Con el aumento del uso de las mascarillas, muchas personas han recurrido a las manualidades para fabricar sus propias mascarillas de tela. Sin embargo, aún se pone en duda que sean efectivas contra el coronavirus. De hecho, las universidades de Stanford y Yale han revelado en un estudio reciente que la protección de este tipo de mascarillas es muy baja, presentando una reducción de contagios del 5%, mientras que las quirúrgicas demuestran un 11%. El debate está presente desde que comenzó la pandemia y, además de ese bajo porcentaje, se ha advertido que la efectividad de estas mascarillas se pierden con los lavados.
En cambio, los investigadores de la Universidad de Colorado Boulder han llevado a cabo una investigación en la que demuestran que los procesos de lavado y secado no afectan a la capacidad de filtración de partículas después de un año usándolas.
Marina Vance, autora principal del estudio, ha afirmado tras conocer el resultado que esto “son buenas noticias para la sostenibilidad”. "¿Sabes esa mascarilla de algodón que has estado lavando, poniendo a secar y reutilizando? Probablemente todavía esté bien, no la tires”, añade.
Igualmente, los investigadores aseguran que, como cabe esperar, colocar una mascarilla de algodón encima de una mascarilla quirúrgica, ajustada correctamente a la cara, proporciona más protección que la tela sola.
Para realizar el estudio, analizaron las mascarillas de tela tras someterlas a 52 lavados y secados –lo que equivale a un lavado por semana durante un año– y, colocadas en un extremo de un embudo de acero, controlaron el flujo de partículas, usando además elevados niveles de humedad y temperatura para que se acercara lo máximo posible a las condiciones reales.
Eso sí, encontraron un fallo: resulta más difícil respirar a través de la mascarilla debido al desgaste. La intención de Vance con esta investigación es apoyar esta alternativa sostenible a las mascarillas desechables.
“Nos molestó mucho el comienzo de la pandemia, cuando salíamos de excursión o íbamos al centro, y veíamos todas estas mascarillas desechables ensuciando el medio ambiente”, explica la autora, quien también forma parte del cuerpo docente del programa de ingeniería ambiental.
Menos efectivas que las quirúrgicas
A pesar de estas afirmaciones, el estudio coincide con el elaborado por las universidades de Stanford y Yale en que las mascarillas de tela protegen menos que las quirúrgicas.
En concreto, los investigadores descubrieron que las mascarillas de algodón filtraban hasta el 23% del tamaño de partícula más pequeño y los pañuelos aún menos, solo un 9%.
Por otro lado, la filtración de las máscaras quirúrgicas estaba entre el 42 y el 88% de las partículas diminutas, y las máscaras de algodón encima de las máscaras quirúrgicas alcanzaron una eficiencia de filtración cercana al 40%. Finalmente, las KN95 y N95 obtuvieron los mejores resultados, filtrando el 83-99% de estas partículas.
En definitiva, la protección que debemos evitar a toda costa es el pañuelo de cuello, del tipo que usan los corredores. Otros estudios han afirmado que su tela, en realidad, aumenta la cantidad de gotas expulsadas, posiblemente porque el material contribuye a dispersar las gotas más grandes en muchas más pequeñas.
Sobre el autor:
Marta Vicente
Marta Vicente Carmona es Graduada en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos y Máster de Marketing Digital y en Edición y Postproducción Digital. Es redactora especializada en temas de sociedad y salud y tiene experiencia como Community Manager.