Residir en la España Vaciada resulta cada vez más difícil y costoso para los mayores. Y es que este colectivo, el más importante en número en muchos pueblos por el éxodo de los jóvenes, ha ido perdiendo progresivamente calidad de vida debido a la falta de servicios públicos y privados.
Así, según denuncian a 65YMÁS desde varias organizaciones de mayores, muchos habitantes de estas zonas se sienten abandonados y tienen la impresión de que las políticas contra la despoblación no terminan de funcionar,pese a que las comunidades y los municipios han tratado en cierta medida de suplir las carencias, por ejemplo, instalando cajeros automáticos donde ya no había, aprobando deducciones fiscales o fomentando el cuidado a domicilio para incentivar la permanencia de la población en sus hogares, entre otras muchas medidas.
Y esta sensación de desamparo, explican, se da sobre todo entre los que tienen más edad, padecen un cierto grado de dependencia y no pueden desplazarse por sus propios medios a otras localidades más grandes, buena parte de los cuales son, normalmente, mujeres.
Es más, advierten, si esta situación no se corrige, a muchos de estos mayores no les quedará otra opción que abandonar sus pueblos y emigrar a las ciudades donde suelen estar sus familias –un fenómeno que ya está ocurriendo–, con las consecuencias que esto conlleva, véase, acelerar todavía más la despoblación –en 2022 se contabilizaron más de 3.000 localidades en peligro de extinción, el 42% del total, según datos del Banco de España–.
Carencias en la España rural
"Los mayores se van de los pueblos para estar cerca de sus hijos, porque necesitan una ayuda o atención. Sobre todo en sus últimos años de vida. Si no, se quedarían", asegura la presidenta de la Confederación de Federaciones y Asociaciones de Mujeres y Familias del Medio Rural (@AFAMMERmujer) y experta de la Plataforma de Mayores y Pensionistas (@PlataformaPMP), Carmen Quintanilla.
"Son felices allí. Lo han elegido. Tienen una vida saludable. Sin embargo, el mundo rural carece de servicios públicos. Les afecta la falta de oficinas bancarias o cajeros, y de transporte; más, teniendo en cuenta que durante muchos años tuvimos una magnífica red de conexión, pero hoy, no hay ni siquiera autobuses diarios", denuncia.
Además, critica, en muchos casos ya no existen ni siquiera tiendas de comestibles ni bares ni ningún tipo comercio. Por ello, si el mayor no tiene forma de desplazarse a otros lugares o familiares que le puedan ayudar a hacerlo, termina quedando aislado. "La soledad no deseada se sufre sobre todo aquí", afirma.
También sigue siendo desgraciadamente común que en los municipios más despoblados brille por su ausencia una conexión a internet de calidad, pese a los esfuerzos realizados en los últimos años por reforzar la conectividad en todo el país. "Se habla de la era de la digitalización, pero los mayores de la España rural han quedado en un limbo, en una situación de inseguridad jurídica. Y no se les ha formado para acceder a través de un teléfono móvil a una cita previa, por ejemplo. Les estamos convirtiendo en los analfabetos del siglo XXI", advierte.
"Los servicios más demandados en el medio rural son el de los bancos y, el problema, el de la brecha digital", confirma la presidenta de Confederación Nacional de Jubilados y Pensionistas de España (@Conjupes_), Adela Cabezas.
Y estas carencias en materia de conectividad, comenta Quintanilla, no sólo afectan a los mayores, sino que también ponen en peligro el propio proceso de repoblación de estos municipios.
En concreto, explica, pese a que se ha observado que algunas personas jóvenes, que pueden trabajar de forma online, están volviendo a sus municipios de origen "por la deshumanización de las grandes urbes", se trata todavía de un fenómeno minoritario que se produce a cuenta gotas "porque faltan servicios" para poder asentarse. "Es la pescadilla que se muerde la cola", se lamenta.
Una sanidad deficiente
Y a todos estos déficits, habría que sumarle uno más, el sanitario. Da fe de ello el secretario en Guadalajara del sindicato de enfermería SATSE (@Sindicato_SATSE), José Antonio Pérez. Según sostiene, los mayores de su provincia que viven en el medio más rural lo tienen muy difícil para acceder a ciertos servicios como los especialistas o la atención de emergencia. Por contra, matiza, sí disfrutan de un correcto seguimiento de sus patologías crónicas por parte de profesionales que se suelen desplazar in situ –a los consultorios o centros de salud, si los hay–.
Por ello, opina, dependiendo "del tipo de patología, del momento de evolución y del deterioro físico y mental" de la persona, estos déficits sanitarios afectan más o menos al mayor. Y en algunos casos pueden complicarles mucho el seguir residiendo en estos municipios, sobre todo, cuando es necesario desplazarse frecuentemente al hospital y centro de salud y no se cuenta con los medios para hacerlo o con la ayuda de la administración o de familiares y amigos.
Coincide con el secretario provincial de SATSE la responsable de Finanzas de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (@cesm_sindicatos), María José Campillo, quien asegura que "la despoblación rural implica la pérdida de servicios sanitarios". "En muchas ocasiones el mismo médico debe desplazarse a varios municipios porque no tienen el número de personas suficientes para asignar uno solo. Eso implica normalmente compartir y que ni siquiera vaya todos los días", apunta.
"La farmacia es uno de los pocos servicios que suelen funcionar", puntualiza la presidenta de Afammer, Carmen Quintanilla, quien corrobora que "existen dificultades para tener una atención médica adecuada y oportuna".
Soluciones
Por ello, Quintanilla reclama a las administraciones que se tomen en serio el problema de la despoblación, que incentiven realmente la llegada de población joven a estas zonas. Además, espera que la implementación de la Estrategia Europea de los Cuidados sirva para garantizar más derechos en estos entornos para la población mayor, especialmente, para las mujeres. "Creo que se habla mucho, se han hecho leyes importantes, pero nos la tenemos que creer de verdad", afirma.
Coincide con Quintanilla el presidente de la Federació d'Associacions de Gent Gran de Catalunya (@Fatec), Josep Carné, quien además puntualiza que la situación varía mucho entre regiones. Cabe apuntar que en España más del 50% de la población se concentra en grandes urbes, un porcentaje que no ha hecho más que ascender desde mediados del siglo XX.
"Cuando analizamos el mundo rural y las personas mayores, observamos que la situación es heterogénea y va variando en función de la región. Lo que pasa en Extremadura no es lo mismo que lo que ocurre en Galicia, las Castillas o la Comunidad Valenciana. Y la situación de Cataluña no es similar a la de Andalucía o Aragón. Asimismo, dentro de Cataluña, observamos diferencias entre los pueblos de la Vall d’Aran o los de la costa mediterránea" argumenta.
Eso sí, indica Carné, en líneas generales, sí que se puede decir que "la población de las zonas rurales está envejeciendo por la falta de oportunidades de los más jóvenes, y esto provoca que los servicios vayan desapareciendo" y que cada vez necesiten más la "ayuda externa de familiares o amigos" en los casos en los que no se pueden desplazar por sus propios medios para satisfacer sus necesidades.
"En resumen, los mayores del mundo rural se consideran discriminados e invisibles para la sociedad, ciudadanos de segunda, y reivindican que sitúen en el centro sus necesidades", afirma.
Y si esto no se hace, avisa la presidenta de Afammer, no sólo se despoblarán cada vez más los municipios, sino que también se perderá la cultura de la "España donante, que alimenta al mundo, a toda la sociedad, manteniendo la biodiversidad, los bosques, el patrimonio histórico y artístico, la gastronomía…" "Si alguien nos lo puede transmitir son los mayores", concluye.
Sobre el autor:
Pablo Recio
Pablo Recio es periodista especializado en salud y dependencia, es graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional en el diario El Mundo cubriendo información cultural y económica.
Además, fue cofundador de la radio online Irradiando y cuenta con un máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid y otro en Periodismo por el CEU San Pablo/Unidad Editorial.