Cándida, de 89 años, y Pepe, de 86, estuvieron juntos casi toda la vida, e incluso en el último momento, la pareja demostró estar más unidos de lo que nadie podía haber imaginado. Y es que tras 52 casados, ambos murieron el pasado domingo 22 de enero, separados pero con apenas una hora de diferencia.
Esta pareja se casó en 1970 en la iglesia de San Esteban de Sograndio, en Oviedo, que ha acogido su funeral también. Desde entonces han pasado más de cinco décadas en las que el matrimonio ha vivido en Montecerraro, un barrio de la ciudad, juntos hasta que fue posible, tal y como contaba La Nueva España.
Cándida murió en primer lugar, en la residencia Ovida, a las 13:30 horas. Su marido, Pepe, le siguió exactamente 45 minutos después, momento en que falleció en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), donde había estado ingresado desde el viernes debido a su deterioro cognitivo.
Todo aquel que escuche o lea su historia, se dará cuenta de que esta pareja estaba destinada desde el comienzo a estar juntos, ya que Cándida y Pepe nacieron en dos municipios separados por nada más que 18 kilómetros. Ella cuidaba del hogar, mientras que él era mecánico. Una vez jubilados, era muy habitual verlos paseando en coche por el barrio, siempre uno al lado del otro, dedicados a sus vecinos y amigos.
Los enfermeros y trabajadores de la residencia fueron los últimos en despedirse de ellos. No tuvieron hijos, pero su sobrina contó que "cuando llamamos para comunicar la muerte, lo primero que nos preguntaron era si había sido un accidente, pero en realidad fue una curiosa y hasta romántica casualidad".