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En los últimos años expertos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) han avisado del aumento que se ha producido en España de la incidencia de la miastenia gravis de aparición tardía, ya que alrededor de 7 de cada 10 nuevos casos tienen entre 60 y 65 años. Pero eso no quiere decir que este sea un padecimiento del que estén exentos los jóvenes. Existen caso entre infantes y adolescentes. Y, de hecho, la franja de edad más común entre las mujeres es inferior a los 40 años.
Qué es la miastenia gravis y síntomas
Se trata de enfermedad neurológica autoinmune que afecta a la transmisión nerviosa causando debilidad y fatiga muscular. Esta enfermedad se produce porque la comunicación entre nervios y músculos se ve afectada en su funcionamiento normal. La debilidad que se va produciendo en los músculos tiende a ir a más, ya que aunque en los periodos de descanso los síntomas mejoran, la repetición de los movimientos provoca que con el tiempo la miastenia empeore.
Fatiga y debilidad muscular, que aumenta en los momentos de actividad y disminuye con el descanso, son los principales síntomas de esta enfermedad. Puede afectar a cualquier grupo muscular, pero principalmente se da en los ojos, la cara y la garganta, es decir, los que comprenden el habla, la masticación y la deglución, y en el cuello y las extremidades.
Desde la SEN, informan que el 70% de los casos se inicia en la musculatura ocular, provocando una visión doble o caída de párpados. Sin embargo, suele ser frecuente que se extienda a otras zonas. Hasta en algunas ocasiones puede afectar a los músculos respiratorios, algo que se da entre un 10% y 15% de los pacientes, y son los que presentan más gravedad.
Diagnóstico
Para no llegar a estos límites es fundamentar dar con un diagnóstico temprano. Para ello se utiliza una combinación de síntomas y signos relevantes además de un test específico de anticuerpos.
Cada año se diagnostican en España unos 700 nuevos casos de esta enfermedad y, si bien el 60% ellos se diagnostican durante el primer año de experimentar los primeros síntomas, aún existe cierto retraso diagnóstico, que en algunos casos puede ser superior a los 3 años.
Este retraso en el diagnostico se suele dar sobre todo en pacientes de edad avanzada, donde los síntomas típicos de la enfermedad pueden ser erróneamente achacados a otras dolencias previas, pero también en los casos que se dan en menores de 15 años, ya que solo un 10-20% de los casos debutan en la edad infantil y juvenil y por su poca incidencia puede pasar desapercibida en sus manifestaciones iniciales.
Tratamiento
El tratamiento será personalizado para el paciente, ya que depende de la edad, la gravedad y el ritmo al que evoluciona la enfermedad. En la actualidad la terapias inmunosupresoras consiguen una mejoría clínica en un 90% de los casos, lo que ha provocado que en los últimos haya se ha reducido de forma reseñable la tasa de mortalidad. Ahora la esperanza de vida de las personas con miastenia gravis es la misma que la de las personas sanas, y prácticamente pueden llevar una vida casi normal.
Así pues, con los tratamientos inmunosupresores e inmunomoduladores actuales puede controlarse, pero existe un porcentaje de pacientes (entre el 10-20%) que presentan una miastenia refractaria, y, a pesar de las terapias disponibles, no logran alcanzar una mejoría de su enfermedad, sufriendo "frecuentes" recaídas y una "importante repercusión" en su vida diaria.
Los expertos aconsejan que si se padece este trastorno neurológico es importante evitar situaciones estresantes, y hacer las actividades de la manera más tranquila posible, pues la fatiga de la miastenia empeora con las tensiones y el cansancio.
Es bueno tomarse tiempo para descansar, cuidar la alimentación para evitar el sobrepeso y tratar de no exponerse al sol. En la medida de lo posible, hay que impedir una sobrecarga de tareas a desempeñar a lo largo del día.