Los mayores, resignados a ponerse la tercera dosis: "Habrá que ponérsela, y la cuarta, la quinta..."

La tercera dosis ya es una realidad en España para algunos colectivos concretos. Por ahora, la reciben las personas con determinado tipo de inmunodepresión y, a continuación, será administrada a los mayores que viven en residencias, a partir del 4 de octubre.

Pero, por lo que se está viendo en otros países y han adelantado las propias autoridades sanitarias españolas,​ es posible que cada vez se decida inocular estas dosis a más personas, a modo de refuerzo, como en Israel, donde la están inyectando a mayores de 60 años con resultados prometedores en el corto plazo.

65Ymás ha salido a la calle para conocer la opinión de los mayores sobre esta dosis suplementaria, sobre el fin de las restricciones en la Comunidad de Madrid y sobre si, en esta nueva normalidad, siguen utilizando la mascarilla tanto como antes o si practican aún el distanciamiento social.

La tercera dosis

Respecto a la tercera dosis, las respuestas de los 10 ciudadanos madrileños mayores con los que este diario ha conversado han sido muy distintas. Las hay para todos los gustos. Desde los entusiastas hasta los que tienen ciertas reservas, aunque todos reconocen que, si las autoridades la aprueban finalmente, se acabarán poniendo la tercera dosis, igual que las otras dos –todos habían recibido la pauta completa–. 

Y entre los que están más a favor de este refuerzo hay también matices. Algunos, la piden "cuanto antes, mejor", por miedo al virus, y otros, directamente lo hacen por solidaridad o fervor anticovid, como dos mujeres con las que ha charlado este diario que aseguran que este refuerzo será “fundamental, sobre todo, para que no se contagien los demás” y que están "encantadas" de recibirlo. 

Incluso, los hay que ya vislumbraban que no va a ser la primera dosis suplementaria que les van a poner, debido a su edad. "Como soy mayor me van llamar" o "habrá que ponérsela, y la cuarta, y la quinta..." son algunas de las respuestas que han dado varios de los entrevistados.

Sin embargo, también hay escépticos de este refuerzo. Desde los que dicen que, "bueno, todavía no se sabe bien si hace falta" –cosa cierta, al menos, en lo que se refiere a prevenir las hospitalizaciones y muertes– hasta los que aseguran que se la pondrían pero que, si por ellos fuese, "mejor no". Aunque es verdad que, en estos casos, ambos cuentan, ya habían pasado la enfermedad y les habían puesto las dos dosis aún teniendo "un montón de anticuerpos".    

Aunque haya tercera dosis, no se quitarán la mascarilla

Por otro lado, paradójicamente, todos los entrevistados coinciden en que, aunque les puedan poner una tercera dosis, no se quitarán la mascarilla ni relajarán las medidas de seguridad pautadas por las autoridades.

Y es que, ocho de los 10 mayores con los que ha conversado este periódico sostienen que, a día de hoy, no se quitan el cubrebocas en ningún contexto –"hasta para ir al baño"–.

Incluso, algunos afirman directamente que no se la quitarán nunca más, aunque la crisis sanitaria se acabe, ya que, "en momentos puntuales", puede ser útil para no tener "catarros o alergia". 

Y además, muchos de los más precavidos comentan que, a parte de la mascarilla, siguen "quedando en petit comité", o no "salen de casa" apenas pisan "los bares" ni cogen "el autobús".

Por contra, dos de los mayores –en concreto, los que ya habían pasado la enfermedad– reconocen que no se ponen siempre la mascarilla en exteriores, aunque sus argumentos para no usarla son distintos.

Uno entiende que, por mucho que se la ponga y tome precauciones, esto no exime del contagio y el otro se opone, por conciencia, al uso de esta protección y sólo se la pone ya "por respeto a los demás". 

¿Y las restricciones?

Tampoco hay consenso entre los mayores en relación a la relajación de las restricciones en la hostelería y ocio que pretende llevar a cabo la Comunidad de Madrid –las entrevistas se hicieron en la capital–.

No obstante, en este caso no tiene porque coincidir la respuesta del mayor que se sigue poniendo la mascarilla en la calle con la del que quiere seguir manteniendo las restricciones.

Es más, entre los que desean seguir con esta protección, ad eternum, los hay que se muestran a favor de que se relajen las medidas, "sobre todo, para los jóvenes". 

"Ya era hora. Siempre y cuando todo esté controlado”; “a medida que vaya cambiando la pandemia, me imagino que habrá que cambiarlo”; “es lo normal, hay que aprender a vivir con el Covid. Es decir, seguir teniendo cuidado, pero eso es una responsabilidad individual"; “ya hemos estado demasiado tiempo con restricciones”; "si responde a la dinámica de la pandemia, me parece bien”; “estoy contento con los avances y todo lo que sea restricciones me parece indebido” son algunas de las frases que se repiten entre los partidarios de levantar las medidas –la mayoría afirma que seguirá teniendo cuidado aunque la administración quite limitaciones–.

Pero también los hay que piden prudencia a la administración y desean que no se levanten las restricciones, con argumentos como "la pandemia no ha acabado", "habría que vacunar a todo el mundo obligatoriamente", "es todo muy dudoso todavía" o "me parece a mí que hay que dejarlo un poco más de tiempo", ya que “la cosa no está para tirar campanas al vuelo".