Robin Borlandone trabajó como socorrista en Filadelfia en 1968, cuando tenía 16 años. Ahora, a sus 70 años ha vuelto al puesto que ocupó años atrás:."La situación en la que nos encontramos aquí en Filadelfia es terrible, no hay socorristas, y yo sólo quería hacer algo para ayudar de alguna manera, para ayudar a los niños", explicó la mujer a The Philadelphia Inquirer.
Robin ha explicado que para poder volver a trabajar ha tenido que conseguir de nuevo la certificación, y durante las clases se dio cuenta de que había cosas que los niños deberían saber, y que ella misma se encargará de enseñarles este verano.
El Departamento de Parques y Actividades Recreativas de Filadelfia ha denunciado la escasez de socorristas, y por eso está pendiente de cambiar la forma de obtener esta certificación: "Cuando empecé a entrenar, sólo podía dar tres vueltas. Y tenía que parar seis veces. Ahora tienes que hacer 12", explicó.
Por eso, Robin estuvo entrenando durante un mes para pasar la prueba. "Le irá bien", aseguró su profesora, Thelma Nesbitt.
Durante sus clases, la presencia de la mujer llamó la atención de sus compañeras, en especial de su pareja de natación, Jaelynn Edwards, de 17 años: "Vale, supongo que esta es como mi abuela socorrista", comentó la joven al medio.
Una alumna ejemplar
La mujer trabaja en el barrio de Kensington, donde tienen el mayor déficit de socorristas, y donde además de velar por su seguridad, está enseñando a nadar a todo el que quiera: "Se trata de devolverle a alguien, de alguna manera, no sólo con la natación, sino en la vida -los viajes cotidianos que tienen estos jóvenes- porque no es fácil para ellos", asegura Robin.
"Ahora lo hago con los ojos de una madre y una abuela que saben leer sentimientos, reacciones y emociones de una manera que no podía cuando era más joven", comenta
La vitalidad y predisposición de la mujer no han dejado indiferente a nadie: "Realmente me sorprendió. A veces incluso meayudó", asegura su compañera.
La mujer aún recuerda la única vez que tuvo que rescatar a una niña de 7 años que se estaba ahogando. Robin recuerda con cariño aquellos años: "Me encantó, me encantó", confirma al medio.
Y precisamente este recuerdo es el que impulsó a Robin a ayudar a su ciudad a conseguir los socorristas necesarios para poder abrir las 65 piscinas públicas durante el verano.
Desde su primer trabajo como socorrista, la mujer se graduó de West Catholic, donde jugó en el centro en el equipo de baloncesto femenino. Después estudió en la Universidad Gwynedd Mercy, y trabajó como gerente de la oficina del hospital. Robin tuvo tres hijas, y actualmente es abuela de seis nietos, que la llaman "Oma Cool Ma".
Sobre el autor:
Laura Moro
Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.