Si por algo se ha caracterizado 65YMÁS desde el comienzo de su andadura allá por febrero de 2019 es por su contacto directo con vosotros, los lectores. Vuestra voz en el diario está representada a través de diferentes vías, pero, sin duda, las cartas a nuestra directora, Ana Bedia,se han convertido en el vehículo preferido para hacernos llegar vuestras opiniones, preocupaciones, experiencias personales, sugerencias, dudas, denuncias o, en definitiva, cualquier circunstancia que queréis comunicar. Prueba de ella es que en 2024 hemos vuelto a recibir miles de cartas a nuestro buzón virtual.
Las pensiones han vuelto a ser el tema estrella de las cartas que hemos recibido, habiendo detectado mucha inquietud este año, además de por la penalización de por vida a las largas carreras de cotización, por la "insuficiente" pensión de viudedad. Pero ha habido muchos más asuntos recurrentes en vuestras misivas. Desde la exclusión financiera y la dificultad para realizar todo tipo de trámites administrativos por culpa de la digitalización, hasta la preocupación por la atención sanitaria o los precios, pasando, como no, por las residencias de mayores, los viajes del Imserso, quejas relacionadas con servicios (luz, gas, telecomunicaciones...), el edadismo en diferentes ámbitos o la reivindicación de la experiencia y puesta en valor de lo que significa ser mayor. La vivienda también se ha colado entre los asuntos más tratados en este 2024, igual que ha tenido amplia repercusión la iniciativa de Fernando Ónega, presidente de 65YMÁS, de crear un Ministerio de Mayores, recogida incluso en una petición en Change.org. Por último, hemos recibido varias cartas pidiendo autocrítica al colectivo de mayores y llamando a victimizarse menos y unirse más.
Vuestras cartas han sido leídas por miles de personas, como así lo atestiguan los numerosos comentarios que tienen muchas de ellas y el hecho de que sea una de las secciones más consultadas del diario.
Julio Méndez, José María Gómez Claro, Carlos San Juan,Josep Pagès, Luis Ortiga, Martín Martínez, Miguel Ángel Otín, Antonio Caridad, Paulino González o Joaquín Mañeru, entre otros, han sido algunos de los contribuidores habituales en estas cartas a la directora, pero hay cientos de nombres más –muchos de los cuales que, por desgracia, nunca llegan a ver la luz– que hacen con sus aportaciones un diario mejor. A todos vosotros os agradecemos vuestras cartas y esperamos seguir recibiendo muchas más en 2025.
Para hacerlo, ya sabes que sólo tienes que entrar en este enlace. En nuestra página web, puedes leer los nuevos escritos publicados en el apartado de Cartas a la directora, dentro de la sección Opinión.
A continuación, y para poner el broche a un año lleno de cartas, reproducimos algunas que sirven como resumen de este 2024:
Abandono de la Administración a los mayores
CARMEN FERNÁNDEZ BALIRAC
Joaquín había emigrado en aquella época difícil donde apenas había trabajo. Cuando le ofrecieron un contrato en Bremen (Alemania), no se lo pensó. Estudió durante un año alemán. Poco después conoció a Pepi, su mujer, que trabajaba en el antiguo Hospital de Mora. Iniciaron una relación que finalizó en matrimonio. Ambos fueron niños de posguerra, sabían de la dureza de vivencias. Ella se trasladó a Alemania, trabajó infatigablemente durante años hasta la llegada de su hija.
En su vejez decidieron volver a su adorada España para vivir tranquilamente su retiro. En el periplo les colmaron de deudas con la regularización de emigrantes retornados, con miedo a perder su casa por el importe que se les exigía por parte de la AEAT. Aun así ellos pagaron todos los importes requeridos, casi todos sus ahorros.
Comenzaron las enfermedades propias de su edad: ambos con demencias. La familia pidió la ayuda a la Dependencia los tres años inmediatamente anteriores. Joaquín falleció el pasado 12 de mayo 2023 sin tan siguiera valoración por parte de la Junta de Andalucía. Pepi ha fallecido el 29 de diciembre 2023 sin recibir absolutamente nada. Su única hija se ha hecho cargo de todo: cuidados, médicos, citas, adecuación del domicilio, sillas de ruedas de todo tipo.
Lo he hecho con todo el amor del mundo hacia sus padres, que se han ido de su mano y rodeados de afecto, pero sin que tengan a nadie que pueda velar por ellos.
La Administración Pública abandona a los mayores. Demasiados expedientes, pocos recursos. Son dependientes, no números. Más corazón y empatía. Detrás de cada número se esconde una historia vivida, un requerimiento de ayuda, de necesidad.
Somos depositarios del legado de los mayores: su cuidado es una obligación moral.
Fdo: La hija de Joaquín y Pepi.
Largas carreras de cotización: no somos el colectivo 'kleenex'
LUIS ORTIGA GIMÉNEZ
En el marco de la reanudación de la Mesa de Diálogo Social para el análisis de la jubilación anticipada, me ha venido a la mente la famosa frase de John F. Kennedy: “No pienses qué puede hacer tu país por ti. Piensa qué puedes hacer tú por tú país”
Vamos a ver, de forma resumida y esquemática, qué ha hecho por su paísel colectivo de personas jubiladas de forma anticipada con largas carreras de cotización:
- Empezar a trabajar a los 14 o 15 años. Con jornadas laborales “oficiales” de 44 horas semanales (trabajando 6 días a la semana). Respecto a las vacaciones recordar que no fue hasta 1976 que el mínimo se amplió hasta 21 días naturales. Todo esto, actualmente, sería considerado esclavitud.
- Compaginar esas maratonianas jornadas de trabajo con estudios nocturnos.
- Cotizar a la Seguridad Social por más de 40 años
- Pagar impuesto de IRPF ( y muchos otros) por más de 40 años
- Consolidar la democracia y participar de forma decisiva en el desarrollo económico y social de España y, en consecuencia, en el bienestar social.
- No quisiera finalizar el capítulo de contribuciones al país sin referirme al “secuestro” que suponía el servicio militar (la mili). Durante un período de entre 14 y 18 meses nos vimos obligados a dejar/perder nuestros trabajos, interrumpir estudios y dejar a familia, amigos, etc. El daño ocasionado, económico y emocional fue enorme.
A algún político/sindicalista “actual” le parecerá ciencia ficción toda esta información.
Veamos ahora qué ha hecho el Estado por este colectivo que tanto ha aportado a la sociedad.
- En el tramo final de su vida profesional, sufren el edadismo imperante. Muchos pierden su empleo. Se encuentran en el país de la Comunidad con más desempleo en mayores de 50 años. Representan más del 50% del paro de larga duración. Los más “afortunados” encuentran empleos basura, de enorme precariedad. Son el colectivo que más sufre los accidentes de trabajo mortales y enfermedades crónicas. Ante esa realidad tan cruel, se ven abocados a una jubilación anticipada con pensión penalizada hasta su muerte.
¿Es esto justo y equitativo? ¿Hay relación entre lo aportado y lo recibido?
¿Por qué políticos y sindicatos se ensañan con este colectivo?
Mi reflexión es que somos “su gallina de los huevos de oro”. La generación que sostiene este sistema. Por eso nos ignoran. Para políticos y sindicatos no es un tema de justicia, es que alguien debe pagar la fiesta y han decidido que sea nuestro colectivo.
¿Esto mismo pasa en los países del entorno? La respuesta es un NO categórico. Los países de nuestro entorno SÍ respetan a las personas con largas carreras de cotización. Establecen unos años de cotización que aseguran la jubilación anticipada con pensión íntegra. España se niega a hacerlo.
La asociación ASJUBI40, que reivindica la eliminación total de la penalización a la jubilación anticipada de personas con largas carreras de cotización, ya ha explicado de forma muy detallada las discriminaciones que sufre este colectivo, en consecuencia, no voy a insistir en ello. Este escrito es simplemente una visión objetiva de la realidad. Es una visión con sentido común ... que muchas veces es el menos común de los sentidos, a tenor de la injusticia que sufre el colectivo.
Señores y señoras politicos/as y sindicalistas, recapaciten de una vez. Este colectivo no es 'de usar y tirar'. No somos la generación 'kleenex'. Reparen esta injusticia.
Nadie se va a creer que, por el hecho de ser treintañeros o cuarentañeros, desconocen todos esos hechos de nuestra historia social reciente. Pueden ser responsables de cometer una enorme indignidad.
No nos tomen más el pelo: los mayores sobramos
JULIO MÉNDEZ MENÉNDEZ DE LLANO
Es que… todo es una pantomima.
Espero decirlo claro: las entidades bancarias, en relación con los mayores, han hecho cuatro cambios, los que les interesaban, y nada más. Seguimos haciendo cola para ir a la ventanilla o para el cajero. Nadie nos viene a sacar de la cola para decirnos que tenemos preferencia.
La atención presencial existe. Ponen un empleado del banco a atender a toda la cola. Si vas a la ventanilla es muy probable que haya alguno, pero te llevan hasta el cajero para enseñarte cómo funciona. Pero, oiga, yo quiero que me dé usted 300 euros, no quiero sacar dinero ahí fuera, que me lo pueden robar…
¿Que ya no cobran por sacar dinero de ventanilla? ¿Y qué? Cobran por otras cosas. Por muchas.
Y te presionan para que tengas una tarjeta y para que la uses, porque de no hacerlo un determinado número de veces, también te van a cobrar.
¿En dónde se defienden esas situaciones que se viven todos los días? ¿Y quienes viven en zonas rurales? ¿Alguien viene a resolver los problemas?
El Estado nos obliga a tener una cuenta bancaria para cobrar nuestra pensión y para otras muchas cosas. Pago de impuestos, pago de recibos de la luz, del agua, de los teléfonos, de la comunidad de vecinos… ¿Por qué en una banca privada? ¿No cabe una banca pública? ¿No es posible crear una nueva “Caja Postal de Ahorros”? Como aquella que se regaló a Argentaria y después a BBVA.
O aquellas cajas de ahorros que llenaron muchos bolsillos de los componentes de sus “consejos de administración”. Y que al final crearon unos agujeros que pagamos los de a pie…
Y los Ayuntamientos (la mayoría), igual. ¿Eres mayor? Es igual. Ponte a la cola para el registro o para hacer una consulta, o para recoger un impreso, o para que te digan al departamento que tienes que ir, solicitando cita previa.
¿Y en la sanidad pública?.Mal la Atención Primaria (esperas de varios días para una primera consulta). Y si ya tienes que pasar a una especialidad, esencialmente traumatología u oftalmología, no vale la pena ni contarlo. Y, digan lo que digan, es la realidad. La sanidad tiene unos recursos limitados, nosotros unas peticiones ilimitadas. Pero es que se da la puñetera casualidad que cuando más necesitamos a la sanidad es cuando tenemos edades avanzadas.
¿Y en el transporte público? ¿Cuando no paran en sus lugares los autobuses, porque un caradura aparcó en el espacio reservado y las personas mayores tienen mayores dificultades para subir desde la calzada al bus? ¿Dónde está la policía local? ¿Y cuando subes y, a veces, los asientos reservados para mayores están ocupados con niños a los que sus mamás no enseñan a levantarse y ceder su asiento? ¿Quién tiene que resolver esas situaciones? ¿Los mayores?
¿Y en las restantes Administraciones? ¿Y en los mercados?
Todo son preguntas. Todo. Detrás de todo esto, mucha palabrería, mucha promesa, buenas palabras, pocos hechos, ningún caso. De nadie.
La realidad: sobramos. Somos una carga económica, pero más del 60% de los jubilados ayudan mensualmente a sus hijos o nietos. Somos una carga. Pero después de toda una vida seguimos aportando mucho a la economía. Y a la unión de la familia. Aunque muchos mayores estén maltratados por la soledad no deseada.
No nos tomen más el pelo. Ya se hizo famosa aquella frase: “Somos mayores, no idiotas”.
Y nosotros los mayores, sigamos en silencio “tragando” con todo.
Es que…
Basta de victimismo: vamos a esforzarnos por no quedarnos fuera
ÁNGEL BONNÉ
Siempre es un buen momento para la autocrítica por parte de los mayores, jubilados, tercera edad o como queramos definirnos.
Sin negar el concepto de edadismo, ni por supuesto el trato que nos dispensa la banca en general, las empresas a partir de determinadas edades, organismos oficiales o cualquier otro trato discriminatorio que sufrimos por cuestión de edad, es momento de mirar también nuestra actitud y mirar el entorno que nos rodea para saber dónde estamos y cómo no contribuir a que esa brecha del cambio de analógico a digital siga creciendo con nuestra manera de ver, interpretar la realidad existente. Tenemos que esforzarnos por no estar fuera del mundo que nos rodea.
Hay personas que, ante el hecho de cualquier avance tecnológico, cualquier innovación, se sienten en otro mundo, atacados, y “a priori” imposibilitados de aprender, de reciclarse y ni siquiera de intentar comprender todo lo nuevo, sintiéndose víctimas de la sociedad y maltratado por el entorno. Realmente empezamos a morir en el momento que dejamos de aprender. El mundo va a seguir cambiando y lo hará con nosotros o sin nosotros. Nada de lo cambiado va a volver a tiempos anteriores, el mundo no se va a parar.
¿Por qué no hacemos el esfuerzo de dedicar un tiempo, que realmente tenemos, a intentar aprender algunas aplicaciones de nuestro móvil o de nuestro ordenador? ¿Por qué nos relajamos y siempre esperamos a que venga nuestro hijo o nieto a realizarnos determinadas gestiones? Siendo conscientes que ellos tardarán tres minutos y nosotros estaremos media hora (tenemos tiempo de sobra) en base a prueba-error… habremos aprendido y estaremos un poco más cerca de nuestro entorno y orgullosos de haberlo conseguido.
Ya sé que todo esto da pereza, pero ¿somos conscientes que con ese quejido/protesta permanente no vamos a solucionar nada? También hay que ser consciente que con esto no solucionaremos la totalidad de los problemas que podamos tener, pero algunos sí. Y estaremos más cerca afrontar y resolver otros que se nos vayan presentando.
Una de las cosas que contribuye a que recibamos determinados tratos discriminatorios viene precisamente por determinados discursos, expresiones, rechazos, enaltecimiento del pasado, que frecuentemente utilizamos. Esas actitudes incrementan, aún más, que seamos apartados de todo avance y que nos vayan dejando de lado; que no cuenten con nosotros “porque los mayores no lo van a entender”. Cualquier venda que nos pongan será un acto de conmiseración…
En el lema de Carlos San Juan, “Soy mayor, no idiota”, entiendo ver que el hecho de la edad no implica falta de capacidad ni de criterio para todo lo anteriormente dicho.
Para finalizar y ser justo, todo lo escrito tiene sus excepciones, personas de una elevada edad o de delicada salud, etc. que no les es posible este esfuerzo. Pero todos conocemos a alguien que con edades que les permite viajar, leer, hacer deporte, actividades varias se apuntan al discurso de “prefiero la cartilla de ahorros” antes que aprender a manejar la aplicación del móvil de mi banco o como funciona un cajero automático o “voy a esperar a que venga mi hijo para que me compre un billete de avión”.
Ánimo y trabajemos por cambiar esa actitud, en muchos casos victimista.
Las tecnologías, aplicaciones, etc. no se han hecho para ingenieros informáticos, sino para el público en genera. La única diferencia es que unos las manejan en minutos y otros en horas, pero todos podemos acceder a ellas.
Cosas de mayores: nos callamos y nos arrollan
JULIO MÉNDEZ MENÉNDEZ DE LLANO
Cuánto trabajo cuesta en muchas ocasiones subir y bajar de un bus urbano, ¿verdad? A veces porque en la parada aparcó quien no debía. Y, aunque no lo parezca, los centímetros de diferencia entre la acera y la calzada, suponen a veces una seria dificultad. i la policía local estuviera en esos momentos…
¿Y los bancos? Se nos obliga a tener una cuenta bancaria para pagarnos la pensión (y para pagar nosotros los impuestos, la luz, el agua, el gas, etc.). Los bancos nos empujan para que usemos la banca electrónica. Quien no sepa que aprenda y quien no pueda, que se busque la vida, como se dice vulgarmente.
Y nos dicen con insistencia que usemos los cajeros, esos que muchos bancos han ido sacando de sus instalaciones para colocarlos en la calle. Si tienes algún percance, que no sea en la sede del banco.
¿Y no te cobran comisiones? Bueno, una veces sí, otras no, depende, pero de una u otra forma, pagas.
Oiga, ¿y para hacer la declaración de la Renta, una gestión en el INSS o para cualquier trámite en las Administraciones? Le dicen: "Cubra usted la solicitud, acompáñela de todos esos documentos y cuando tenga todo, vuelva por aquí."
Tres días después, vuelves:
– Le faltan dos certificados y pagar las tasas. Cuando esté todo vuelva.
– Mire usted, es que yo no se…
– Pues busque quien le eche una mano…
Y muchas cosas más. La sanidad, los intentos de timos y estafas, los patinetes que pasan por la aceras a bastante velocidad…
Nuestro principal problema es que somos muy individualistas y mientras nosotros vamos arreglando, el resto que espabile; hasta que tenemos dificultades propias. Y que nos quejamos casi siempre en el lugar equivocado. Nos callamos y nos arrollan.
Tenemos que cambiar de actitud. Con educación y con firmeza hay que exigir todo aquello a lo que tenemos derecho. Si es por escrito, mucho mejor.
Es que somos más del 20% de la población. Y en aumento,
Si fuésemos capaces de estar unidos... Si entendiésemos que juntos llegaremos más lejos… Si pudiésemos dar pasos para que nos escuchen y nos atiendan…
Sólo es una cuestión de cada uno. De sumar.
Recuerdo y resiliencia: Madrid y el 11-M
KIKE ROMÁN
Un día como hoy, hace 20 años, me sonó el despertador como todas las mañanas laborables, esta vez muy temprano, no tenía ni idea de lo que iba a acontecer ese día. Mucho antes del amanecer, me recogió un taxi en la puerta de mi casa; iba camino del aeropuerto de Madrid; cogería el puente aéreo con destino a Barcelona. Trabajaba en una importante mutua colaboradora con la Seguridad Social y estaba convocado a las 9:30 de la mañana en la sede social de la Mutua, a una reunión del departamento de comunicación de la entidad, al objeto de preparar y organizar una Jornada con motivo del Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo, que se celebraría el día 28 de abril de 2004 en Madrid. Se titularía Nuevos Riesgos Emergentes, con los temas: Factores Psicosociales; el Tabaco: Riesgo Tóxico y Campos Electromagnéticos. Una jornada que prometía ser muy interesante sobre la base de las materias propuestas.
Iba ilusionado porque el reto era muy atractivo, cuando, ya muy próximos al aeropuerto, en la radio del taxi se oye que ha habido una explosión en la estación de tren de Atocha. Era una noticia primigenia, sin más, eran los albores comunicativos de una gran tragedia, era el 11 de marzo de 2004.
Me bajé del taxi sin saber nada más; enseguida embarqué con la intranquilidad de la noticia, solamente sabía que había habido una explosión en Atocha. Llegado a Barcelona cogí un taxi que me llevaría a la oficina, este llevaba una pequeña televisión, de bolsillo, en el salpicadero, no podía creerme lo que estaba viendo y escuchando durante el trayecto. Llamé a mi mujer, me contestó llorando por lo que estaba pasando y las informaciones que estaban llegando. Ella también trabajaba en la misma empresa que yo, en el área sanitaria. Todos los centros sanitarios estaban, en esos trágicos momentos, pendientes de atender a los afectados, como así fue. Todo el mundo se estaba volcando en prestar ayuda de una forma colectiva.
Al llegar a la oficina en Barcelona, todo el mundo estaba serio y preocupado, las noticias iban llegando, y el número de fallecidos y heridos aumentando. Nos reunimos para esbozar en un primer encuentro de la Jornada mencionada anteriormente. Mi mente estaba en Madrid, y en un momento dado, después de una hora, dije: perdonadme, pero me marcho para Madrid, estoy muy preocupado, quiero estar cuanto antes con mi familia. Al salir, en Barcelona ya se había preparado una manifestación en repulsa por los atentados, mucha gente, se me nubló la vista por la solidaridad que expresaban las personas allí manifestadas.
Una herida profunda en el corazón
Durante el vuelo de vuelta iba muy pensativo, sintiendo una profunda indignación y rabia por quienes habían “provocado” aquel gran número de víctimas y el extremo dolor que se produjo, y que con el tiempo siempre ha estado y está en nuestra mente. Tiempo atrás había participado junto a mi mujer en manifestaciones en contra de la guerra en Irak, mucho pueblo soberano en la calle, como dice la Constitución, pero no se le hizo caso. El narcisismo y la extrema irresponsabilidad, no pueden, por muy poderoso que se sea, poner en el punto de mira a un país, a una ciudad, a su gente. Las explosiones en los trenes dejaron una herida profunda en el corazón de la ciudad. El dolor, la confusión y la pérdida se entrelazaron en un día que nunca se olvidará. Las calles, antes llenas de vida, se volvieron testigos mudos de la tragedia. La solidaridad y la resiliencia surgieron, pero también quedó la cicatriz de la vulnerabilidad humana en manos de terroristas llenos de odio y de venganza, que siempre hacen víctima al ciudadano de a pie, al más humilde.
Pasamos una noche muy larga, sin dormir prácticamente, inquietos, tristes, y muy preocupados. Las noticias mentirosas se agolpaban en los medios, ruedas de prensa engañosas, con falsedades, muy deshonestas y fraudulentas.
Al día siguiente, 12 de marzo, como responsable de comunicación en Madrid, escribí un comunicado interno, extraído del alma, que resumo a continuación: “Ver amanecer un nuevo día es un regalo y un privilegio. Hay mucho dolor en Madrid. Pienso que nuestra entidad debe ser fuerte, unirse al lenguaje social que actualmente se habla en la calle y ser una empresa que lidere, en la parte que le corresponde, su participación sanitaria y asistencial. Esta masacre seguramente nos afectará en cuanto a fallecimientos, incapacidades, bajas, sin bajas y debemos asistir y prestar las mejores de las ayudas. Las depresiones serán frecuentes, incluso en el personal de los Servicios de Emergencia, y... no se sabe qué más. El tiempo, en breve, lo dirá…”
El 15 de mayo se nos concedió, por mediación del Alcalde de Madrid, la Medalla de Honor de Madrid junto a otras entidades que participaron en el rescate y atención a las víctimas.
Siempre me acordaré de ese día, como si fuera hoy, un trágico día que se cobró 193 fallecidos y 1.430 heridos. Esa misma tarde del día 12, se echaron a la calle cerca de 11 millones de personas en toda España. En Madrid llovía. Esta manifestación ya no era en contra de ir a la guerra, sino en repulsa por haber ido. ¡Qué indignación!
El domingo había elecciones generales. Este suceso cambió un gobierno.
El silencio de los mayores
CARLOS SAN JUAN
Los mayores españoles tenemos un grave problema: ignoramos nuestra importancia, carecemos de autoestima. No sabemos que somos casi diez millones y que cada día seremos más, que vamos camino de ser el país con más longevidad del mundo. Por eso, callamos a todo con una inútil resignación. No estamos representados debidamente en el Gobierno central ni en el de las comunidades. Estamos excluidos política y socialmente. Toleramos que nos discriminen laboralmente, que nos llamen ancianos a los 60 años, viejos, abuelos sin ser nuestros nietos, etc, etc.
Ya no somos la “tercera edad”, somos una generación nueva y activa con plenos derechos, que no debemos llorar y lamernos las heridas en un rincón. Ni decir “es lo que hay” o “este no es mi problema”. Tenemos que gritar BASTA YA. Que los políticos nos oigan y nos vean, en vez de insultarse mutuamente. Aprovechar este nuestro periódico para participar activamente y difundirlo.
Seamos solidarios y ayudémonos. La vida también es nuestra. La historia también y tenemos mucho que decir y mucho que hacer. Todo menos resignarnos. Recordar que somos mayores, no idiotas.
Un fuerte abrazo a todos.
Al pasado nos referimos porque en el presente casi no existimos
MARTÍN MARTÍNEZ
Ya tengo muchos años y pocos amigos. Los jóvenes me escuchan algunas veces y me dan la razón siempre. Pocas veces se me consulta. Nunca es necesaria mi participación. Entre mis necesidades, la necesidad de conversación figura entre las primeras. ¡Y la necesidad de hacer cosas, de sentirme útil!
Cuando nos reunimos los amigos, no se desmenuza ningún tema. En general, el interés por el debate decrece con la edad. Las referencias al pasado son frecuentes. Ahora entiendo eso de las “batallitas del abuelo”. Todos repetimos cosas que, a pesar de que ya pasaron, en nuestro pensamiento vuelven a estar. La “batallita” que yo creo que repito más es esta: “El día que me toco a mí clavarle el cuchillo al pavo. Como un rito de iniciación”.
Al pasado nos referimos porque en el presente casi no existimos. Del futuro no hablamos porque de él poco esperamos.
Con frecuencia le planteo cosas a la inteligencia artificial, lo cual reduce un poco mi soledad y mi ansiedad: "dime qué es un agujero negro", "en qué se parecen la depresión del terreno y la depresión de las personas". Con frecuencia leo cosas sobre la salud. Ahora estoy leyendo esto: "El edadismo acelera el envejecimiento". ¡Edadismo!. El artículo se refiere a la discriminación que padecemos por ser mayores.
Cuando irse unos días de vacaciones se convierte en un lujo inalcanzable
MANUEL VARGAS
Estimada directora,
Me temo que volveré a disfrutar un verano en mi piso de Carabanchel, en Madrid, y a pasear por el parque de Madrid Río en la fresca cuando caiga la tarde. Me dirijo a usted como un jubilado preocupado y desilusionado con la actual situación de los precios de los alojamientos turísticos en nuestro país. Durante años, he trabajado arduamente, ahorrando con la esperanza de poder disfrutar de unas merecidas vacaciones durante mis años de jubilación. Sin embargo, lo que solía ser una alegría anual se ha convertido en un lujo inalcanzable para una economía familiar humilde como la mía debido a la desorbitada escalada de los precios de hoteles, apartahoteles y apartamentos turísticos, especialmente durante los meses de verano.
Es triste y alarmante observar cómo la industria turística ha convertido unas sencillas vacaciones familiares en un privilegio solo accesible para unos pocos. Los precios han subido a niveles astronómicos, haciendo que familias humildes, como la mía, no puedan permitirse ni siquiera unos pocos días de descanso fuera de casa. Esto no solo afecta a los jubilados con ingresos fijos, sino también a muchas familias trabajadoras que se ven obligadas a renunciar a sus planes de vacaciones debido a los costes prohibitivos.
El turismo siempre ha sido un motor económico crucial para nuestro país, pero me pregunto, ¿a qué precio?, ¿con qué coste social?, ¿a costa de quién? La avaricia desmedida está excluyendo a un segmento significativo de la población que, irónicamente, ha sostenido esta industria durante décadas. Recuerdo con nostalgia cuando podíamos permitirnos unas vacaciones sin tener que sacrificar otros aspectos esenciales de nuestra vida diaria.
No es justo que los precios de los alojamientos se incrementen desproporcionadamente durante la temporada alta (que cada vez es más larga), aprovechándose de la demanda y dejando a muchas familias sin opciones asequibles (ni siquiera en el turismo de interior o montaña). Los pequeños ahorros de una pensión no deberían destinarse exclusivamente a cubrir unos pocos días de vacaciones, cuando también hay que afrontar gastos médicos, alimentación y otras necesidades básicas. Y como hay que comer, pues no te queda más remedio que no veranear.
Es verdad que los jubilados tenemos a nuestro alcance mecanismos que nos permiten ir de vacaciones de manera desestacionalizada, como es el caso de los viajes del Imserso o los de algunas agencias de viajes, pero si queremos hacerlo en verano, Semana Santa, los puentes de festividades como Todos los Santos, Navidad, etc., cuando lo hacen nuestros hijos e hijas y otros familiares, es absolutamente imposible para nosotros.
Hago un llamamiento a las autoridades competentes y a los empresarios del sector turístico para que reconsideren esta situación y busquen un equilibrio que permita a todos disfrutar de un merecido descanso sin tener que endeudarse o renunciar a otras necesidades básicas. Es esencial que se implementen políticas y regulaciones que frenen esta escalada de precios y que se ofrezcan alternativas más accesibles para todos los ciudadanos.
El derecho a unas vacaciones dignas no debería ser un lujo reservado para unos pocos, sino una posibilidad al alcance de todos, independientemente de su situación económica.
¡Parad el mundo y arregladlo!
JOSÉ MARÍA GÓMEZ CLARO
Han vuelto a quedar las calles en silencio, con rostros serios y lágrimas por otra barbarie cometida con nocturnidad y alevosía. Más asesinatos sin perdón.
Se han destruido vidas de mujeres y menores por la mano de un loco, un despechado, un machista asesino sin razón ni corazón.
En algunos casos existían antecedentes –que nada protegieron– en otros, la violencia se escondía detrás de la puerta para que nadie sospechara.
Lo que parece evidente es que el veneno del maltrato se venía suministrando desde hace tiempo, en dosis pequeñas para narcotizarlos.
Nadie toma una decisión tan brutal, injustificable, definitiva, sin haberlo pensado y preparado previamente con más o menos detalles macabros.
Habrá quienes digan: que no sospecharon nada, no escucharon golpes o parecían tan normales, que hasta hoy no se enteraron de que había una bomba a punto de estallar.
Nos hemos vuelto tan individualistas que los problemas de al lado no son nuestros: porque hay que respetar la intimidad a costa de ignorar a las víctimas.
Las medidas antiviolencia son para paliar una quiebra social que tiene raíces muy profundas y no es capaz de extirpar. Son un asidero muy débil para evitar la muerte.
Educación, erradicación de la pobreza, comunicación social, protección del entorno, solución económica y habitacional inmediata son medidas imprescindibles.
Porque siempre quedará el dolor, lo injustificable de la barbarie, familias rotas para siempre, espacios vacíos manchados de sangre y dolor.
Mujeres que pretendían escapar del infierno y nadie les ayudó a apagar el fuego.
Niños que nacieron para jugar y solo encontraron manos dispuestas a castigarles.
¡Basta ya ¡ ¡Nunca más! ¡Estamos hartas! ¡Parad el mundo y arregladlo!
Menos cortisol y más oxitocina
MARTÍN MARTÍNEZ
Se dice que los occidentales somos más individualistas que los orientales. Se dice que el individualismo ha crecido en las últimas décadas. También se dice que ahora hay más ancianos abandonados. Seguro que el individualismo tiene cosas buenas. ¡Seguro!. Pero, las malas son más evidentes. El individualismo centrado en la libertad personal y en la realización individual tiene consecuencias negativas: menos solidaridad, es decir, los ancianos y los desfavorecidos nos preocupan menos. Menos vida social, es decir, casi no conocemos a los vecinos de nuestra escalera. Más competitividad, es decir, necesitamos imperiosamente sobresalir como personas. Y menos salud mental, es decir, el aislamiento nos deteriora.
En general, esas son las derivaciones del individualismo. Y especificando yo veo tres: valoramos menos la familia, as familias tienen menos hijos y a los ancianos se les aparta.
Últimamente los medios hablan mucho de la soledad no deseada de muchos ancianos. Esa soledad que deteriora notablemente su salud. Recuerdo una frase, que repito con frecuencia, a pesar de su densidad, a pesar de su complejidad: “Menos cortisol y más oxitocina”. Cortisol, la hormona del estrés, la hormona de las dificultades y del abandono. Oxitocina, la hormona del amor, la hormona del contacto.
¿Qué pasaría si los abuelos hicieran huelga? Los mayores y la economía altruista
MIGUEL ÁNGEL OTÍN LLORO
Una faceta de las personas mayores es su participación, dedicación y compromiso como voluntarios y, por consiguiente, su aportación a la economía altruista y solidaria. Se cifra el número de sénior activos en 2 millones. El total de personas que ejerce el voluntariado, según la Plataforma del Voluntariado en España, se acerca a los 3,5 millones.
¿En cuánto podemos valorar el trabajo de los millones de personas que de una u otra manera ejercen una labor de voluntariado? Robin Upton, ya en el año 2004 presentó en el Foro Social Europeo un estudio sobre el impacto de la economía altruista como una rama de la economía, empezándose a hablar de la economía del don (economía del regalo) y de la economía compartida.
Centrándonos en la economía altruista, una definición que veo ajustada es la del economista Klauss Jaffe, que plantea una explicación económica de lo que es el altruismo: "mecanismo que permite la generación de sinergias en beneficio de los miembros de un grupo social". No obstante, en los modelos económicos, no es fácil encontrar explicación al altruismo.
¿Sufragar los gastos que origina la crianza de un hijo puede considerarse economía altruista? Según un estudio de RAISIN, plataforma de ahorro europea, el coste económico de criar/mantener a un hijo hasta que se emancipa, asciende a una media de 300.000 euros. En los últimos 20 años, se ha incrementado en 90.000 euros.
Desconozco si dicha entidad ha valorado o cuantificado la aportación de los abuelos a la sociedad de hoy. Preocupados y ocupados en atender en gran medida a sus nietos y en algunos casos a sus hijos. Esto si es economía altruista. De los 9 millones de personas mayores, ¿cuantificamos en 4 millones los abuelos dedicados a esas tareas? ¿Cómo cuantificamos esta importante labor? ¿Qué valor ponemos a su dedicación? ¿Qué pasaría en nuestra sociedad si los abuelos decidiéramos hacer una semana de huelga?
El pasado 1 de julio entró en vigor en Suecia una ley según la cual los abuelos podrán solicitar una ayuda por cuidar a sus nietos (durante su primer año de vida y por un plazo máximo de 3 meses). Realmente se trata de transferir el derecho a recibir una prestación económica parental a los abuelos. Posiblemente, lo importante es reconocer la dedicación de estos con sus nietos.
Convendrán conmigo que las personas mayores (importantes protagonistas) generan economía. Protagonistas en la economía altruista, en la economía solidaria y en la economía del cuidado. Y protagonistas en la silver economy, la economía de plata, la economía de 'las canas'. Su capacidad de consumo es muy valorada. Sin duda, complementan con y al Estado en el mantenimiento del estado del bienestar.
Retomando el tema voluntariado y altruismo, podemos definir al altruismo como la “tendencia a procurar el bien de las personas de manera desinteresada”. Me convence esta definición de voluntariado: “conjunto de personas que se ofrecen voluntaria, solidaria, altruista y desinteresadamente para realizar algo”. Y de paso decir que tanto el altruismo como la solidaridad y el voluntariado son lo contrario al egoísmo.
Enumerar a los miles de asociaciones y organizaciones que funcionan gracias a la labor altruista y voluntaria de muchas personas es una ardua y casi imposible tarea. Alguna información da el dato aproximado a nivel nacional de 100.000. Según el Anuario del Tercer Sector y Acción Social, se calculan en 35.000 las entidades ONGs.
Considero conveniente mencionar el binomio "Empresa y Deporte". Las "Herramientas de Incentivos Fiscales al Mecenazgo deportivo" entiendo que son necesarias. La esponsorización, el patrocinio, y la responsabilidad social corporativa de muchas empresas son el motor del sistema deportivo del país, contribuyendo a aumentar y potenciar esta actividad.
No querría finalizar este artículo sin dedicar un mínimo de atención a la Inteligencia Artificial. La IA sin duda generará actividad económica también con las personas mayores y, por supuesto, será una gran aliada de ayuda y apoyo a estas personas. No olvidemos que en 2050 se duplicará el número de personas mayores, dependientes… y solas.
La última noticia que me ha llamado la atención al respecto es el lanzamiento y puesta en marcha de "Cova". Instrumento basado en la inteligencia artificial que asistirá a los mayores en Asturias. El Principado ha lanzado esta plataforma para saber cuándo necesitan ayuda, llamadas para saber cómo están, e incluso les facilitará gestionar trámites y solicitud de subvenciones, entre otras acciones en beneficio de sus usuarios.
Aprender a lo largo de la vida: ¿para qué?
JAVIER FERNÁNDEZ DE TROCÓNIZ
En breve asistiremos al inicio de las actividades escolares por parte de niños y jóvenes. Los ya adultos se impondrán algunos temas para estudiar, idiomas, informática, etc.. También algunas actividades físicas, asistencia a gimnasios y otras. ¿Qué nos planteamos las personas mayores? Los viajes del Imserso –u otros– pueden aparecer en nuestras mentes, son específicos para esas edades. Pero debemos considerar opciones de las generaciones más jóvenes. Por ejemplo, aprender.
Y puede surgir la pregunta de ¿para qué? Los jóvenes estudian para tener conocimientos para su vida de adultos, para conseguir un empleo o aprobar una oposición. Los adultos, para mantenerse al día en el empleo que ya tienen, conocer nuevos programas, manejar máquinas y procesos novedosos. Pero si ya estás jubilado, no vas a tener esas motivaciones, no hay que ganarse un empleo o defender el que se tiene.
Sin embargo, la necesidad de estudiar y aprender cosas nuevas debiera ser una constante a lo largo de la vida. La sociedad evoluciona y si no nos movemos a un ritmo similar, nos quedaremos atrás y nos ganaremos una marginación. Siempre nos quedará la posibilidad de quejarnos, pero es dudoso que nos esperen.
Podemos promover una lastimosa comprensión, lo que no nos aliviará, del todo, la marginación. Tenemos buenas razones para aprender, lo necesitamos para seguir aportando a la sociedad, de la que no queremos desengancharnos. No es la tecnología lo que nos dejará fuera, es la falta de aprendizaje.
Las dificultades que debemos soportar y superar los mayores
JULIO MÉNDEZ MENÉNDEZ DE LLANO
Todas mis opiniones son consecuencia de estar en las calles, en los pueblos, de escuchar a la gente, de conversaciones, de preguntar las cosas que inquietan… Las teorías las exponen otros, con mayor o menor acierto. Hay que escuchar a las personas afectadas. Ahí está la verdad
No es mi intención escribir un aplauso a nadie, ni un ataque indiscriminado, sino sacar a relucir un buen número de dificultades que hemos de soportar y superar, si podemos, las personas mayores.
Alguien me va a decir que soy pesado, que siempre estoy con un foco fijo o que tengo obsesión con la situación de las personas mayores. Pues tiene razón, es cierto.
Hay demasiados problemas para un sector muy importante de la sociedad actual, para los que estamos en la parte superior de la pirámide invertida de población.
Aunque se intente esconder, silenciar o mirar hacia otro lado, somos un estorbo, molesta nuestra presencia en muchas actividades sociales. Somos una carga, dicen.
Creo que no cabe ninguna duda en cuanto a nuestra aportación, de forma muy importante, a sacar a España de la miseria de la posguerra, con el trabajo, aquí o en Alemania, Suiza, Francia... ahorrando y enviando el dinero a las cajas de ahorro de nuestros pueblos.
Con las cotizaciones durante años y años, muchos. Y ahora, jubilados, seguimos pagando IRPF y todos los impuestos restantes, y ayudamos a hijos y nietos a salir adelante.Y soportamos que aquellos temas que nos afectan, los discutan y resuelvan personas que desconocen lo que se siente y se piensa cuando uno es mayor. En muchas instituciones.
Una vez más, voy a poner el mismo ejemplo: lo que se decide en el llamado Pacto de Toledo, relativo a las pensiones, lo resuelven dos sindicalistas (que seguramente tienen mucha experiencia en trabajar por cuenta ajena), un representante de los empresarios y representantes del Gobierno. Jubilados no, pobriños, qué sabrán ellos...
No hace muchos días, el 23 de septiembre, el periódico 65YMÁS publicaba que el economista Javier Díaz-Jiménez decía cosas como éstas: el sistema público de pensiones se enfrenta a "retos cruciales" y "ajustes forzosos". Futuro: menores pagos de pensiones, mayores cotizaciones a la Seguridad Social, o detrayendo fondos de la educación, de la sanidad o la asistencia social. Planes de inversiones privados.
Pues mire usted, yo tengo otra visión de las cosas. No soy economista ni nada que se le parezca, simplemente un jubilado.
El sistema público de pensiones tendrá que hacer ajustes como los viene haciendo desde su creación. Hay que adaptarse a los tiempos y a las circunstancias de cada momento. Eso no significa que los pagos de las pensiones hayan de ser menores, tendrán que ser, como ahora, los correspondientes a las cotizaciones, que habrán de irse incrementando, lo mismo que hasta el momento actual. Y no es necesario detraer nada de ningún sitio, solo se necesita despilfarrar menos: 'adelgazar' las Administraciones o agencias de empleo para los 'míos', cerrar los miles de chiringuitos, sin funciones, o con ellas duplicadas, que se llevan de los Presupuestos Generales miles de millones de euros, eliminar las enormes subvenciones que se conceden en España para cosas absurdas, reducir el número de políticos en todos los niveles (local, provincial, autonómico, nacional). O que la Seguriad Social no pague gastos indebidos, muchos, entre ellos las pensiones no contributivas. Y muchas cosas más…
¿Y los planes de inversiones privados, que los haga quien pueda? No se puede plantear eso cuando las familias están pasando por momentos muy difíciles, los jóvenes no encuentran trabajo, tampoco pueden pensar en comprar o alquilar una vivienda, cuando los mayores de 50 años ya no tienen futuro laboral, cuando la clase media lleva mucho camino recorrido hacia abajo…
El edadismo no cesa, se incrementa
PAULINO GONZÁLEZ FERNÁNDEZ
El otro día me comentó un amigo jubilado mayor de 75 años que fue a un gran almacén para contratar que le sustituyeran la bañera de su cuarto de baño por un plato de ducha y una mampara. Durante la conversación y elección de productos y demás, el empleado del gran almacén le dijo que podía financiar el importe de la obra y pagarlo en cómodos plazos.
Mi amigo, le dijo que sí, que quería financiarlo y el empleado que le atendía procedió a tramitarlo en la creencia de que no habría problema alguno a la vista de la información aportada por mi amigo. Le fue pidiendo datos y datos, DNI, número de cuenta... Lo consabido en estos casos.
Total, el empleado terminó de pedir datos y demás y envió vía telemática su petición de financiación. Cual fue su sorpresa al ver que la financiación fue denegada por su edad. Mi amigo tiene ya 76 años. Yo sé que eso es normal, he sido apoderado bancario durante muchos años, pero eso lo tenían que tener previsto, tanto en el gran almacén, como en la financiera y no llevar la tramitación de la petición hasta lo último para faltar al respeto de esa manera a mi amigo. Para que vean hasta donde llega ya el edadismo.
Mi amigo tiene una pensión, no la más alta, pero sí decente y que podría pagar el importe financiado sin problema alguno, pero eso no lo ve una persona humana, lo analiza un programa informático y ya ven. Además de cerrarnos a los mayores oficinas bancarias y no atendernos presencialmente, nos impiden pedir una financiación de unos 2.200 euros, que, me dice mi amigo, era lo que valía su obra. Ya me dirán dónde vamos a llegar con el edadismo.
Ministerio de Mayores: ahora es el momento
CARLOS SAN JUAN
Si le preguntáramos a un ente tan de actualidad como es la inteligencia artificial (IA) que nos explicara por qué en un país como España, con casi 10 millones de mayores, con un Gobierno de igualdad y progreso y con un nuevo Ministerio de Infancia y Juventud, no hay un Ministerio de Mayores, creo sinceramente que la respuesta sería instantánea y contundente: no me lo explico, no lo comprendo. Yo tampoco y personas muchísimo más cualificadas como Fernando Ónega y Julio Mendez tampoco. Por eso, lo solicitan públicamente y avalan esa petición con una serie de razonamientos absolutamente convincentes.
Ahora es el momento de firmar para llevar nuestro derecho a una representatividad global y no transversal, múltiple, nebulosa, diluida y laberíntica en la que se pierden nuestras reivindicaciones.
Demostremos que no somos viejos e inactivos. Borremos las etiquetas de la resignación y el pasotismo. ¡Firmemos! Apoyemos, y si no lo hacemos ahora que es el momento, por favor luego no nos quejemos. Nos seguirán llamando viejos, decrépitos e invisibles a la hora de tomar decisiones fundamentales.
Un abrazo virtual pero lleno de afecto y solidaridad.
El 72% de los jóvenes desconocen la vida de su abuelo
FEDERACIÓN ESPAÑOLA PARA LA DEFENSA DE LAS PERSONAS MAYORES (FEDEPEM)
Una encuesta realizada en jóvenes de 12 a 18 años demuestra el poco interés que tienen por conocer la vida de sus mayores, sus historia, sus vivencias y el cómo fue la vida familiar en el pasado.
¿Se están perdiendo los valores transmitidos de generación en generación? Según se desprende de la encuesta a las preguntas más recientes sobre sus mayores, sí. Los jóvenes conocen el último trabajo de sus padres, pero desconocen los anteriores, así como las anécdotas del transcurrir en la vida familiar.
- El 72% desconocen la profesión del abuelo antes de jubilarse.
- El 28% saben la profesión del abuelo antes de jubilarse.
- El 95% desconoce el lugar o empresa donde trabajaba antes de jubilarse el abuelo.
- El 80% desconocen los tres últimos trabajos de su padre.
- El 8% no conoció a su abuelo y no le contaron muchas cosas de él.
Cabe preguntarnos si vivimos en una sociedad que tiene poco interés en conocer el pasado de sus mayores y conservamos el mismo respeto que nuestros abuelos tenían con sus padres o el de nuestros padres con los suyos.
Solo tenemos que preguntarle a nuestro hijo que sabe de ti y nos daremos cuenta que quizás no puso todo el interés que pensábamos el día que le contábamos nuestra vida.
Viudas en la miseria al perder la mitad de su pensión
ANTONIO CARIDAD RUANO
Para resolver la enorme injusticia que le ocurre a una viuda cuando muere su marido, es necesario tener la empatía suficiente y analizar la situación económica en la que se queda. Y es que pierde la mitad de la pensión. Es decir, al día siguiente de quedar viuda, tiene los mismos gastos y la mitad de los ingresos.
Mujeres que han trabajado en su casa, al cuidado de sus hijos y mayores, sin cotizar, se ven en la miseria al perder la pensión que tenían.
Señores legisladores, traten de resolver este grave problema y hagan que las viudas tengan derecho, por ley, a percibir el 100% de la pensión de su marido.
Mi propuesta para el tema de la vivienda
FRANCISCO JIMÉNEZ CANTADOR
Artículo 47 de la Constitución: "Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos".
Artículo 128.1: "Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general".
Es decir, nuestra Constitución garantiza el disfrutar de una vivienda digna como derecho fundamental y dispone que toda la riqueza del país en sus diversas formas y titularidad está subordinada al interés general. Pues bien, ninguno de estos dos artículos se garantiza de forma efectiva.
Los poderes públicos han permitido que personas jóvenes no puedan plantearse un proyecto de vida, ya que necesitan más del 40 o 55% de sus ingresos para sufragar la vivienda. Lo mismo ocurre con las personas ya jubiladas o viudas que no poseen vivienda en propiedad. Parece que a ellos nadie las tiene en cuenta.
La sociedad ya ha dicho basta, hasta aquí hemos llegado y es hora de que los partidos políticos actúen, sobre todo los que nos gobiernan, que son a los que se llenan la boca con sus políticas sociales, pero que parece que les tienen miedo a los poderes económicos y a los grandes grupos de presión, como banca, energéticas, fondos buitre, etc. Como ciudadano os exijo que os pongáis las pilas y empecéis a gobernar y legislar para el pueblo y sus gentes.
Propongo lo siguiente.
1. Que la vivienda deja de ser un bien especulativo en todo el territorio nacional. Su uso será regulado por ley en su totalidad y estarán sometidos a la actual Ley de Vivienda en vigor. La renta que deberá aplicarse será la media entre el máximo y minino que marca la Ley de Vivienda en vigor.
2. Toda vivienda que su propietario desee poner en el mercado de alquiler deberá estar inexcusablemente en posesión de una licencia que lo habilite para para ello. Las mismas serán facilitadas por las comunidades autónomas, Ayuntamientos o como defina la ley.
3. Los propietarios que libremente decidan retirar sus viviendas del mercado de alquiler para destinarla a otros usos, porque no desean adecuar los alquileres a la nueva norma ni obtener la correspondiente licencia, no podrán rescindir los contratos en vigor hasta que el inquilino haya optado a otra vivienda de alquiler con los nuevos valores.
4. Para la vivienda turística será preceptiva la licencia específica. Se prohíbe la obtención de licencias en aquellas zonas consideradas tensionadas en todo el territorio nacional.
Los mayores serán los más perjudicados si se desmantela Muface
JOAQUÍN MAÑERU LÓPEZ
La tensión entre los funcionarios y Muface va en aumento por la incertidumbre entre sus usuarios al informar Adeslas a sus clientes de que les dejaría de prestar servicio sanitario a partir del 31 de enero, fecha en que concluye el plazo del actual convenio. Tras el comunicado, Muface, dependiente del Ministerio de Función Pública, ha intentado tranquilizar a los funcionarios asegurando que “ningún mutualista, titular o beneficiario, se va a quedar sin la asistencia sanitaria en las condiciones actuales”. Sin embargo el privilegio de la sanidad privada de la que gozan los funcionarios está pendiente, dado que Muface todavía no ha presentado la nueva licitación para intentar conseguir que Adeslas, DKV o Asisa acepten seguir prestando un servicio que consideran deficitario.
CSIF ha avisado de que el desmantelamiento está en marcha. “Ya hemos empezado a recibir casos de mutualistas a los que se les está denegando la atención en clínicas o chequeos médicos, porque las aseguradoras no tienen claro el futuro del concierto”, aseguran.
Mientras tanto, el Ministerio de Sanidad ya ha elaborado un plan para fulminar Muface que no va a beneficiar, precisamente, a los usuarios mayores. La población mutualista destaca en la franja de edad que va de los 60 a los 69 años. El 31% de los funcionarios de Muface tienen más de 65 años, según fuentes del CSIF y a muchos de ellos no les van a acoger en ninguna aseguradora privada por la edad si finalmente se vieran abocados a la Seguridad Social y, por su ineficiencia, quisieran pagarse un seguro privado dado que la edad es una de las principales barreras para acceder a un seguro privado, dado que cuanto más mayor es el cliente, menos coberturas va a tener.
De no resolverse el conflicto, los perjudicados una vez más serán los mayores, teniendo en cuenta, que, según los cálculos de la patronal sanitaria IDIS, el mutualismo administrativo reduce la presión asistencial en el sector público y evita el incremento de las listas de espera para consultas externas en un 266%, consultas quirúrgicas en un 115% y más de 5 millones de visitas en Atención Primaria.
Será un importante perjuicio para los mayores, dado que cuánta más edad se tiene, más se hace necesaria la asistencia sanitaria.
Sobre el autor:
Raúl Arias
Raúl Arias es periodista especializado en Política, Economía y Sociedad. Licenciado en la Universidad Complutense de Madrid, ha trabajado en diferentes medios de tirada nacional, siempre pegado a la actualidad.