Ser mayor y homosexual incrementa las posibilidades de soledad y de sufrir síntomas de depresión y/o ansiedad. Es una de las conclusiones del primer estudio de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (@FELGTB) realizado entre 145 personas del colectivo mayores de 55 años. Es más el 52% de la población LGTBI mayor de 65 años vive sola, y el 32% han sufrido ansiedad, lo que triplica los resultados del resto de la población de la misma edad. El informe Mayores LGTBI, la asignatura pendiente presentado en el Imserso (@Imserso) esta semana concluye además que la mayoría de los mayores LGTBI tienden a volver al armario a partir de los 50 años, habiendo estado liberados desde los 30, con grandes diferencias entre gays, lesbianas y transexuales. La suma de vulnerabilidades en el caso de las personas mayores LGTBI se reflejan en cuestiones fundamentales como el menor acceso a los recursos económicos, la falta de atención y cuidados a algunos aspectos de su salud.
"Armarizadas e invisibilizadas a lo largo de su vida, las personas mayores LGTBI se enfrentan a nuevos armarios y a violencias y discriminaciones sociales e institucionales con muchas diferencias de género entre hombres y mujeres ante la falta de políticas públicas que recojan la diversidad como parte fundamental en la provisión de recursos para nuestra población mayor", concluyen Loren González, responsable del estudio realizado, quien recuerda que "ha sido muy difícil encontrar a gente que quiera hablar de su historia personal". Además, la soledad y los problemas de salud y cuidado son las principales preocupaciones relacionadas con hacerse mayor del 57% de las personas LGTBI nacidas antes de 1965 (mayores de 55 años), que vivieron su niñez, adolescencia y juventud en el franquismo y bien entrada la democracia.
"La soledad se manifiesta especialmente cuando los gay, lesbianas y transexuales llegan a cierta edad, sobre todo si carecen de apoyo social y familiar", opina Uge Sangil presidenta de la FELGTBI y es especialmente invisible en el caso de lesbianas y trans. Es sumamente difícil encontrar a lesbianas mayores, pero todos nos hacemos mayores y de ahí la importancia de comenzar a cambiar la manera en la que cuidamos a nuestros mayores y movilizarse ya por nuestros derechos, sobre todo por los de visibilizar al colectivo", denuncia.
Fuente: Estudio FELGTB
Lorenza Machín: Una historia de liberación
Una realidad que confirma Lorenza Machín, actriz y escritora jubilada de 73, aunque su historia es algo diferente. Ella se "redescubrió a si misma a los 58 años" cuando se enamoró de una "muchacha", tras haber estado casada durante décadas con un hombre y tener dos hijos. "La realidad es que viví así porque me enseñaron que solo eso era posible Cuando yo descubrí por primera vez a los 60 estar enamorada fue encontrar mi latir y descubrir que mi vida comenzaba en ese momento. No era feliz porque tenía una identidad oculta. Un secreto, una ceguera, que ni yo misma me atrevía explorar por la cultura patriarcal que había recibido y que tienen otras muchas mujeres mayores", cuenta la canaria a 65YMás, quien considera que las mujeres mayores homosexuales están todavía muy invisibilizadas en la sociedad, pero también dentro del colectivo y recuerda que al principio de su travesía se encontraba con "señoras mayores lesbianas", con miedo, que no querían hacer muestras de afecto en público. .
"Los gays y trans tienen un camino muy diferente, pero hoy en día hay muchas mujeres mayores que viven su lesbianismo oculto y que seguramente se morirán así. Lo que no es justo es que una vez que te liberas, tengas que volver a reprimirte cuando estés en situación de dependencia". Y de ahí, que haya muchas necesidades ocultas no cubiertas. Según el informe, 'Mayores LGTBI", esta invisibilización se traslada también al ámbito socio-sanitario puesto que el 45% de las personas entrevistadas no revela a los miembros de los servicios socio-sanitarios su condición de persona LGTBI por causas como el miedo al rechazo y la vergüenza y sólo el 4% utiliza algún recurso social destinado a personas mayores.
Ella, que se casó hace unos meses con Carmen, de 60, lo hizo por amor y por mero activismo "para reivindicar el derecho de todas las personas a quererse", independientemente del género, edad u orientación sexual. "Yo que siempre he defendido los derechos humanos desde diferentes colectivos, ahora lo hago con más razón, para reivindicar mis propios derechos. Se trata de una lucha por vivir con dignidad, quererse y sentirse apoyado por otros sin ser una excepción, sin ser alguien que llame la atención..."Una celebración por todo lo alto, con batucadas feministas incluidas para abrir camino a otras, muy diferente a la estampa de su primera boda a los 20 años "a escondidas y preñada", cuenta Lorenza.
Falta de profesionales y espacios para envejecer diversamente
Consciente de que ahora tiene una vida plena y con apoyo, pero que las fuerzas algún día flaquearán, Lorenza lo tiene claro: "Yo lo que pido es no aislarme y que no me marginen en la residencia si quiero ir de la mano de mi mujer", señala en relación a la falta de residencias, material y profesionales preparados para envejecer dignamente. Una situación que viene reivindicando desde hace años la Fundacion 26D (@fundacion26D), que abrirá la primera residencia publica para mayores LGBTI en Madrid, tal como recuerda su presidente Federico Armenteros.
Para que esta no sea una excepción, desde la Federación LGTBI reivindican la formación y sensibilización de los profesionales sociosanitarios en materia de diversidad sexual, de género y familiar, la necesidad de creación de espacios propios y reflejar la diversidad LGTBI en la oferta de recursos de atención para las personas mayores, donde sientan que la prestación del recurso y/o servicio se realiza bajo el concepto de “espacio seguro”, así como revisar los protocolos y reglamentos sobre persona mayores para incluir la atención a la diversidad LGTBI.
Otra de las recomendaciones es adecuar medidas de reparación pues muchas personas LGTBI vivieron en pareja y no pudieron casarse y acceder al derecho de viudedad porque el matrimonio igualitario aún no existía. Una demanda que comparte Pedro Antonio Beguería, que coordina el grupo de mayores de COGAM, que ha agradecido a la Ley de "matrimonio igualitario" el poder disfrutar del piso que compartió con su marido, mientras recordaba la "carencia de educación afectivo sexual con la que creció y la falta de referentes".
Fuente: Estudio FELGTB
Ocultas tras los jóvenes
Desde la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB), reconocen que frente a los jóvenes, el colectivo de mayores y sus necesidades está mucho más invisibilizado, debido a motivos culturales y cultura del franquismo. "No sabemos quiénes son las personas mayores LGTBI porque apenas les hemos visto", aseguraba su presidenta en 2009. Personas que nacieron en la dictadura y tuvieron que enfrentarse a la exclusión y la persecución en un momento en el que incluso las leyes así lo establecían. "Vinimos al mundo en una sociedad hipócrita; sin maricones y travestis. No existíamos. Estábamos escondidos para no ser fichados por la Policía, para no perder nuestros trabajos...", cuenta Pedro Antonio Beguería.
Una realidad que ha cambiado pero que en este grupo de edad aún tiene sus reminiscencias. Según el estudio, casi el 70% de la muestra considera que tiene mayores dificultades como persona mayor por el hecho de ser LGTBI. En este sentido, más de la mitad (52%) considera que la mayor dificultad es la falta de adecuación a la realidad LGTBI de los servicios de atención a las personas mayores, el 38% señala la soledad, el aislamiento y la falta de apoyo familiar y el 28% las discriminaciones LGTBIfobicas por parte del personal socio-sanitario. Además, el 22% de las personas encuestadas indica que lo que más les afecta actualmente es la discriminación sufrida a lo largo de su vida debido a su orientación sexual o identidad de género.
Por otra parte, el estudio revela que el 28% de las personas encuestadas no encuentra apoyo en nadie cuando lo necesita y que el 12% de estas personas necesitan apoyo en su vida de manera habitual. Igualmente, aunque el 85% afirma tener a alguien que le quiere y le valora, el 11% de las personas aseguró no contar con nadie que le haga sentirse así. Por otra parte, se evidencia una brecha salarial y de género: un 43% de las personas participantes aseguró tener unos ingresos brutos mensuales superiores a los 1.500 euros, un 30% ingresos entre los 1.001 y los 1.500 euros y un 15%, ingresos menores de 600 euros, lo que supone que están en riesgo de pobreza severa, la mayoría mujeres lesbianas y trans, que son todavía el colectivo que más sufre esta discriminación.
Fuente: Estudio FELGTB