Sociedad
Marina Capdevila homenajea con sus murales a las personas mayores
Su última obra se ubica en un edificio de un pueblo de Italia
El abrazo gigante de los mayores, un homenaje a todos los que viven en residencias
La pintora y muralista barcelonesa Marina Capdevila, conocida por sus originales murales con los que da color a edificios en diferentes partes del mundo, ha ubicado su último mural en un pueblo italiano, plasmando lo mejor de las personas mayores que viven allí.
Una de las obras que ha realizado a lo largo de los años fue una residencia de Girona, donde su madre falleció y donde decidió pintar uno de sus murales para animarla y hacerle un homenaje principalmente a las personas mayores fallecidas en pandemia en las residencias.
"Lo que más me gusta de mi trabajo es esto. Encontrar por el mundo mujeres de la tercera edad que rompan con los estereotipos de la vejez, divertidas, cañeras, con ganas de pasarlo bien… me da la vida", explicaba en una de sus publicaciones.
Asimismo, presentaba, "emocionada", su mural más reciente a través de sus redes sociales. Se trata de 'La Pettegola' (El chisme), un mural que ha creado en Stigliano (Italia).
Marina aseguraba que habían sido unos días "bonitos conectando y compartiendo historias con la comunidad de mayores de este mágico lugar, aprendiendo tanto y recibiendo inspiración de sus historias". Incluso había podido aprender a hacer pasta casera "con las mejores nonnas de la ciudad", lo que había sido "un sueño hecho realidad".
Esta obra "no solo enriquece el paisaje urbano, sino que también entabla un profundo diálogo con las personas que allí viven", señala. Nació a partir de "la observación de la vida cotidiana y de la interacción directa con la comunidad local", de hecho, Marina llegó al pueblo sin un boceto previo y se sumergió durante días en la cultura local para conocer a la gente y sus tradiciones, lo cual fue "muy interesante".
Es por ello que el mural, que representa a una mujer mayor disfrutando de una tarde en el sol, está basado en la gente mayor que ha conocido en el pueblo.
"La contaminación entre el arte y la comunidad fue el verdadero hilo común: no solo un mural, sino un símbolo que celebra la autenticidad de la ciudad", señala, destacando que "cada obra de arte, al igual que una charla de un pueblo, está hecha para unir a la gente y dejar huellas imborrables con el paso del tiempo".
