La viróloga del CSICMargarita del Valtodavía no tiene claro si la mayoría de la población necesitará una tercera dosis en los próximos meses. Eso sí, lo que sí que es urgente, en su opinión, es vacunar al 100% de las personas vulnerables en el mundo, para que se pueda convivir con este virus, como si fuese "un catarro".
Por ello, la científica pide paciencia a la población, hasta que este hito se logre, y mientras, recomienda precaución ante una sexta ola que, según asegura, tendrá lugar en otoño con toda seguridad, aunque se alcance en los próximos días el 70% de vacunados.
Sin embargo, Del Val también cree que es natural que poco a poco se vaya perdiendo el miedo a la infección de Covid ya que los casos en vacunados suelen ser –salvo en población de riesgo– asintomáticos o leves y, "la buena noticia", es que esto contagios refuerzan la inmunidad contra este coronavirus.
Pregunta - Los últimos datos indican que la eficacia de las vacunas decrece con los meses, al menos, para prevenir contagios. ¿Qué opinión le merece? ¿Esto cambia el panorama de cara al futuro?
Respuesta - Se acaba de publicar el ensayo clínico de Pfizer, con su seguimiento a seis meses: la protección frente a enfermedad grave es del 97%. Y con ese porcentaje, sabiendo que, en la vida real, no hay otros datos que nos estén diciendo que las vacunas estén fallando, podemos decir que la inmunidad está durando bastante. Todo indica –anticuerpos, linfocitos de memoria...– que tendremos una protección sana y normal, es decir, de muchos años.
P.- Pero la eficacia frente a contagios sí que ha bajado, ¿no?
R.- Eso es así, porque los primeros datos que se publicaron de cuánto nos contagiábamos vacunados eran ficticios. Estaban hechos con poco rigor. Parecía, erróneamente, que no había casi infecciones, pero no era así.
Ahora, ha bajado la protección frente a contagios, pero eso no es lo importante, ya que no nos preocupa, por poner un ejemplo, cogernos un catarro. Así que, mientras la enfermedad sea leve o moderada, el contagiarse no nos debería preocupar en absoluto, ni a las personas en particular ni a la sociedad.
P.- Pero el aumento de casos sigue siendo una variable que ciertos epidemiólogos y políticos utilizan a la hora de tomar medidas, ¿no es acertada esta estrategia?
R.- Hay que ser críticos en varios puntos. En primer lugar, tenemos que decir que los primeros datos aseguraban que, entre los vacunados, había menos PCR positivas. ¿Qué pasa?, que no eran ensayos rigurosos y, como a los vacunados no les hacían pruebas, al final, salían menos casos.
El ejemplo claro es el de las residencias. Allí, daba positivo un residente al ir al hospital para operarse de cualquier cosa y, cuando ibas al lugar, el 40% o 60% lo habían cogido sin que nos hubiésemos enterado, porque no se les hacían análisis, al no tener síntomas.
Los ensayos rigurosos han empezado a salir a partir de mayo, cuando había pasado ya tiempo, y en ellos se confirmó que las vacunas no protegen de que nos infectemos sino de la enfermedad grave, que es lo importante.
Luego, en segundo lugar, estamos viendo que los países que están dando la alarma, como Israel, están en una situación muy distinta a la de España. Ellos se fijan en el porcentaje de personas vacunadas, pero no es relevante. Me da igual llegar al 70% u otro número. Lo que necesitamos, es alcanzar el 100% de personas de riesgo cubiertas. Y una situación tan buena, respecto a esta variable, creo que la hay solo en Islandia y aquí. Están con la pauta completa el 100% de los que tienen más de 80 años y casi la misma cifra de los que tienen más de 70 o de 60. Es espectacular. Y en Israel, por contra, tienen un gran número de mayores sin vacunar, además de tener casos. Por eso, han dado la voz de alarma.
P.- Pero entre los vacunados, hay algunos grupos que no se inmunizan del todo.
R.- Hay un cierto porcentaje de personas en las que no prende la vacuna y que tienen algún problema con su sistema inmunitario. Por ejemplo, las que reciben quimioterapia, los transplantados con un tratamiento inmunosupresor, los que tienen una enfermedad autoinmune y reciben medicamentos para controlarla, etc. Todos esos deben tener especial cuidado. Y lo saben. Luego, también deben cuidarse quienes vivan en lugares con alta probabilidad de infección, como las residencias. Hay mucho contacto con los trabajadores que, aunque estén vacunado, les pueden contagiar. Y, a lo mejor, en su entorno hay gente en la cual no ha prendido tampoco la vacuna, porque estas enfermedades se van acumulando con los años.
Al margen de estos dos colectivos, ya estaría. Lo he estado analizando estos días y he visto que, para el resto de población, la protección de vacuna es muy alta. Eso sí, no es total, porque sí que ha habido fallecidos de más de 80 años que estaban con la pauta completa. A lo mejor, habría que considerar una tercera dosis para ellos, en cuanto la Agencia Europea del Medicamento lo admita –porque sino, sería operar fuera de la ficha técnica y eso tiene problemas respecto a las responsabilidades–.
P.- ¿No pondría una tercera dosis a todos los mayores todavía?
R.- En general, no. Parece que están protegidos. Si en esta oleada hubiese bajado, habría sido, como dicen algunos, una masacre.
P.- ¿Deben temer contagiarse los mayores vacunados?
R.- Están circulando muchos datos que meten miedo. Y si yo tuviese 70 y pico años, lo tendría. Uno, es que no nos infectábamos con la vacuna, y al final, sí, y más, con delta. Además, de vez en cuando se dice que, frente tal o cual variante, no hay eficacia. Pero se comenta, en base a los síntomas leves, y eso, no es lo importante. Tenemos que mirar cuántos tienen cuadros graves.
Por otra parte, si hay una oleada, como en verano, con muchísimos casos, pues al final, llega hasta el último rincón: residencias, mayores de 80, jóvenes... Así que tenemos que seguir con cuidado. Y aviso: la próxima ola va a ser en otoño.
P.- ¿Cuál debería ser la actitud de la población frente a esa ola? ¿Pueden estar tranquilos, aunque vayan con cautela?
R.- Creo que el primer mes tenemos que ir con precaución, a ver qué pinta tiene. Y creo que los especialmente vulnerables deberán ir con cuidado. Pero el conjunto de la población debería protegerse de manera compatible con la vida normal. Es decir, llevar mascarilla, mantener la distancia, tener cuidado con besos y abrazos y ventilar. Eso tenemos que hacerlo, porque, en cuanto empiece el frío, va a comenzar la oleada. Será casi matemático. A primeros de octubre, nos preguntaremos, ¿qué está pasando?
P.- ¿Qué medida cree que es la más importante de cara a la sexta ola?
R.- Lo más importante es que los pocos que queden por vacunarse lo hagan, por favor. Los mayores de 80, 70 y 60 están bien protegidos, pero de 50, quedan el 7%, de 40, un 14%, etc. Y su riesgo es exactamente el mismo que antes. Deberían autocitarse de cara a la oleada de otoño, que va a llegar seguro.
P.- ¿Aunque lleguemos a un hipotético 100% de personas vacunadas habrá olas de contagios?
R.- Transmisión de casos, seguro. Así pediría que la gente mayor de 40 años se vacune. Si tienen miedo a la aguja, le deben temer más al virus o si están esperando a la inmunidad colectiva, tienen que saber que los vacunados no somos seguros.
Eso sí, nos hemos inyectado las dos dosis 30 y pico millones de españoles y estamos sanos, además de tranquilos. Con la experiencia que tenemos, vemos que las vacunas son buenas y seguras.
Luego, a los que ya tienen la pauta completa, decirles que todavía no necesitan una tercera dosis que se pondrá, cuando toque. Pero es importante que los que quedan se vacunen. No hay más que observar la situación en Islandia. Llevan mes y medio de oleada, pero es sólo de casos, no tienen fallecimientos.
Tenemos que tender a eso: a catarros. Pero, para eso, es vital que se vacunen las personas de riesgo.
P.- ¿Es cierto que hay que lograr la vacunación de todo el planeta para acabar con la pandemia?
R.- Es imprescindible. Pero hay inconvenientes, como que Pfizer necesita una logística inabarcable para muchos países. En España, por ejemplo, hay muchos sitios en los cuales hay que servir vacunas día sí y día no, por la conservación a menos 80 grados.
Sin embargo, lo que es importante no es que se vacune un porcentaje de la población global en concreto, sino el 100% de los vulnerables. Es la clave. Hay que convencerles, como en España, que es ejemplar para eso. En otros países tienen más mortalidad, porque no han protegido a los mayores, y hay que hacerlo con todos, no sólo con un 70 u 80%. Si no se hace, vamos a estar continuamente colapsando y vamos a tener un planeta enfermo con crisis económicas, sociales, de ocio, etc. Será tremendo.
P.- ¿Que más del 70% de la población mundial se vacune para que no surjan nuevas variantes tiene sentido?
R.- Creo que cada uno, en principio, debe vacunarse para protegerse a sí mismo. Mientras que a los jóvenes se les pedía llevar la mascarilla para cuidar de los demás, ahora, hay que vacunar a los mayores de todo el mundo, porque la circulación del virus se va a quedar para siempre.
No sabemos si será de tipo catarral, como una gripe, o peor. Aun así, cada vez que nos infectamos, reforzamos la memoria inmunitaria. En lugar de recordar una sola proteína, lo haremos con todas.
Así que quienes están vacunados y no tienen problemas de inmunidad, no tienen que agobiarse mucho por contagiarse, ya que será como una dosis suplementaria.
P.- ¿Será sencillo normalizar estar el infectado de coronavirus? Sigue habiendo mucho miedo...
R.- Tenemos que llegar a eso. En junio, me preguntaron en una charla que di en un pueblo que si podían hacer las fiestas del pueblo, en agosto. Era un lugar pequeño, de la meseta española y con una población envejecida. Y yo les dije: 'Vamos a ver cómo pasamos el invierno'. Tiene buena pinta, pero hay que tener cuidado. Será una estación en la que habrá que perderle el miedo, pero tenerle respeto. Según como transcurra, se verá cómo se queda esta enfermedad.
P.- ¿Lograrán sacar pronto una vacuna que erradique el Covid?
R.- Si surge pronto una que sea esterilizante, se debería usar para el resto del mundo. Claramente, sería mejor. Hay posibilidades de que salgan, pero son más complejas. Las infantiles, por ejemplo, la mitad impiden la infección y la otro mitad, no.
Por ello, si surge en el corto plazo se debería usar para el resto del mundo y, eventualmente, para nosotros. Aunque si en nuestro caso el Covid ya sólo supone un catarro para entonces, no se deberían destinar los recursos para ese fin, sino para vacunarse contra otras infecciones como el neumococo, que requiere una sola dosis en la vida y no todos los mayores la tienen.
P.- Mientras tanto, ¿cree que se logrará inmunizar a todo el planeta en el corto plazo? ¿Es optimista?
R.- No lo soy, creo que tenemos que hacer mucha presión. Por ejemplo, los antirretrovirales para curar el SIDA tardaron décadas en llegar a otros países.
Además, no podemos permitirnos pensar en una inyección de refuerzo en los países desarrollados, sin que haya necesidad, ni reservar dosis para dentro de tres años. España ha compartido 600.000 con Latinoamérica y había prometido 26 millones. Así que menos gestos y más realidad.
P.- ¿Cuándo se podría desconfinar del todo España como hicieron Inglaterra o Estados Unidos?
R.- Todavía no. El número de inmunodeprimidos es bastante alto y les acabaría llegando a todos. En Reino Unido, por ejemplo, después del día de la "liberación", ya tienen su oleada y suben los casos. Es que con este virus no nos podemos confiar mientras no tengamos al 100% de los de riesgo vacunados. Es crítico.
P.- Y los vacunados, ¿pueden relajar, por ejemplo, el uso de la mascarilla?
R.- Si se está solo, entre vacunados, sin mascarilla, sin ventilación, etc., nos podemos contagiar. Y si eso no nos importa, porque sabemos que estamos sanos, deberíamos mantener las medidas cuando vayamos con algún no vacunado, por respeto.
P.- ¿Debe temer la población que el virus mute a peor?
R.- Las mutaciones nos tienen que preocupar a los científicos y debemos hacer un seguimiento continuo. Pero deber ser clínico, no a nivel de laboratorio y con casos leves. Tenemos que ver qué pasa en los hospitales y con las muertes. Es decir, cuánto aumentan los ingresos por culpa de una mutación. Por ahora, sólo sabemos que se contagia más, como la varicela. Y gracias a que lo mantenemos controlado, con distancia, ventilación e higiene, no se expande tanto.
Además, era de esperar que se transmitiese más. Y es que a raíz de las medidas que hemos aplicado para que no colapse el planeta –mascarilla, distancia...–, cada vez el virus se contagia mejor. Así que lo ideal es que se vacunasen el 100% de los vulnerables y que no se tuviesen que poner medidas.
Sobre el autor:
Pablo Recio
Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica.
Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial.