Para muchas personas, el mero hecho de ponerse frente al volante desencadena un temor a la hora de arrancar el coche. Es lo que se conoce como amaxofobia se puede describir por esa ansiedad o estado de estrés que sufren algunas personas cada vez que tienen que conducir un vehículo.
Entre los factores que provocan la amaxofobia, la edad juega un papel importante. Tal y como establece el informe de 2018 de la Fundación CEA (@CLUBCEA), el pánico al volante se acentúa a medida que envejecemos: las mujeres tienden a manifestar antes el miedo a conducir que los hombres –un 65% entre los 40 y los 59 años–, mientras que lo sufren casi un 50% de los varones mayores de 60 años.
A su vez, más mujeres aseguran que tienen amaxofobia que hombres. Los expertos señalan que los varones sufren este trastorno más en silencio porque creen que conducir es un acto de virilidad y les avergüenza confesar que sienten miedo a coger un coche.
Causas que provocan la amaxofobia
El informe presenta los motivos por los que las personas creen que han desarrollado la amaxofobia. En su gran mayoría, consideran que la razón principal es haber sufrido un accidente de tráfico hace más de un año. El segundo factor es haber padecido un ataque de pánico al volante y tener miedo a un desmayo. Después, en el siguiente orden: la manera de conducir de los demás, no haber practicado suficiente al volante y, por último, contar con un familiar autoritario que presiona al conductor y que, por tanto, daña su autoestima hasta hacerle creer que no está capacitado.
Asimismo, el informe destaca que, en cuanto a las circunstancias en la conducción más estresantes están la de circular por autopistas y autovías, seguida de las condiciones climatológicas adversas.
También influyen otras situaciones más específicas que provocan pánico como pasar por puentes, túneles, grandes bajadas, circular en vías de varios carriles, incorporación a vías rápidas, curvas y muros de separación. En esas circunstancias el amaxofóbico no se siente seguro, sobre todo porque además teme a la velocidad a que circulan los otros, la densidad de tráfico, aprecia un riesgo superior al que realmente existe y añade incluso una tensión de claustrofobia cuando no ve una salida a la situación.
También afectan los trastornos de pánico, la agorafobia, la ansiedad social, la hipocondría y padecer las fobias específicas entre las que se encuentra el miedo a las alturas, la velocidad y la ya citada claustrofobia.
¿Tiene solución?
Para que estas personas recuperen esa confianza y vuelvan a conducir de forma segura y tranquila, es importante seguir con ellos una serie de pautas para acabar con ese miedo al volante. Sí, la amaxofobia se supera. Además, no conviene postergar mucho esta recuperación ya que, cuanto más tiempo pase sin que se coja el coche, se perderá habilidad y generará más inseguridad todavía.
-
Lo primero es reconocer el problema y confiar en que se puede superar.
-
Una de las técnicas consiste en sentarse en el asiento del conductor y tomarse un tiempo de aclimatación, el que se necesite en cada caso, para que esa persona se vaya relajando y vaya tomando conciencia de ese coche que por ahora está parado.
-
Antes de iniciar la marcha haz varias respiraciones de forma tranquila y visualiza lo que te rodea. Esta técnica de relajación ayuda a aliviar los síntomas del miedo.
-
Se puede iniciar la marcha, una vez que la persona está confiada. Con recorrer una calle o unos metros bastará para ir desbloqueando nuestra mente poco a poco. Si es de ayuda puede acompañarnos un familiar o amigo que nos ofrezca seguridad con unas alentadoras palabras.
Finalmente, es recomendable consultar a un profesional para que psicólogos especializados en fobias específicas nos ayuden a combatir directamente el problema. Incluso algunas autoescuelas ofrecen cursos y talleres para reciclarse al volante, reforzar esas habilidades y ganar confianza gracias a simuladores que nos guían como si de verdad estuviésemos en una carretera.