La hermana Linda consagró su vida a Dios hace 43 años, pero nunca dejó de lado una de sus pasiones: el taekwondo.
Su 1,49 metros de altura no le impedido alzarse con el título de campeona mundial de este deporte: "Siempre he sido de complexión pequeña. Si puedo correr y patear, no tengo que llevar un arma para defenderme", explica la mujer en una entrevista a TNP Singapur.
La hermana Linda se unió a la congregación de las Franciscanas Misioneras de la Divina Maternidad, algo que ha compaginado con este arte marcial: "El Poomsae (una secuencia de movimientos en taekwondo) es una forma de arte y para mí es como un baile. No es violento y el lema de la (autoridad mundial) World Taekwondo es ‘la paz es más preciosa que el triunfo’", explica.
Como buena franciscana, la hermana linda tiene muy presente al santo al que deben su nombre: "San Francisco dijo la oración ‘Hazme un canal de tu paz’. El taekwondo me permite llegar a la gente en un idioma que no es de iglesia", comenta.
Campeona mundial
En abril de 2022, la hermana Linda dio un paso más en su carrera deportiva y se convirtió en la primera singapurense ganadora de una medalla de oro en el Campeonato Mundial de Taekwondo Poomsae que tuvo lugar en Corea del Sur. La monja ya tenía el cinturón negro de quinto dan.
Este arte marcial se diferencia de otros porque necesita que el atleta luche contra un oponente imaginario. La hermana Linda venció a otras seis concursantes en la categoría de mayores de 65 años: "Me sentí en la cima del mundo ya que he alcanzado un hito importante en mi trayectoria de taekwondo. Me sentí muy bien porque esta es la primera vez que Singapur gana una medalla de oro y también sentí una gran gratitud hacia Dios", explica en la entrevista.
Una victoria que no ha pasado desapercibida por David Koh, el presidente interino de la Fundación de Taekwondo de Singapur (STF): "La Federación de Taekwondo de Singapur está muy orgullosa de ella. También es un brillante ejemplo para nuestros jóvenes de corazón singapurenses de que el deporte es para todos", comentó.
"Un buen modelo para los niños"
La hermana Linda siempre se ha sentido muy atraída por la acción. De pequeña quería ser policía o soldado. Sin embargo, decidió dejarlo todo para servir a Dios, algo que a su madre le llevó más de 10 años aceptar: "Iba a todas las fiestas y hacía todos los deportes, pero había un vacío en mí. Seguí sintiendo esta emoción de que Dios me estaba llamando y solo encontré paz después de unirme a las hermanas".
La hermana Linda trabajó durante 17 años en un convento, y otros tres como administradora en un hospital en Zimbabue. No fue hasta hace 15 años cuando trabajaba con niños con cáncer, cuando empezó a tomarse en serio este deporte.
La Fundación de Taekwondo de Singapur enseña a los niños con esta enfermedad este arte marcial en el hospital de Asís que la FMDM. Precisamente en esta fundación la hermana Linda aprendió a practicar taekwondo.
"Después de ver competir a mujeres mayores, pensé que quería entrenar para representar a Singapur porque estoy muy orgullosa de ser singapurense", explicó. Desde entonces, la mujer ha compaginado su trabajo misionero con las competiciones de taekwondo. En total ha participado en 25 competencias internacionales y ha logrando 30 medallas.
La monja ha explicado que antes de su última competición tuvo que entrenar tres días a la semana, y aunque tiene algunos dolores asegura que "la edad no es un problema para mí".
"La hermana Linda es un muy buen modelo a seguir para los niños pequeños. Podemos ver su pasión y compromiso con el taekwondo y todo el trabajo que hace como monja católica", asegura la Sra. Pamela Lim.