Aunque en un principio se dio a entender que los mayores serían los últimos en ser desconfinados, parece que el Gobierno ha tomado nota y escuchado a las diferentes asociaciones de mayores y dejará que este colectivo de edad pueda salir a la calle en las mismas condiciones que los jóvenes y adultos durante la desescalada.
Así, además de poder pasear a determinadas horas del día desde la fase 0 (los mayores de 70 lo pueden hacer de 10 a 12 y de 19 a 20 h.), el Ejecutivo ha determinado que también podrán reunirse con hasta 10 personas, a partir de la fase 1, que entrará en vigor previsiblemente el 11 de mayo en todo el país, salvo en las islas de La Gomera, El Hierro y La Graciosa y Formentera, donde ya se aplica este lunes.
Eso sí, estas reuniones se podrán realizar siempre apelando a la responsabilidad individual. Es decir, deberán tomar precauciones y seguir las recomendaciones del Ministerio de Sanidad sobre higiene personal (lavado de manos frecuente) y distanciamiento (de 2 metros, si es posible). "Podrán hacer uso de las habilitaciones previstas en esta orden las personas vulnerables siempre que su condición clínica esté controlada y lo permita, y manteniendo rigurosas medidas de protección", reza el texto de la orden ministerial que permite las reuniones en la fase 1.
Con todo, cabe recordar que quedarán exentos de esta posibilidad, según el decreto aprobado por el Gobierno el pasado domingo 3 de mayo, todos los que tengan síntomas de coronavirus, los que sean positivos a COVID-19 o los que hayan estado en contacto con una persona contagiada. Asimismo, tampoco podrán reunirse ni salir a la calle los mayores que viven en residencias, al menos durante las fases 0, 1 y 2.
Los mayores validan la medida
"Se está consiguiendo que se trate a los mayores como un grupo más de la población y no de una manera sesgada. Y la consecuencia son estas medidas", señala el geriatra, presidente de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (@CEOMA_ong) y miembro del Comité Asesor de 65Ymás, Juan Manuel Martínez.
De esta manera, Martínez sostiene que a partir de ahora se deberá "aplicar el sentido común". "Lo que quieren trasladar es la idea de que cada grupo de población debe ser consciente de las acciones que van a tomar, en función del momento en el que están. Es decir, podemos reunirnos hasta 10 personas y cada uno debe saber si lo puede hacer o no", apunta.
Más test
Aun así, matiza, para que estas relaciones se den con seguridad, deberían hacerse "más test", para que se sepa "si se ha pasado la enfermedad o no".
Mientras tanto, opina, las reuniones entre personas que "no tengan síntomas" y que "se encuentren bien" se deberán producir siguiendo medidas de distanciamiento. "Habrá que ponerse la mascarilla y usar guantes para evitar riesgos, por si hay alguna persona que esté asintomática", señala.
"Es el único sistema que puede resolver esta situación. Es decir, trasladar todo al sentido común y explicar a las personas que tienen dificultad en aplicarlo qué tienen que hacer. El mundo que vamos a vivir no va a tener nada que ver con el que hemos vivido antes, al menos hasta que se encuentre la vacuna. Hay que ir hacia una mayor responsabilidad de las personas", concluye.