La pandemia y el distanciamiento social han causado un aumento del número de personas mayores que han desarrollado algún tipo de patología mental y ha empeorado, en muchos casos, los problemas cognitivos de personas vulnerables que ya las sufrían.
Además, en paralelo, tal y como sostiene el presidente de SOS Desaparecidos (@sosdesaparecido), Joaquín Amills, el número de personas mayores que siguen sin encontrarse ha aumentado (en total hay casi 350 mayores que están en "búsqueda activa").
"El porcentaje de personas mayores de 65 años que han desaparecido y siguen activos en estos periodos es un 254% superior que en el periodo anterior. Lo que significa que, a las personas que desaparecieron tras el confinamiento, está costando encontrarlas", explica Amills.
Con todo, matiza, "las denuncias de desapariciones se redujeron un 54%" durante el confinamiento total de marzo y abril, "porque la gente no salía". "El perfil de desaparecido era entonces sobre todo el de personas más jóvenes que rompían el confinamiento y se localizaban pronto", añade.
Sin embargo, al realizar la desescalada y permitirse los paseos y la libre circulación, según el presidente de SOS Desaparecidos, los mayores volvieron a salir y algunos, que habían desarrollado o empeorado su situación cognitiva, desaparecieron debido a causas como la desorientación.
"Antes, muchos estaban acostumbrados a ir por ejemplo al médico de forma presencial cada poco. Era su forma de andar y socializar y lo hacían casi de forma terapéutica. Pero, ahora, una gran parte de este colectivo vulnerable se ha encontrado con una sensación de no estar atendidos. Así que todo eso, más una posible situación económica desfavorable de sus familiares, sumado a las noticias recurrentes y constantes de nuevos confinamientos o fallecimientos, ha creado un clima en el que las personas vulnerables pueden desaparecer o se pueden dar las condiciones para el suicidio", asegura.
Además, prosigue Amills, aunque España ha avanzado mucho en materia de búsqueda de desaparecidos, se ha notado también la "falta de recursos y plantillas que están mermadas por temas de salud o porque están ocupadas en los controles".
Por ello, el presidente de SOS Desaparecidos recuerda que es vital actuar en los primeros momentos, sobre todo con personas mayores donde la mayor causa de desaparición tiene que ver con situaciones de desorientación.
"Las primeras horas son las únicas horas", comenta. "Si es una persona que ha salido a pasear, por ejemplo, la policía tiene todos los medios para actuar cuanto antes: unidades caninas, drones, batidas...", cuenta.
Así, Amills anima por tanto a denunciar en cuanto se tenga la más mínima sospecha de una desaparición. "Hay que ir a una comisaría. No hay que esperar 48 h., es falso. Por ejemplo, si una persona mayor daba a determinada hora un paseo y luego no viene a comer, hay que llamar. Es preferible adelantarnos", indica.
Estatuto del "desaparecido de larga duración"
Finalmente, Amills reclama asimismo a las autoridades que se realice un cambio en la legislación para que se cree la figura del "desaparecido de larga duración" para los casos en los que no se encuentra a un familiar en muchos años.
Actualmente, critica, hay que esperar 10 años desde la desaparición para poder cobrar una pensión de viudedad, "dar de baja un coche, un seguro o vender un piso".
Pese a todo, cabe matizar también que, a partir de los 70 años, el tiempo necesario para que se considere como fallecida a una persona desaparecida es de 2 años. "Aun así, imaginemos que el único ingreso de una mujer cuyo marido ha desaparecido es la jubilación del cónyuge. Puede ser algo que genere un desastre económico en ese periodo de tiempo", concluye.