“Llevo 15 años sin tener relación con mi hija. Aún soy joven, estoy activa y tengo la cabeza en mi sitio, y por eso tengo que empezar a dejar constancia de todo lo que me ha sucedido porque pueden pasar otros 15 años sin saber nada de ella”, cuenta Ana a 65YMÁS, una mujer de 58 años, natural de Guadalajara.
Ana tiene dos hijas, y desde que se divorció en el año 2007, no tiene relación con la mayor, que por aquel entonces tenía 18 años. Hace poco se enteró de la recogida de firmas que está realizando la Asociación Cultural de Mayores de Fuenlabrada, ACUMAFU, que bajo el lema Si no te cuidan, que no hereden, quiere que se cambie el artículo 806 del Código Civil donde se regula la legítima, es decir, la parte de los bienes del testador que la ley reserva a los herederos de esa persona, independientemente de si existe o no relación con sus descendientes: “Me puse en contacto con ellos en cuanto vi la noticia. Me parece una gran iniciativa que debe ser atendida porque la ley no nos ayuda, ni nos protege. Hablan del derecho de los hijos, pero no hablan del derecho de los padres”, comenta Ana.
Detrás de esta petición se encuentra Marcelo Cornellá, presidente de ACUMAFU, que nos ha contado por qué ha iniciado esta campaña: “Estamos recogiendo firmas porque nos gustaría que se modernizara el Código Civil, ya que esa parte data del año 1889 y no ha sufrido cambios sustanciales. Entendemos que si no te importa nada tu padre o tu madre, y no sabes nada de ellos, ¿por qué te interesa su patrimonio?”, se pregunta Cornellá.
ACUMAFU lleva ya siete años detrás de esta petición, aunque no ha sido hasta ahora cuando está cogiendo más fuerza. ¿El motivo? La pandemia del coronavirus: “Ahora hay muchas más personas interesadas en desheredar porque con el Covid se han dado cuenta de que sus hijos no se han preocupado nada por ellos”, asegura.
Desde entonces y hasta ahora, la asociación está recogiendo testimonios “de muchísima gente con diferentes motivos para desheredar” para trasladarlos, junto con las firmas a los políticos y conseguir que el legislador modifique el Código Civil: “Necesitamos actualizaciones que se ajusten a lo que realmente demandan los mayores”, opina Cornellá.
Cambiar el Código Civil es posible
Fotografía cedida por Marcelo Cornellá, presidente de ACUMAFU
La petición de ACUMAFU no es nada sencilla, aunque no imposible tal y como nos explica el abogado Manuel Dueñas: “No sé si de manera inmediata, pero en futuro más cercano que lejano, es algo que debería hacerse porque es una carencia de nuestro sistema actual, que en otros sistemas sí se está permitiendo. No es lógico que haya padres que no tengan trato con sus hijos, y que tengan que mantener una parte de su testamento para ellos”, opina Dueñas. A día de hoy, solo Navarra permite permite desheredar de forma completa sin problemas.
Carlos (nombre ficticio) también piensa como el abogado: “Además de que estoy personalmente afectado, ya que en la actualidad no tengo relación con mis hijas y me gustaría tener la capacidad de testar en base a lo que yo quisiera, entiendo que los gobiernos deberían revisar la legislación cada 40, 50 años, porque la sociedad y las situaciones sociales cambian”, nos cuenta.
Al igual que Ana, Carlos perdió el contacto con sus dos hijas a raíz de un divorcio. Desde entonces, ni él, ni su familia tienen relación con las jóvenes: “No solo me abandonaron a mí, sino también a mis padres”. Esto ha hecho que Carlos viva situaciones tan duras como no avisarles del fallecimiento de su abuela: “Mi madre estuvo bastante tiempo enferma y mis hijas llevaban año y medio sin verla. Cuando falleció no se lo dije hasta que pasó una semana, y ellas se enfadaron porque no les había dado el derecho de despedirse de su abuela, pero para mí, son ellas las que se quedaron sin ese derecho al no haber ido a visitarla durante todo ese tiempo”, lamenta.
Desde entonces, Carlos quiere tener la libertad de cambiar el testamento, aunque nos asegura que si la situación con sus hijas mejorara, puede volver a cambiar su voluntad: “Siempre hay tiempo de cambiarlo”. Pero por el momento se ampara en las sentencias que hay en el Supremo: “Hay dos sentencias que dieron como bueno el abandono emocional como causa de desheredación, entonces basándome en eso, me lo estoy planteando”.
En relación a esto, Dueñas Abogados explica que “suelen ser casos en los que ha habido algún tipo de violencia por parte de los hijos hacia los padres, o aquellos supuestos en los que el padre o madre haya necesitado ayuda y el hijo no se la haya prestado”.
“Las pruebas que se pueden aportar son todas las permitidas en derecho. Hay diferentes maneras, como sentencias en los casos de violencia, informes médicos o de las residencias en caso de que hayan estado”, comenta el abogado.
Ana ya ha empezado a recopilar las pruebas que demuestren que durante estos 15 años no ha tenido relación con su hija mayor: “Voy a hacer todo lo posible por dejar constancia de lo que a mí me ha sucedido. También he pedido a mi familia que cuente desde su punto de vista mi situación, y haré un testamento para desheredarla”, asegura.
En los últimos 15 años, Ana se ha comunicado por su hija a través de burofax, pero estas navidades se reencontró con ella por sorpresa: “Estábamos en un centro comercial y solo cuando la dependienta dijo su nombre supe que era ella. A raíz de eso tuve que volver al psicólogo porque me culpo por no haber reconocido a mi hija, por no saber cómo es su voz. Dentro de muy poco, llevará más tiempo fuera de mi vida que dentro”, se lamenta.
No quieren decírselo a sus hijos
A pesar de todo, ni Ana ni Carlos han cerrado la puerta a una reconciliación, y aunque ambos tienen claro que quieren poder desheredar a sus hijas, también coinciden en que lo mejor es no comunicarles la noticia: “No quiero decírselo porque no quiero que suene a amenaza”, explica Carlos.
Ana tampoco quiere que los pocos mensajes que le manda a su hija empeoren aún más la situación: “Sé que no me va a contestar, pero si encima le digo ‘si no me haces caso voy a hacer todo lo posible por desheredarte’, las puertas no se abrirán nunca”, opina.
Mientras esperan que el tiempo mejore la relación con sus hijas, Ana y Carlos están dispuestos a llegar hasta el final para conseguir su objetivo.
Su testimonio se une al de los casi 4.000 mayores que ya han acudido a ACUMAFU en busca de ayuda y asesoramiento para poder desheredar a sus hijos, y aunque Cornellá asegura que ellos lo primero que intentan siempre es mediar entre padres e hijos, “hay casos imposibles”, y la sociedad tiene que cambiar para que los mayores hagan con su patrimonio lo que quieran, y como dice el lema de la campaña ‘si no te cuidan, que no hereden’.
Sobre el autor:
Laura Moro
Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.