se ha demostrado tan eficaz para controlar la pandemia como el confinamiento total de marzo de 2020, pero sin un coste social ni económico tan grande.

Y es que actualmente la incidencia acumulada ha tocado casi suelo situándose en menos de 60 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días. Y eso, pese a que la vacuna no protege al 100% de infectarse de Covid ni aporta una protección duradera frente a contagios.

De esta manera, actualmente, la única incidencia que no logra abatirse es la de los niños de menos de 11 años y, en algunas comunidades, la de los mayores de 80 vacunados –que fueron los primeros en inyectarse las dos dosis hace casi un año–.

Sin embargo, tampoco hay que alarmarse más de la cuenta, puesto que es de prever que se puedan controlar con refuerzos de la vacuna en el caso de los más mayores –la famosa tercera dosis que ya se aplica en las residencias– o inoculándola a los más pequeños una vez se apruebe la pauta infantil –todo apunta a que será de ARNm (Pfizer o Moderna)–. 

Además, mientras llegan estos refuerzos, la infección –asintomática o leve– en niños o mayores menos vulnerables vacunados supondrá un refuerzo de la inmunidad, algo que puede ser positivo para defenderse en el futuro de un virus que todo apunta a que será endémico. 

Eso sí, todo esto podría cambiar si llega a España una variante más contagiosa que Delta que eluda en parte la protección de las vacunas contra la infección –todavía no existe una cepa que cause casos graves de forma generalizada en vacunados recientemente–.

Y por ello, aunque es recomendable, por salud mental, que la población general viva este otoño más o menos tranquila, sí que hay consenso en que sería importante que los expertos sigan trabajando y se preparen de cara a lo que está por venir, tratando de anticiparse a lo que podría suceder, para reaccionar de forma ágil mediante una reformulación de las vacunas, el uso de tecnologías u otras medidas. 

65Ymás ha conversado con inmunólogos y epidemiólogos sobre cómo será este otoño e invierno y qué impacto tendrá en la población desde el punto de vista de la salud física. 

Revacunar a los mayores a tiempo, clave

"Este otoño yo creo que va a ser tranquilo respecto al número de casos. Acabamos de salir de la ola de la variante Delta y, aunque los niños están en los colegios y aún sin vacunar, incluso si eso causara una nueva ola, llevaría su tiempo. No creo que vuelva a subir la curva de forma rápida, pero si se puede ir acumulando un aumento más lento por la pérdida de inmunidad en personas mayores si no se les pone la tercera dosis a tiempo", advierte la inmunóloga del CSIC, Matilde Cañelles (@CanellesMatilde). 

Aun así, esto no significa que la batalla de los científicos contra el Covid haya terminado. "Yo no cantaría victoria aún con la aparición de nuevas variantes. Puede ser que ya haya alguna creciendo en una zona donde no se secuencie mucho. O puede aparecer otra en cualquier momento. Ojalá que no sea así, pero no podemos estar seguros", avisa. 

"Difícil prever lo que ocurrirá en otoño"

"Es difícil prever lo que ocurrirá en otoño. Si la tendencia a la baja de la incidencia de casos se mantiene al ritmo actual, gracias a la alta tasa de personas vacunadas y los hábitos individuales y colectivos de prevención es posible que la incidencia de nuevos casos sea reducida. Pero no hay olvidar que éste es un virus respiratorio que se propaga más activamente en las estaciones otoñal e invernal", comenta por su parte el director del Centro de Encefalopatías y Enfermedades Transmisibles Emergentes, Juan José Badiola. 

Además, afirma, "hay colectivos de personas que son más sensibles, y por lo tanto más vulnerables, como es el caso de los que van a recibir la tercera dosis, y otros que lo son menos, como son los jóvenes, pero en todo caso este es un virus que ha demostrado un comportamiento impredecible, por lo que nadie está a salvo por completo de su acción". 

No obstante, no estamos ante un escenario apocalíptico como en marzo de 2020 y hay que tener en cuenta que, "desde luego, no se puede dudar que la vacunación ha creado, como se esperaba, una barrera sólida y que va a ser reforzada pronto con las revacunaciones y con la disponibilidad de nuevas que prevengan los contagios más eficazmente que las actuales, por lo que es de esperar que se pueda cumplir el objetivo de tenerlo bajo control, y poder convivir razonablemente con él. Eso sí. difícilmente se logrará su erradicación, porque está demasiado extendido por el mundo". 

"Esperemos que no surjan nuevas variantes o cepas –lo que no se puede descartar en absoluto– capaces de evadir la protección vacunal. Pero frente a ese riesgo está lo mucho que se ha aprendido sobre la naturaleza del virus y sus debilidades y la capacidad de previsión de nuevos escenarios de la industria farmacéutica", opina. 

"Los mayores deberían mantener todavía bastantes cautelas"

Coincide con Badiola el epidemiólogo y portavoz de la asociación de Salud Pública de Madrid, Fernando García. "No sabemos qué va a pasar. Es un virus desconocido, que siempre nos da sorpresas. En España hay más de cinco millones de personas sin vacunar: niños y jóvenes, sobre todo treintañeros. Ahí está una reserva importante para futuros brotes posibles. Eso sí, no serán tan graves como los que hemos vivido, porque la población más vulnerable está masivamente vacunada", apunta.

Por ello, el epidemiólogo entiende que "el Ministerio de Sanidad es demasiado optimista en sus apreciaciones". "Es pronto para dar por superada la emergencia sanitaria. La letalidad del virus en residencias de mayores es bastante menor que al comienzo de la pandemia, pero sigue siendo muy alta, del orden del 10%. En general, las personas vacunadas pueden estar más confiadas, pero no hay que bajar la guardia. La vacunación reduce bastante la enfermedad grave, pero no la elimina. Los mayores deberían mantener todavía bastantes cautelas", recomienda. 

Y "cuanto más baje la incidencia acumulada, menos posibilidad de repuntes. Pues, aunque no se haya alcanzado por completo la inmunidad de grupo, las posibilidades de transmisión se reducen. Pero todavía tenemos cifras bastante altas. Todas las comunidades autónomas excepto Asturias tienen cifras por encima de 25 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días", subraya.

Y alerta: "Además, prácticamente la mitad del mundo está sin vacunar. Eso es una reserva más grave, pues puede dar lugar a la aparición de nuevas variantes que sean resistentes a las vacunas". "Siguen apareciendo nuevas. Y puede ser cuestión de tiempo que aparezca una más contagiosa. Hay que recordar que Alpha fue bastante más transmisible que la de Wuhan y que la variante Delta lo es más que Alpha. Lo peor es que, no solo sea más contagiosa, sino que pueda ser resistente a las vacunas. Es una posibilidad muy real", resalta. 

Este virus nunca toca techo, siempre evoluciona

Algo similar piensa el investigador de la Universidad de Leicester, Salvador Macip (@DrMacip). "De momento la situación es buena, pero en otoño han empezado los colegios y los trabajos, y aumentará la actividad en espacios cerrados, lo que puede llevar a repuntes. Por tanto sí, puede haber más olas, por muy bajos que estén los casos. Y las poblaciones que tienen que tener más cuidado son las mismas de siempre, las que pueden tener más complicaciones", señala. 

Y probablemente el problema vuelva a venir de una variante inquietante y novedosa que llegue a España. "Han surgido peores que la Delta (la Mu, por ejemplo), lo que pasa es que la naturaleza funciona así: la mejor adaptada es la que acaba imponiéndose, aunque otras tengan más cualidades en teoría. El virus nunca toca techo, siempre evoluciona. Mientras esté circulando, irá mutando, y mientras mute, las posibilidades de que aparezca una variante peor siempre existen", remarca.

Convivir con el Covid con normalidad

Pero eso no significa que el conjunto de la población deba paralizarse ante esta posibilidad. Así, para el profesor de la Universidad de Oviedo, expresidente de Médicos Sin Fronteras y epidemiólogo, Pedro Arcos, es necesario, ahora que casi todo el mundo está vacunado, volver a la normalidad y dejar de usar la mascarilla de forma generalizada, puesto que en este año y medio las personas podrían haber perdido protección contra otros patógenos por el uso de estos EPI y el Covid, estando vacunados, no tiene por qué suponer un peligro, y menos con estas incidencias. 

"La mayoría de las Comunidades Autónomas están en un momento de control, por debajo algunos de los 25 casos por semana. Además, las tasas de positividad son bajas y se están manteniendo durante varias semanas seguidas. Por otra parte, no hay ninguna variante nueva, así que, claramente, estamos en un momento en el que hay que levantar las restricciones, todas", propone. 

"La decisión se puede tomar ya. Pero tanto para imponer restricciones como para quitarlas hay que hacerlo en base a unos criterios técnicos. No se pueden aplicar 'por si acaso' o esperar unos meses antes de levantarlas también 'por si acaso'. Y desde el punto de vista técnico, tenemos todos los elementos ahora mismo para quitarlas", prosigue. 

Y finaliza: "Lo que razonablemente va a pasar en otoño es: nada. Seguirá la incidencia, salvo que llegue una nueva variante que se haga dominante. Así que el virus se convertirá en endémico, lo que significa que habrá una serie de casos como hay de meningitis, turberculosis o cualquier otra cosa. Podrá afectar a alguien, pero como pasa con otros 30 o 40 virus".

Y sobre todo, Arcos pide a las autoridades y a la población calma y que no se dejen llevar por el pánico: "La vigilancia epidemiológica hay que mantenerla igual que se hace con la gripe. Pero normalidad significa normalidad. Lo que no se puede hacer es aterrorizar a la gente y decir que no hay vuelta. Eso sólo lo he visto en España. Únicamente estamos haciendo esa idiotez nosotros. En la mayoría de países europeos no se lleva mascarilla en interior ya. ¿Por qué seguimos así? En primer lugar, porque el Ministerio ha renunciado a tomar medidas, y las adoptan las CCAA. Y las autonomías que son más inteligentes las están levantado. Al final, se van a quitar por agotamiento o imitación. [...] Vamos a ver, ¿por qué no tenemos pensamiento anticipativo con la nueva variante de la gripe que está por venir y puede ser peor? Creo que en España estamos viviendo una resaca del miedo que se ha metido a la población. Y eso va a tardar en pasar. No se hizo pedagogía para imponer las restricciones y tampoco ahora, para quitarlas. Al final, los fenómenos sociales se producen por imitación, la gente está dejando de llevar mascarilla y se ha convertido en norma. Algo, que debía seguir criterios técnicos, se ha dejado a la sociedad".