Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorLa microbiota bucal juega un papel importante en nuestra salud, nos protege de posibles infecciones, actuando como barrera frente a la entrada de microorganismos, por lo que mantener su equilibro es fundamental. Si bien prestamos más atención a la microbiota intestinal, hemos de tener en cuenta que las bacterias están en todo el cuerpo, ya sea en los intestinos, en la boca o en la piel.
Se han llegado a identificar más de 1.900 especies diferentes de bacterias que habitan en la boca, creando un núcleo de alrededor de 150 a 500 especies diferentes que, generalmente, no varía demasiado en una persona sana a lo largo del tiempo.
Erróneamente se cree que las bacterias son dañinas, pero al igual que en el intestino, lo que es malo es que se produzca una disbiosis en ese núcleo, es decir, un desequilibrio. Del equilibrio depende la salud de nuestros dientes y encías, pero también la de órganos vitales como el corazón, el hígado o los pulmones.
La saliva es la sustancia de la boca donde hay mayor concentración de bacterias, entre cien y mil millones de bacterias por mililitro que pasan de la boca hacia el estómago y, algunas de ellas, hasta el intestino.
El equilibrio entre las bacterias “buenas” y “malas” ayuda a controlar la inflamación que puede generar el sistema inmunitario al enfrentarse a virus y bacterias. Las bacterias “buenas” segregan sustancias que actúan eliminando las “malas”, de manera similar a cómo actúa la flora intestinal.
Además, las bacterias tienen la capacidad de transformar unas sustancias en otras. Algunas de ellas convierten los nitratos presentes en determinados alimentos, en nitritos, que tienen efectos antimicrobianos y antiinflamatorios. Otras convierten los nitritos en óxido nítrico, igualmente con efectos antimicrobianos pero que, además, protege el endotelio, la capa interna de las arterías, por lo que interviene en protección de la salud cardiovascular.
Lo primero de todo es llevar una correcta higiene bucal, con un buen cepillado tras cada comida, usar enjuague bucal o colutorio y visitar periódicamente al odontólogo para que realice una revisión de los dientes y las encías y realice una higiene bucal más profunda.
Además, de estos hábitos de higiene bucal también podemos adoptar otras costumbres que nos pueden ayudar: